Esa noche durmieron juntos. Una vez más se amaron antes de caer rendidos y abrazados entre sí como si no quisieran perderse nunca.Pasaron la noche arrullados como si viviesen en un solo cuerpo, con sus corazones latiendo a un mismo ritmo.En la mañana se prepararon cada uno en su habitación antes de reunirse de nuevo en el comedor para desayunar.Sus ánimos parecían renovados al sentarse uno frente al otro. Compartieron miradas cálidas mientras comían, siguiéndose en todo momento.Dibujaron tímidas y sensuales sonrisas en sus labios y en ocasiones buscaban provocar roces entre sus dedos al tomar algo de la mesa.Parecían dos adolescentes que recién descubrían el significado de la fascinación.Hasta que la realidad los arropó con sus exigencias y tuvieron que enfrentarla con seriedad.—Hace un momento recibí la confirmación de la jueza de menores, mi amiga, para reunirnos a cenar con ella y hablar del tema de George.Brianna se inquietó por esa información.—¿Hoy?—Solo nos explicará
Brianna se comunicó durante la tarde con Lynette, necesitaba hablar con ella. Tenía atorada en la garganta demasiadas angustias y preocupaciones.Su amiga la invitó a una de sus sesiones fotográficas, quería que conociera a Vincenzo, su pareja. Luego se irían juntas a un café ubicado en las cercanías.Brianna aceptó la oferta, quería despejarse la mente con alguna distracción. Los problemas la saturaban. Así que se preparó lo mejor que pudo y fue a la dirección que Lynette le había facilitado en pleno downtown de la ciudad.El lugar era un edificio inmenso, de estilo moderno lleno de ventanales. Adentro hacían vida infinidad de empresas.En el piso veintitrés se encontraba uno de los estudios para el que trabajaba Vincenzo, un espacio abierto donde se distribuían diferentes sets para fotografía.Lynette se hallaba en uno de ellos, hacía tomas para un perfume.La rubia portaba un largo vestido negro de cuerpo ajustado con falda de gran volumen. Se veía preciosa y llamativa. Posaba con
Al llegar a la mansión, Brianna se preparó para la cena que esa noche tendría con la jueza del Tribunal de menores sintiendo una presión angustiante en el pecho, que procuró ocultar bajo varias capaz de maquillaje.Eligió un vestido rosa de falda ajustada que le llegaba un poco más abajo de la rodilla, sin mangas y de cuello alto, aunque con una abertura en el pecho que daba un vistazo de sus pechos generosos. Y se dejó el cabello suelto como a Trevor le gustaba.Al encontrarse con él en el salón su mirada llena de admiración le ayudó a sentirse mejor, más segura de sí misma.—¿Estás dispuesta a llevarme a la tumba? —preguntó él con una sonrisa torcida.Ella se degustó con su imagen atractiva y elegante antes de hablar.—Espero lo digas porque te di una muy buena impresión.—Hiciste que se me parara el corazón por varios segundos.Brianna sonrió complacida y aceptó el tierno beso que él le dio en los labios. Gesto que la erizó de pies a cabeza y acentuó la intimidad entre ellos.—Vamo
Terminaron la cena en una gran tensión. No solo por lo que le había contado Ivanova, sino por la descarada coquetería que la mujer había tenido con Trevor. Brianna ardía por la rabia y por la frustración.Entraron en el auto y lo pusieron en marcha en el más absoluto silencio. Los dos parecían reflexionar lo sucedido en esas últimas horas.—¿Qué piensas? —preguntó Trevor luego de unos minutos de viaje.El hombre miraba la carretera con la mandíbula apretada y los ojos encendidos por la cólera. Una vez más confirmaba que tenía una fuga de información que cada vez se volvía más preocupante.—La verdad, es que no sé qué pensar. Todo esto es…Él respiró hondo al ver que ella se callaba—Tenemos un problema grave, Brianna, muy grave. Connor no tiene intención de negociar. En vez de ir a la mansión para que hablemos de George y de su paternidad, busca nuestros puntos débiles para atacarnos y averigua lo que pretendemos hacer para ponerse un paso adelante.Ella se retorció en el asiento, le
