Nada es fácil en esta vida, quien diga lo contrario entonces que envié la receta, para mandársela a Kiya que estaba con los nervios a tope y la adrenalina al mil, la conferencia estaba por empezar. Los medio de comunicación estaban ansiosos por ver el proyecto de la heredera de la familia Bemberg, también por preguntar sobre la familia Holmberg, esta era la oportunidad perfecta para enterarse de todo lo que había pasado y que tan herméticamente mantenían.
Las 12:30 P.M marcaba el reloj de la puerta principal cuando el acceso fue cerrado, todos los invitados ya se encontraban en el recinto. El show estaba por comenzar, era la primera vez que Kiya Bemberg se enfrentaba a un proyecto de tal multitud.
Lucia hermosa, se había esmerado en acercar su look a la perfección, aunque parezca cruel como Cruella de Vil. Es bien sabido que la opinión pública se fija demasiado en las apariencias.
Una mujer hermosa siempre es más escuchada y ella, aunque nerviosa deseaba que el proyecto tuviera todo el apoyo y respeto que se merecía. Con un vestido ejecutivo Chanel que se ceñía a su cuerpo como un guante y unos zapatos de Siletto tacón doce, se acercó al estrado, en frente de los micrófonos se dispuso a comenzar su presentación.
Todas las miradas recaían sobre ella, era momento de demostrar, de que estaba hecha. Sus padres muy orgullosos sentados en la primera fila, sonreían al ver todo el esfuerzo de su pequeño tormento, su pequeño demonio ahora está enfocada en los negocios, logrando con éxito la presentación del proyecto.
Para Kiya nada era imposible, su sonrisa cautivaba a más de uno. Los reporteros que inicialmente asistieron para obtener información sobre el distanciamiento entre las familias, ahora estaban sorprendidos por la manera en que se desarrollaba la heredera. Si bien era cierto, era un proyecto muy ambicioso, también los resultados superaron con creces lo que se esperaba ver.
Cada vehículo presentado era único, la imagen que su proyectaba era especial, los propietarios estaban extasiados de ver sus coches hechos una realidad, valía la pena, cada centavo que pagaron por ellos. Ahora eran la envidia de muchas personas en la Ciudad y del continente.
Se podía sentir el éxito total de aquel proyecto que ha tenido tan distraída a Kiya, sus nervios fueron desapareciendo poco a poco a medida que el evento avanzaba y la multitud se suavizaba, hasta que un apuesto caballero interrumpió la sala, llegando justo a uno de los espacios reservados en la primera fila.
Como era de esperarse, pronto todos los medios de comunicación prestaron atención, el apuesto y elegante caballero no era otro que Daniel, quien lucía un hermoso traje hecho a la medida color azul con una corbata blanca de seda. Las voces de los periodistas no se hicieron esperar, Daniel Holmberg portaba los colores a juego con Kiya, como si de un matrimonio joven vestida a juego se tratara.
El más sorprendido de todo lo que pasaba era el Sr. Kurt que no despegaba el ojo de su hija que a su vez se mostraba sonrojada al ver a Daniel observándola con una sonrisa coqueta en su cara. Acción que tampoco pasó desapercibido para los medios de comunicación, quienes empezaron a cuestionar la llegada de Daniel y el hecho de que vistieran con todos similares a la heredera.
Aunque Kiya estaba acostumbrada a lidiar con la prensa, en aquel momento sintió un bloqueo que la imposibilitaba a hablar.
-Melody, ¿A dónde vas? -pregunto la Sra. Elena.
-¡Tía! Ayudare a Kiya con la prensa -respondió Melody en voz baja.
-No, que ella lo resuelva -dijo la Sra. Elena muy tranquila.
-¡Por Dios mujer!, nuestra hija no puede decir una palabra. ¿Cómo esperas que controle todo lo que está pasando? -dijo el Sr. Kurt mientras intentaba pararse de lado de su esposa para ir auxiliar a su hija, que se encontraba enfrente y totalmente paralizada por lo que todos preguntaban.
