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Capítulo 1: Recordando la Separación

La última reunión en la casa de los Holmberg todo se había salido de control, Daniel metió la pata sin querer, dejando al descubierto la vida secreta de Kiya delante de su madre, quien no le perdona por correr en una Plataforma como loca desquiciada, demente, troglodita (hay perdón me ofusque, pero la muchacha se lo merece).

Para la señora Elena, su pequeña niña, a la que ha cuidado con tanto amor y dulzura al parecer llevaba una doble vida de la cual no estaba enterada. Sus hijas eran su vida entera, siempre estuvo al pendiente de cada una, complaciendo sus gustos y expectativas: Ahora Kiya y su esposo la habían dejado fuera de la jugada, así que no se la pondría tan fácil a ninguno de los dos, si querían su perdón, les costaría mucho trabajo, pero mucho, esto era algo que no se los perdonaría jamás. Pero sabía exactamente a donde darles para que les doliera tanto como ella.

En el pasado reunión tras reunión, buscaban la manera de que los chicos entendieran que lo que se venía no era nada fácil, para ellos. Enfrentar la verdad podría lastimarlos, contarían con el apoyo de ambas familias, pero lo principal era que ellos estuvieran unidos. Aunque de algo estaban seguros, su principal enemigo, la señora Waas, estaba siendo protegida por alguien muy valioso. Si querían continuar debían averiguar, quien estaba de tras de ella.

Actualmente las fechas pasaban, y no había poder humano que las familias quisiera compartir una mesa nuevamente. Se acercaba el cumpleaños del Sr. Leandro Holmberg y este año no quería celebrarlo sin su mejor amigo, se encontraba mis deprimo, para ellos las cosas no serían como antes todo por dejar de lado una pequeñita, pero muy pequeñita situación.

Entre el trabajo y las escapadas largas con Kiya en casa de sus amigos (alcahuetes, achichincles), Daniel quien se había vuelto muy precavido desde las amenazas, no se fijó que en una noche que salía de su casa, una persona lo seguía de cerca.

Kiya por decisión propia vivía de planta en su departamento, por no decir que salió huyendo de su casa dado que su madre la estaba volviendo loca con tantas preguntas. Había días buenos y días malos, nada que no pudieran controlar hasta el momento, pero el estrés de saberse en peligro, llevaba a los chicos a tener largas jornadas de investigación. Una noche tras unas cuantas copas y unas botellas de más Kiya Bemberg toma a Daniel Holmberg desprevenido por la camisa, besándolo delante de todos sus amigos; Algunos si estaban sorprendidos, otros intuían algo por el estilo. Pero el más sorprendido sin duda alguna fue el propio Daniel que no esperaba que ella tomara la iniciativa de nuevo, dejándolo sin aliento y con las patitas temblando.

-Princesa, será mejor que dejes de tomar, recuerda que el alcohol no es tú mejor amigo- dijo Daniel, a manera de controlar el momento delante de todos, suficiente tenía con lo que estaban pasando.

-Para eso estas tú, para cuidarme- dijo Kiya. –Pero si no quieres me puedo ir con Caleb a ver si me acepta a su lado.

-A mí no me metan en sus problemas –grito Caleb.

-¡Ni se te ocurra señorita! –dijo Daniel, mientras la jala a su lado de manera posesiva.

-¿Entonces? – pregunto Kiya con una sonrisa traviesa.

Todos estaban en espera de la respuesta que Daniel daría, por lo que se quedaron callados aguantando hasta la respiración.

-Siempre princesa, siempre estaré a tu lado y cuidare de ti, de eso no tengas la menor de las dudas- respondió Daniel, mientras acariciaba su rostro con su mano y acomodaba un mechón de cabello tras su oreja.

Acción que hizo temblar a Kiya entre sus brazos. En un pequeño susurro, después de ese largo beso, ella se acercó al oído de Daniel diciendo:

- Daniel ¿te casarías conmigo por el bien de nuestras familias y por la tranquilidad de nuestros padres?