A Trevor le estaba gustando cada vez más despertarse y encontrar a su lado a Brianna, desnuda y envuelta entre sus brazos.Aquello se volvía una exquisita adicción. Una que no estaba dispuesto a terminar.Se levantó antes de que ella se despertara porque ese día lo tenía copado de actividades. A pesar de que era sábado, debía atender algunos asuntos.Antes de pasar por su oficina visitó el departamento de Todd, un hogar amplio y elegante ubicado en una de las zonas más costosas de Seattle. A su amigo le encantaban lo lujos, vivir bien y rodearse de gente con buena posición social.Lo recibió en su enorme y moderna cocina y le invitó una copa de vino mientras preparaba el desayuno. El hombre amaba cocinar para sus invitados.—Me importa muy poco que ya hayas desayunado. Nunca has probado la tarta de espinacas que aprendí a hacer en Santorini la pasada Navidad. Así que te toca comer un trozo —dijo mientras sacaba una bandeja del horno, con la tarta.—Joey insiste en emborracharme y tú e
Al salir del departamento de Todd, Trevor se dirigió con su amigo y socio a la oficina, donde estuvieron varias horas atendiendo tareas pendientes.Casi al final de la tarde, Todd lo dejó para reunirse con el abogado que iniciará la demanda contra el hijo de Simón Levi. Ellos aseguraban que harían efectiva la denuncia el lunes a primera hora.A Trevor ese problema no le interesaba, no podía quitarse de la mente lo que Julinka le había contado. La confesión de la chica le resultó trascendental.«…Se mete con los novios de sus compañeras y hasta con sus amistades más íntimas…».Él no era partidario de juzgar a nadie sin conocer a fondo la verdad, pero al recordar el rostro impactado y entristecido de Lynette cuando Connor apareció en su casa y se reencontró con ellas, así como su repentina marcha al día siguiente de su mansión a pesar de que Brianna la necesitaba al sentirse perturbada por el regreso del padre de su hijo, le hacía dudar.Connor era un hombre que se movía por círculos so
Cuando al fin llegó a casa, caía la noche. Estaba cansado, aunque su agotamiento era en realidad, mental.Ese día había tenido que revisar muchos casos pendientes, leer informes y apuntar observaciones y sugerencias para que los equipos de abogados que trabajaban en Harmon y Asociados se ocuparan de esas tareas en la semana.Además, tuvo que encargarse del asunto de Lynette comunicándose con el abogado que podría manejar su situación. Ese era el tema que más le preocupaba.Quería ganársela, para impedir que ella siguiera revelándole a Connor sus intenciones. No iba a lograr que Brianna desconfiara en su amiga y dejara de contarle sus intimidades, para eso tendría que revelarle lo que había hablado con Lynette ese día y ya prometió no hacerlo. Era un hombre de palabra.Pero debía asegurarse de que Lynette conservara esos secretos.Pudo percatarse que entre Connor y ella había existido algo, quizás, antes de que Brianna y su amigo tuviesen una relación, o durante. Era obvio que Lynette
El viaje familiar los acercó mucho más. Aunque, al día siguiente, Trevor no podía disimular la ansiedad que sentía por la visita de Nakamura a su casa.Brianna resultó como su cable a tierra, impidiendo que él enloqueciera.Esa mañana había ido a la oficina para ocuparse de varios asuntos, entre ellos, del caso del hijo de Simón Levi, que comenzaba a darles problemas, ya que el chico no aceptaba la solución que la firma de abogados exigía. No quería pagar lo adeudado, lo sentía como una humillación.Trevor se ocupaba de aquel asunto al tiempo que llamaba a Brianna cada hora. No solo para asegurarse que todo marchara a la perfección en su casa en referencia a la cena que ofrecerían esa noche, sino porque hablar con ella lograba sosegar sus ánimos.Comenzaba a sentir una necesidad apremiante por su esposa.Brianna, haciendo uso de su rango de señora Harmon, se ocupó de cada detalle del evento y de velar por la atención de su madre y de Albert Harmon, quien ese día no se sentía bien de s