-Tú tampoco vas a ningún lado, así que será mejor que regreses a tu asiento antes de que la que se vaya sea yo -dijo la Sra. Elena.
Vaya esa mujer si sabía controlar a todos y sin necesidad de gritar o usar la fuerza bruta.
-Creo que Elena tiene razón querido amigo, no pueden vivir toda la vida protegiéndola de los medios -dijo la Sra. Irina quien se acercaba a ellos, con una sonrisa que daba miedo. A su lado se encontraba su esposo el Sr. Leandro que previamente fue advertido de no subir al rescate de Kiya.
Los medios de comunicación seguían enfrascados en su ola de preguntas, sin dar tregua a que respondiera por lo menos uno de todos los cuestionamientos que le hicieron. La transmisión que se estaba llevando en vivo, se disparó en cuestión de segundos, todos querían saber que estaba pasando y los internautas llenaron las redes sociales en menos de dos minutos con miles de preguntas.
-¿Ustedes dos se volvieron locas?, ¡es mi hija, la que está allá arriba! –grito el Sr. Kurt molesto. En ese momento se encontraba dividido en dos; por un lado su esposa por el otro lado su hija que a su vez representaba la empresa y todos los intereses familiares.
-¡No! -respondieron al unísono la Sra. Elena y la Sra. Irina (a esto le llamo yo mentes maquiavélicas).
Bruce, que observaba de cerca lo que estaba pasando, subió al estrado para tratar de calmar a los periodistas. Kiya había ganado su respeto desde que demostró no ser esa niña mimada de la que todos hablaban sin conocerla, esa solo era una fachada que le funcionaba muy bien para no descubrir lo que en realidad era. Él se había tomado el tiempo de conocerla y de entender porque apoyaba tanto a su hermana.
-Su atención por favor, su atención. Comprendo que todos tengan muchas preguntas que hacer, pero les invito a que lo hagamos de manera ordenada, de otra forma la señorita Bemberg no podrá responder ninguna de sus preguntas. Por favor, mantengamos la calma y dejemos que termine la presentación, posteriormente llegara el turno de que algunos de ustedes pueda formular sus preguntas -dijo Bruce mientras daba el brazo a Kiya para que se sostuviera.
Nadie esperaba que Bruce saliera al rescate de la princesita, si bien era cierto que las familias eran amigos ellos no tenían mucho en común, en el pasado ambos se trataban pero no se masticaban. Los ánimos de los reporteros fueron calmando poco a poco, lo que Bruce Waas había dicho tenía sentido, no la dejaron responder ninguno de los cuestionamientos, así no podrían obtener la nota principal que tanto ansiaban.
A la medida que los reporteros se fueron controlando con las palabras de Bruce, el Sr. Kurt se empezó a sentir más tranquilo, su pequeño demonio estaba a punto de ser aplastada por los reporteros, pero Bruce la había salvado, eso no lo olvidaría nunca. Por su parte Kiya había recuperado la estabilidad plantándose de frente al micrófono para dar seguimiento a la presentación del último coche, que sin duda alguna fue un total éxito.
A su lado estaba Bruce, quien la ayudaba a lidiar con los reporteros en todo momento. Cada vez que Kiya hablaba, frente a ella alguien estaba sonriente como un tonto y asintiendo en cada una de sus palabras. Daniel Holmberg estaba por completo flechado con esa mujer tan hermosa que tenía delante suyo y para la cual solo tenía ojos (de borrego a medio morir, pero los tenia).
Por otro lado las familias Bemberg y Holmberg estaban sentadas una a lado de otra como en años pasados, los flashes iban de un lado a otro para no perder cada momento. Por fin el momento de las preguntas y respuestas había llegado; como era de esperarse Bruce que se encontraba en el estrado, se hizo cargo para poder controlar la intervención de los reporteros, dando espacio a que todos fueran atendidos de la mejor manera.
