Ximena CarbajalDicen que cuando la vida te da limones hagas limonada… y eso fue lo que pasó. Aproveché la oportunidad que se nos presentó para que mi novio ganará 35 millones, ahora mismo, mientras regresábamos a casa de mis padres, pensaba en que León ya no tendría que preocuparse por el dinero de nuevo. 35 millones no era lo suficiente para vivir el resto de nuestras vidas, pero si que la haría mucho más cómoda.Regresamos a casa de mis padres para darles la noticia. Ellos tampoco lo podían creer, Daniela les contaba todo con lujo de detalles, mientras todos nos sentamos en el living.—¿Qué harás con ese dinero León? —le preguntó mi padre.León aclaró su garganta.—Pienso poner un taller como el que teníamos antes, ahí me iba bien y creo que será una buena idea aquí en Montenegro, así Ximena podrá regresar a CarSo.—¿Cuándo se vendrán a vivir a Montenegro de nuevo?León voltea a verme, entrelaza su mano a la mía y yo le sonrió esperando su respuesta, sabe que lo apoyo en cualquier
Pasaron varias semanas, las cosas parecían tomar su rumbo normal de nuevo. Había regresado a la empresa de mi padre y como antes, pero con algo diferente, ahora me encargaba de administrar las acciones de Judith. La pobre apenas podía caminar, ella era tan pequeña, tan delgada y su estómago enorme que le propuse ir a visitarla a su casa cuando algo requiriera de su firma. Estos días me había sentido mucho más cercana a ella, le tenía mucho cariño, como el de una hermana, pero era diferente al cariño que sentía por Daniela. Antes había tenido amigas, pero después de mi boda fallida, muchas dejaron de hablarme por lo que decidí sólo enfocarme en el trabajo, luego llegó León y ya no tuve muchos amigos que digamos. Judith en poco tiempo se había convertido en una amiga, o más bien en mi mejor amiga. A veces y a propósito pasaba a verla a su casa, le gustaba que le llevara roles de canela, los amaba, tomábamos un chocolate y platicábamos sobre cómo iban las cosas, le hablaba sobre mi vida
Ximena CarbajalMis ojos se abrieron de repente, llevó mi mano a la cabeza desorientada, ¿Qué me paso? Frente a mi aparece León, veo su rostro de preocupación, alzó mi mano para que la tome, entrelazamos nuestros dedos —¿Cómo te sientes amor? —pregunta en un tono dulce besándome la frente.—No lo sé… —musitó —bésame —le pido haciendo un puchero como infante en el rostro. León me mira con ternura y rosa mis labios a los míos. Escuchamos un carraspeo, León se gira, veo a un doctor entrar a la habitación, justo en ese instante caigo en cuenta que me desmayé en la iglesia, miró mi cuerpo, trato de sentarme, pero no puedo me siento como un tamal mal amarrado con mi vestido gigantesco.—Me alegra que haya despertado, señora Hernández… —saluda el doctor posicionándose a un lado de la camilla donde estoy recostada pero justo al frente de mi ahora esposo, de sólo pensar en esa palabra un mariposeo en mi estómago aparece y mis piernas se estremecen, observo a mi esposo, “como lo amo”.—¿Cómo es
Título: Domesticando a LeónAutor: Nancy RdzObra debidamente registrada, prohibida su reproducción parcial o total.[Ximena Carbajal]Me miré al espejo. Sonreí con satisfacción. Me veía perfecta. Hermosa.Hoy era el día más importante en mi vida, uniría mi vida en matrimonio a la persona que había elegido como esposo. Mi corazón se ensancha al pensar que triunfé al quedarme con el heredero de Grupo Financiero Banmex, es mi mayor triunfo hasta ahora. Ensayo mi sonrisa al imaginarme el poder que adquiriré ahora que seré la señora Ximena Carbajal de Peralta, esposa de Tadeo Peralta. Respiró tratando de contener mi emoción.—¿Estás lista? —entra mi hermana a la habitación.—Más que lista —le respondo con una enorme sonrisa en mi rostro.Mi hermana Dani se acerca a mi tomándome de las manos, lleva puesto un hermoso vestido color lila sin tirantes. Ella es mi dama de honor y mi mejor amiga en el mundo, nos llevamos dos años de diferencia ella es mayor que yo.—¿Estás segura que te quieres