Una simple pregunta derrumbo la tranquilidad de todos los presentes, es bien sabido que esa mujer estaba loca, pero loca de remate, incluso estaba más loca que todos los de la clínica del hospital psiquiátrico juntos. Nadie espera que ella tomara la iniciativa de empezar algo más cuando era claro que los padres ahora estaban en desacuerdo, tal parece que les gustaba llevar siempre la contraria a las demás personas. Un ejemplo claro de que la vida es sencilla, son los seres humanos a los que le gusta complicársela.

-¡Noooo! - dijeron todos al mismo tiempo. Si lo hubieran practicado, jamás le saldría también como ese día.

-¿Te has vuelto loca de repente o no me había dado cuenta que tan dañada de la cabeza estabas? - dijo Melody, mientras andaba de rodilla hacia ella.

-Lo bueno es que en las fotos no se nota el desequilibrio mental, en las letras, un poco… pero nada más, de lo contrario ya estarían en el manicomio los dos - dijo Said, mientras terminaba lo que quedaba de su copa.

-Soy inocente – grito Bruces.

-Yo también – añadió Caleb.

-¡Qué! ¿Apoco no es la mejor idea? -respondió Kiya con una sonrisa que llegaba de oreja a oreja.

Esta mujer estaba loca de remate, el alcohol la embrutecía o la hacía decir las cosas que tal vez no se atrevía a expresar en su sano juicio.

-Muñequita, esta vez creo que ellos tienen razón, no…- dijo Daniel, antes de ser interrumpidos por Bruce.

-Ni lo pienses Daniel, suficiente tuve con la mira de tu madre cuando se enteró de toda la verdad, esa noche. No voy a cubrir una nueva locura que nos arrastre a todos a un problema mayor del que ya tenemos -dijo Bruce mientras se levantaba del sillón donde estaba y empezaba a dar vueltas como loco por toda la sala. –Melody, será mejor que lleves a tu amiga a dormir, sus locuras me están enfermando.

-No es una locura. Nuestros padres están separados por nuestra culpa, así que debemos hacer algo para solucionarlo. El cumpleaños de papá está cerca y sin su amigo no quiere celebrarlo- dijo Kiya.

-¿Papá? – pregunto Daniel con cara de estúpido. A estas alturas ya no sabía que era real con ella.

-Bueno tú papá, es decir, mi suegrito chulo adorado.

-¡Basta! Todo este tiempo hemos buscado una y mil formas de juntarlos, y ahora resulta que de la noche a la mañana a la señorita se le ocurre la brillante idea de casarse. Además el problema son la tía Elena y la tía Irina, esas mujeres son peor que el diablo enojado- dijo Caleb.

-Mi madre es un alma de dios, solo que se cansó de este par -dijo Zury.

De todos los presente era la más ecuánime de mente fría. No se dejaba llevar por el momento, siempre pensaba las cosas muchas veces antes de hacerlo.

-No estoy diciendo nada del otro mundo, ellos nos querían ver juntos, así que solo los vamos a complacer. No sé porque tanto problema -dijo Kiya.

-Lo has dicho muy bien querida hermanita “QUERIAN” del tiempo pasado, es decir, ya fue –respondió Zury.

-Creo que es mejor que nos vayamos a descansar Kiya, has tomado mucho hoy y mañana debes de ir a la agencia para los nuevos diseños -dijo Melody preocupada, cuando se amiga dice algo, es porque ya lo tiene todo planeado.

Ahora si Kiya se había vuelto loca de remate. ¿Quién le dijo que casarse era la mejor idea? Sus neuronas estaban dejando de funcionar o tanta estupidez no la dejaba pensar a gusto o de plano el alcohol estaba afectando toda su conciencia.

Daniel por su parte se había quedado callado, mientras que todos opinaron y argumentaron sus razones, para no cometer aquella locura que sin duda alguna sería el fin de los presentes. Por el contrario el simplemente se limitó a escuchar y sonreír como un bobo; tal parece que la idea no era mala, la chica de sus sueños se le había propuesto delante de sus amigos y eso lo tenía impactado.

Su sueño hecho realidad, una alegría en medio de tantos problemas para ambas familias. Aun cuando dudaba que fuera la mejor solución, pero algo tenía que hacer para no dejar escapar a esa chica de nuevo, ahora que era ella quien daba el primer paso, solo le preocupaba la reacción que tendrían su madre y su tía.

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