-Gracias a todos por su paciencia. Ahora empezaremos con lo que tanto han esperado, las preguntas. Agradecería si las enfocaran en la presentación de este proyecto, sin duda alguna un éxito que se lo debemos a la señorita Bemberg y la cual merece nuestro reconocimiento -dijo Bruce mientras indicaba al personal que diera el micrófono a uno de los reporteros ubicado del lado derecho del salón.
-Señorita Bemberg, este es un proyecto muy exigente. ¿Cómo se le ocurrió? -dijo un reportero.
-Amo los coches, ellos son únicos e irrepetibles, si cada persona pudiera tener uno bajo sus necesidades, la vida sería mejor para todos -respondió Kiya.
-Sin duda alguna una digna heredera del Sr. Kurt y representante de la familia Bemberg, nos queda claro que a partir de ahora, la empresa estará en buenas manos. ¿Has pensado en hacerte cargo de todo? -pregunto otro reportero.
-Por el momento mi padre es el único responsable de las empresas, estoy aprendiendo lo que me sea posible. Como todos saben, llevo poco en este medio y tengo mucho camino que recorrer de la mano de todos los que forman parte del equipo, con su ayuda espero pronto conocer más sobre el mercado. Este proyecto es el primero que tengo a mi cargo, espero que sea apoyado por ustedes -dijo Kiya, mientras buscaba con la mirada a Daniel, que ya no se encontraba sentado frente a ella.
Algo parecía no estar bien, su corazón se lo indicaba, trato de mantener la calma y responder todas y cada una de las preguntas que le hicieron tomada del brazo de Bruce.
Miro a donde estaban sentados sus padres y sus tíos, sentados muy tranquilos en sus lugares. Respiro profundo, por lo menos ellos estaban comportándose de manera correcta. Pero la felicidad le duro muy poco, cuando uno de los reporteros de la farándula, la cuestiono sobre la pelea que ella y Daniel tuvieron cerca de hace año y medio, dando a entender que la separación de ambas familias se derivaba de ese enfrentamiento.
-Señorita Bemberg, soy la voz de los internautas que en este momento están viendo la transmisión en vivo, me gustaría leerle algunas de sus preguntas si me lo permiten -dijo el reportero con uno sonrisa burlona.
Su padre y el Sr. Leandro se voltearon a ver entre sí, conocían de sobra el proceder de esta persona, no se esperaba que nada bueno sucediera, por si fuera poco había perdido de vista Daniel, por más que lo buscaron con la mirada no lo encontraba por ningún lado. Así que decidieron intervenir, aun conociendo las consecuencias por parte de sus esposas.
-No sé qué están tramando, pero esta vez estoy con ustedes -dijo la Sra. Irina.
De las dos era la más sensible a todo lo que pasaba, conocía muy bien las inseguridades de Kiya, sin duda ella fue la más afectada desde la separación de las familias.
-No te preocupes cariño, nos encargaremos de él -dijo el Sr. Leandro.
-¿Acaso no confían en sus hijos? – cuestiono la Sra. Elena levantando una ceja a sus amigos y esposo.
-Si. En quien no confió es en él -dijo el Sr. Kurt mientras señalaba al reportero.
-Gente de poca fe, luego no digan que no se los advertí -dijo la Sra. Elena.
Esta mujer sí que estaba loca, su hija era la que estaba en problemas y no quería mover ni un dedo para ayudarla. ¿Qué estaba pensando? Yo no quiero una madre así, la mía por lo menos me defiende pensó el narrador omnipotente.
Mientras ellos seguían discutiendo, el reportero menciono algunas de las preguntas que los cibernautas, habían escrito en las diferentes redes sociales.
“Señorita Bemberg, ¿Usted es la culpable de la separación de las dos familias? ¿Cómo responde a ello?”
“Kiya, me encantaría verte con Daniel Holmberg, hacen una excelente pareja ¿Qué opinas?”
“Kiya. ¿Este proyecto de verdad fue tú idea o lo robaste de alguien más?”
“Kiya, ¿Te gustaría montar tú propia empresa con Daniel?”
