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Capítulo 2: Un año de la Separación

Hoy era una fecha importante, el proyecto de los autos personalizados está por lanzarse con más de cinco versiones de autos ya terminados. De sobra conocían que esta noticia los catapultaría por toda la región, en medio de tanta feliz sentía que algo le faltaba, por eso no quería separarse de su cama; su fiel compañera desde hace algunos meses, a la que recurría día y noche a contar sus penas.

-Bicho despierta, tenemos que llegar a tiempo a la empresa. Hoy es el lanzamiento del proyecto que encabezas, no puedes llegar tarde -dijo Melody, mientras le quitaba la colcha a su amiga.

-No, no, no, no quiero nada, ve tú, ya dije que no iré -respondió Kiya.

-No empieces de nuevo, porque soy capaz de llevarte con el pijama que traes puesta, no estoy de humor para tus berrinches - contesto Melody.

-¡¡¡Hay!!! Que humor, cásate. Hasta pareces digna hija de mi madre -dijo Kiya.

-Cállate mejor y apúrate que se nos hace tarde -dijo Melody.

-No iré. Estoy cansada de que me culpen por la separación de las familias, las personas solo hablan sin saber lo que en realidad paso -dijo Kiya, mientras que unas lágrimas empezaban a cubrir sus mejillas.

-Me importa un reverendo pepino en salsa roja, si te gusta, si está cansada o si no tienes que ponerte, ha pasado todo un jodido año y tú sigues con lo mismo; ya pareces disco rayado, esa no eres tú. Así que te doy 15 minutos para que te arregles o vendré por ti y te llevare arrastras -dijo Melody quien se dirigía a la puerta del cuarto, para darle su espacio. En el fondo lograba entender la actitud de su amiga.

No es que Melody fuera cruel, pero ya no quedaba mucho de la Kiya Bemberg que todos conocimos, se había vuelto muy callada, concentrada en su trabajo. Aplicaba la de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. Por fin se había fijado una meta de salir adelante haciendo con su vida cosas productivas a los ojos de los demás, pero ella se estaba dejando caer lentamente. Los negocios se le daban muy bien, después de todo lo traía en la sangre.

Su padre estaba muy orgulloso de ella, pero le preocupaba ver en lo que se estaba convirtiendo. Con el paso de los días las cosas parecían ir mejor; no así para las personas que en realidad la conocían, sabían de sobra que sufría en silencio por todo lo que estaba sucediendo. Amaba a su tío Leandro y extrañaba los consejos de su tía Irina. Verlos lejos de sus padres le partía el alma y todo porque su secreto fue revelado.

Después de un rápido desayuno, salieron del departamento rumbo a la oficina, al dar la vuelta lo primero que vieron en el puesto de periódico fueron los grandes titulares que abarcaban las páginas principales, en dónde los periodistas se dieron vuelo contando historias que no le constataban.

“Un año ha pasado desde que las familias Bemberg y Holmberg se han dejado de hablar, hasta la fecha se desconocen los motivos que los llevaron a tomar esta decisión”.

“A un año de su separación, nos seguimos preguntando. ¿Serán sus hijos los causantes de este problema?

“Los herederos de las familias Bemberg y Holmberg, luchan por el control de las empresas, sin importar que sus padres se encuentren distanciados”

“Nada es más importante que el dinero. Así lo expresaron los herederos Kiya Bemberg y Daniel Holmberg”

“Una de las dinastías más grande de la Ciudad, presentan hoy su nuevo proyectos. La pregunta que todos nos hacemos es ¿Estarán invitados los Holmberg?”

“¿Tendremos un nuevo enfrentamiento entre estas dos familias? O serán capaz de firmar la pipa de la paz solo por hoy”

“La señorita Kiya Bemberg, ¿Estará a la altura de la situación? O ¿Seguirá comportándose como una chica caprichosa sin sentimientos? Donde solo le importa cubrir sus necesidades”

Estos eran algunos de los titulares de los diarios de la ciudad de Grecia. Aun año de la separación de estas dos grandes familias, la prensa seguía cuestionando todo lo que pasaba entre ellos. No encontraban explicación alguna, por más que trataban de saber sobre el tema, nada era claro, así que solo especulaban sobre el tema.

Ambas familias se mostraban al margen de los comentarios que salían sobre ellos, guardaron silencio durante todo este tiempo, hecho que hizo crecer la incertidumbre entre los diversos medios de comunicación; nunca esperaron que algo así pudiera pasar entre dos familias que se conocían desde hace muchos años y de la cual esperaban una unión a través del matrimonio de sus hijos mayores.

Por más que Melody trato de manejar más de prisa para dejar atrás los titulares, era imposible. La mira de Kiya era siniestra, un año y seguían con lo mismo. Esta vez no se quedaría con los brazos cruzados demandaría a cada uno de los periodistas que han juzgado su proceder sin tener las pruebas de lo que pasaba.

-Ki…- dijo Melody agobiada al ver la cara de su amiga.

-No digas nada -respondió Kiya.

-Pe…-Melody intento hablar de nuevo, pero era imposible ante la mirada terrorífica de su amiga, que venía de copiloto.

-¡Cállate!, no tiene caso que digas nada. Será mejor que nos apuremos o llegaremos tarde a la presentación. Después de esto personalmente me encargare de cada uno de ellos; cuando lleguemos a la empresa encárgate de comprar todos y cada uno de los periódicos que tengan una publicación sobre nuestras familia el día de hoy. He dejado pasar esto por mucho tiempo, pero es momento que “K” regrese de donde este y les dé una gran lección a estos persignados -dijo Kiya.