“¿Qué pasará con ambas familias?”…
Alrededor de quince preguntas se formularon una tras de otra, sin darle tiempo a que respondiera. Con cada pregunta Bruce sabía que las cosas podían empeorar si Kiya no mantenía la cordura y la sensatez para responderlas, estaban acabados.El Sr. Leandro trato de llegar lo más pronto posible a donde estaba el reportero, pero las preguntas ya se estaban haciendo, sacarlo en ese momento, afectaría la conferencia y las cosas se pondrían peor de lo que ya estaban. Hizo señas a Bruce para que tomara el control de la situación, mientras el Sr. Kurt llegaba al estrado y ayudarlos a enfrentar el momento, pero los reporteros no dejaban que avanzara, esta vez querían escuchar las respuestas de la princesita.Tal parece que ahora no había escapatoria, ella debía enfrentar lo que estaba pasando, miro a todos lados en busca de ayuda, pero solo Bruce se encontraba cerca, su apoyo la mantuvo a flote durante toda la conferencia, era momento de poner las cosas en claro. Esa mañana dijo que no se escon
El celular de Daniel empezó a vibrar pero no podía responderlo, discretamente lo saco de la bolsa de su pantalón para mirar quien llamaba tan insistentemente; la pantalla marcaba que era su padre, levanto la vista para buscarlo entre la audiencia. Tenía un leve presentimiento de lo que estaba pasando pero no estaba seguro de nada. Unas cuentas vistas más por el salón y logro localizarlo. Inmediatamente su padre le hizo señas que mirara el celular; el Sr. Leandro le había escrito un corto mensaje que confirmaba sus sospechas. Papá: Alguien mando al reportero para sabotear la presentación. No la dejes sola, haz lo que tengas que hacer tienes carta abierta por parte de tus tíos. En señal de estar de acuerdo Daniel movió la cabeza positivamente, mientras guardaba el celular en su bolsillo de nuevo. Si ese chico quería jugar sucio, entonces él le daría una pequeña clasecita de cómo hacerlo. -Mi princesa, déjame responder esto por favor, nuestro amigo es muy curioso, tal parece que está
Cuando las cosas no marchaban bien su esposo decía lo mismo, así que, hablaría con Elena para irse lo más pronto posible y de manera discreta. Este no era el momento de reclamos para ellos, si no de estar en sintonía por lo que fuera a suceder, por el bien de todos. -Cariño, te quiero presentar a unos amigos -dijo el Sr. Kurt mientras conducía a su esposa a su lado para alejarse de la multitud. Melody invito a pasar al área donde estaba preparado el catering, una manera fácil y sencilla de ayudar a su amiga a tranquilizarse, tantas fotografías la iban a dejar ciega. Como si nada pasara las personas se fueron moviendo poco a poco al área indicada, la cual estaba llena de puro lujo. -Padre, ¿Qué pasa? -pregunto Daniel. -No lo sé, ese reportero es nuevo, por lo poco que pudimos investigar, fue mandado por alguien a la presentación. Desconocemos el fin y quien está detrás de todo esto -dijo el Sr. Leandro. -El tío Kurt ¿Lo sabe? -pregunto Daniel. -Si, al principio no tomamos importa
Mientras Elena, Irina y Leandro se dirigían a casa de la familia Bemberg, eran seguidos por un coche Mercedes Benz negro sin placas; al principio el conductor lo toma como un transeúnte más que circulaba a su casa, aun cuando la dirección que tomaba era exclusiva para algunas personas, decidió tomar precauciones y aminora la velocidad para dejarlo pasar. Si los estaban siguiendo era una forma de darse cuenta, de lo contrario daría aviso al resto de los guardaespaldas. Para no ser descubiertos el coche que los perseguí muy de cerca, decidió rebasarlos y estacionarse unas cuadras más adelante; en el momento que ellos pasan, el coche cometió el error de reinicia su marcha, atrayendo la atención del conductor, quien estaba entrenado para reaccionar en momentos como este. Cómo todos los pasajeros iban ensimismados en sus problemas, mando una alerta al celular del Príncipe y del Sr. Kurt, dando a conocer su ubicación. Después de solicitar apoyo, trato de perderlos por algu
No podían hacer más que esperar que llegaran todos a casa. La preocupación las estaba matando, pensaron que era un plan elaborado por sus esposos por querer ayudar a los chicos; lo que no contaban era que su enemigo regresaba después de muchos años. En cuanto el Sr. Leandro se comunicó con el Príncipe, este le dio a conocer los pormenores de lo que ocurría, como era de esperarse las personas que fueron interceptadas ya se encontraban en la guarida en espera de la llegada de Kurt y del capitán de policías para ser interrogados. Continuaban rastreando la información, pero su principal hacker estaba incomunicado, lo que alargaría el proceso unos minutos, los cuales eran fundamentales para llevar la delantera. Mientras tanto la reunión estaba por llegar a su fin, lo que aprovecho Andrew para salir con Zury en el coche de uno de sus amigos por la puerta trasera de la empresa, era una forma de no levantar sospechas y liberarse de que los siguieran. El resto de los chicos e
Vaya chica, ella si quería que su padre le dijera la verdad de las cosas, pero no era capaz de revelar todas sus identidades (y vaya que tenía) ¿Quién la entendía?. Una hora y media después, el resto de la familia y los chicos se dirigían a la villa de los Bemberg, usando diversos vehículos para ver a quien de todos seguían. El Sr. Kurt había movilizado a la mayor parte de su gente para la seguridad de todos, nadie se atrevió a llevarle la contraria, mucho menos con el humor que se cargaba. Debían conocer primero al enemigo, después acabar con él a como diera lugar. Los coches y motos se dirigían a diversos lugares según lo planeado, el destino final era la Villa de los Bemberg en donde ya los estaban esperando. No es que fueran exagerados pero el número de personal que desplegaron fue impresionante, ni el mismo presidente presentaba un número tan grande de seguridad. Kiya: ¿Dónde estás? ¿Tienes alguna información adicional? ¿Quién es
Sin duda alguna, valía cada peso que pagaba por sus servicios, pero acaso no acaba de decir el que no estaba disponible y ahora les enviaba los datos; más tarde arreglarían ese asunto, lo principal era saber de quien se trataba. -¡Lo sabía! Esta mujer tiene ganas de morir en mis manos -dijo el Sr. Kurt. -¿Ya viste quien la está ayudando? -comento el Sr. Leandro. -¡Si!. Ahora entiendo el interés, de que el proyecto no se llevara a cabo -comento el Sr. Kurt. -Debemos investigar que los une -dijo el Sr. Leandro. -Son hermanos, bueno, a decir verdad son medios hermanos -respondió Kiya. –Si continúan leyendo el correo verán un archivo, donde viene toda la información de las personas que se mencionan en el primero, pero no se asusten, él solo quiere dinero. Piensa que con lo que te ha robado durante todos estos años y lo que obtenga de este negocio, podrá retirarse muy pronto, lo que no sabe es que se metió con las personas equivocadas. -¿De
La llamada se enlazo a los pocos segundos, pero no fue respondida. Ahora si estaba verde del coraje, cuando lo tuviera enfrente lo colgaría de una mata de coco personalmente; Al quinto intento, la llamada se conectó escuchándose un silencio por ambos lados. -No sé quién te crees para no responder a mis llamadas, ¿acaso no sabes quién soy? –grito el Sr. Kurt. -Lo siento, no puedo ayudarte, estoy comiendo y a mi padre no le gusta que conteste las llamadas mientras estoy con mi familia -dijo una voz de mujer del otro lado de la línea. -Me importa poco lo que tú padre diga, acaso no se te paga bien por tus servicios -dijo el Sr. Kurt. Estaba tan interesado en tenerlo cerca, que no se percató de la voz y que justamente delante de él, su hija atendía el teléfono respondiendo a cada pregunta que le realizaba (yo si le doy unos zapes por burro). -Perfecto, con gusto le pasare la queja a mi padre, pero no creo que le agrade su comentario -dijo Kiya riendo ante