-Está bien. Vayamos primero a cumplir con el compromiso que tenemos, después te ayudare con esto -dijo Melody sonriendo. Tenía mucho que no escuchaba a su amiga hablar de esa manera, lo que significaba que tendrían de nuevo acción.

No muy lejos de ahí alguien pasaba también un mal momento al leer los titulares. Daniel Holmberg sabía que hoy era un gran día para su amada Kiya y los enemigos se harían presentes para tratar de destrozar su momento. Con el temperamento que se cargaba era muy probable que se metería en serios problemas con los medios de comunicación. Era momento de arriesgar todo por estar con ella y aclarar lo que estaba pasando entre ambas familias, ya después se encargaría de hacer las paces con su mamá.

Daniel: ¿Dónde estás?

Kiya: Camino a la empresa. ¿Qué pasa?

Daniel: ¿Has visto los titulares hoy?

Kiya: Si, pero no te preocupes, me encargare de ellos después de que termine la conferencia.

Daniel: ¿Qué piensas hacer?

Kiya: Acabar con ellos, ya he dejado que hablen de mi familia por mucho tiempo, es momento de que empiecen a medir sus palabras.

Daniel: No te metas en problemas de nuevo, mejor ignóralos algún día se van aburrir de escribir tonteras.

Kiya: No, llevo un año esperando que lo hagan y siguen con lo mismo, tal parece que alguien les paga cada cierto tiempo para que traigan el chisme de nuevo.

Daniel: ¿Qué estas queriendo decir? Mejor me lo comentas en un rato, iré a la presentación, llego en una hora.

Kiya: ¿Sabes si los tíos vendrán?

Daniel: No lo creo, mi madre sigue en su plan DIVA, así que decidí venir para calmar un poco los rumores. Andrew quedo de acompañarme, pero esta mañana tuvo un contratiempo en la empresa, la verdad no sé si llegue y mi padre es caso perdido, le tiene más miedo a la fiera que tiene por mujer que otra cosa.

Kiya: Esperemos que lleguen. Te veo en la entrada o dejo tu asiento en primera fila. ¿Qué prefieres amore mio?

Daniel: Si se trata de elegir, ambas cosas. Pero con el segundo me conformo, sé que estas muy ocupada princesa y no quiero entrometerme en tus planes          .

Si alguien viera aquella conversación entre ese par, de seguro se caían de espaldas, tanta cordialidad y amor asustaba. Pero algo si era cierto, el comportamiento de ellos era totalmente diferente al de hace unos años, donde no podían ni compartir una mesa juntos.

Melody y Kiya llegaran pronto a la empresa de autos para terminar los pendientes antes de la presentación. Como era de esperar las expectativas que se tenían eran altas, la familia Bemberg, presentaba uno de los mejores proyectos en muchos años en la Ciudad, trayendo consigo un sin número de beneficios para todos los involucrados y colocándolos en la mira de nuevos inversionistas.

Todo parecía marchar a la perfección, Kiya Bemberg se había vuelto muy sensible a los detalles de lo que acontecía a su alrededor. Personalmente se encargó de organizar el evento considerando los gustos de toda la familia; Desde los bocadillos hasta la sala donde se llevaría a cabo la conferencia. Las doce del día era el tiempo marcado para la presentación de los modelos, solo estaban esperando que los invitados llegaran para abrir sus puertas del conglomerado.

-Kiya, ¿Podemos hablar en mi oficina? -pregunto el Sr. Kurt a su hija, en cuanto la vio aparecer por la empresa nuevamente.

-Claro. Dame un momento y estoy contigo -dijo Kiya, mientras daba unas indicaciones a los del servicio.

-Te doy cinco minutos, los invitados están por llegar y es muy importante lo que tengo que decirte -respondió el Sr. Kurt caminando a su oficina.

-¿Importante? No me asustes, ¿Qué pasa? -pregunto Kiya sorprendida por las palabras de su padre. –No sé qué está pasando pero habla de una vez, no tengo mucho tiempo padre, debo de recibir a los invitados.

-Vaya, ahora tengo que hacer cita para hablar contigo -dijo el Sr. Kurt mientras se cruzaba de brazos.

-Como sea, ¿Dime? ¿Se me olvido invitar a alguien o necesitas algo? -respondió Kiya impaciente.

Antes de que su padre le pudiera responder, tocaron a la puerta. Los medios de comunicación estaban arribando, así como los primeros invitados. La conversación quedaría pendiente el deber llamaba.

Sin tiempo que perder Kiya salió de la oficina, sin esperar a que su padre pudiera responder a su pregunta. La chica había cambiado, ahora lo importante era el trabajo, ya no perdía el tiempo, ni se detenía hacer berrinches como estaba acostumbrada.

-¿Dónde están los periodistas? -Pregunto Kiya a su amiga

-En la sala, como indicaste -dijo Melody, dudando de las indicaciones.

-Perfecto, que los traten de la mejor manera, ahora están en mi territorio y desearan no a ver venido. Recuerda lo que platicamos, nada debe estar fuera de lugar -dijo Kiya.

-Trabajamos en eso, tú ocúpate de la presentación, déjame lo demás. Por cierto, tú madre acaba de llegar, debe estar dando la vuelta para ver que error cometimos ahora, ya sabes que no descansa ni un segundo la generala -comento Melody.

-Gracias. ¿Sabes si el tío Leandro ha llegado? -pregunto Kiya con nerviosismo. Aun cuando mando la invitación, la asistencia no fue confirmada por ninguno de los miembros de la familia Holmberg.

-Para serte sincera no he puesto atención, pero iré a verificar, si tengo noticias te mando un msn -comento Melody.

Podía sentir el nerviosismo de su amiga, uno que ella misma tenia dado las circunstancias en las que se encontraban, a decir verdad no la tenía nada fácil esta vez.

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