[Ximena Carbajal]Dos semanas después…Un ruido ensordecedor hace que abra los ojos. Volteo a ver mi teléfono es más de mediodía. Alguien toca a mi puerta con tremendos golpes. No se quien sea ni me interesa. Mi cuerpo no quiere levantarse, mi cabeza quiere estallar de la cruda que traigo del día anterior. Decidí venir a la luna de miel, después de que Tadeo me humillo dejándome sola en el altar. Más bien decidí huir de todos por que es humillante para mí el pensar que estuve en primera plana de todos los periódicos y revistas anunciando como el gran empresario Tadeo Peralta me dejó en el altar.Los golpes en la puerta no cesan.Como puedo trato de levantarme de la cama, hay botellas de vino alrededor de la cama, todo esta en desorden, ropa en el piso, botellas de agua, empaques de comida, etc. No se en que momento toda mi personalidad se esfumó.¡Otra vez los golpes en la puerta! se escuchan más desesperados.—¡Ya vooooy! —grito con enfado.Abro la puerta y mi hermana Daniela esta fr
3. Despedidas dolorosas I[León Hernández]Le pedí al señor Joaquín que me diera solo dos días para poder arreglar lo de mi taller, tendría que dejar a cargo a Samu mientras yo no esté, no se como lo vaya a tomar ya que desde hace cinco años estamos juntos en este negocio, aunque se muy bien que él puede sólo con todo el paquete. También quiero pedirle que de vez en cuando se eche una vuelta para ver a mi abuelita y a mamá, no quiero que se queden desprotegidas, tendré que arreglar todos los asuntos cuanto antes para poder venir por ellas.Había otra cosa que me mantenía ansioso. Respire profundo dejando caer mi espalda sobre el colchón de la cama donde dormía. Me llevé las manos al rostro tratando de ahogar todos los pensamientos que venían a mi mente. Había uno en especial que me tenía por demás inquieto. Lucía. No sabía como le iba a decir que de pronto me iba a ir a vivir a otra ciudad. Ella y yo teníamos apenas dos meses de ser novios, aunque era poco lo que llevábamos en una rel
[León Hernández]A la mañana siguiente me desperté temprano, era el día, hoy me iría a Monteverde. Me levanté de la cama, mi hermano seguro ya se estaba preparando para irse a la escuela. Me bañé y cambié lo más rápido que pude. Me puse mi mejor ropa, hoy iría a buscar a Lucía a la universidad, no podía esperar hasta la tarde para hablar con ella. Había quedado con el señor Joaquín que hoy nos iríamos.Agradecí llegar antes que Samu al taller. Metí por última vez la llave al candado de la protección metálica, la deslice hacía arriba como siempre y abrí la puerta de acceso. El taller por las mañanas siempre lucía solitario, abandonado, casi nunca dejábamos un trabajo inconcluso por eso mucha gente nos prefería. Por nuestro compromiso. Me posicione frente a la puerta viendo el interior de mi tallercito. Lo iba a extrañar tanto. Ahora sentía como un nudo en la garganta se formaba, aquí había construido mis primeros sueños, fue mi primer y único trabajo. La mecánica era mi pasión, al igua
[León Hernández]Después de que Lucía se fue, ya no había nada más que hacer. Saqué las llaves del taller de mi bolsa y las dejé sobre el escritorio de nuestra oficina improvisada. Me di media vuelta y observé por última vez el lugar en el que un día puse todas mis esperanzas y sueños. Por ahora, le daba una pausa, no sabía que me aguardaba en Monteverde, sólo esperaba que la vida allá fuera mucho más fácil que la que tenía aquí en San Juan.Llegué a casa, sentía tanta impotencia que las cosas con Lucía tuvieran que terminar de esta manera, pero por una parte las palabras que dijo se me habían clavado muy adentro de mi mente y borrarlas sería muy difícil. Sentía el coraje recorriendo la sangre de mis venas, apreté los dientes para no dejar salir el llanto, no me gusta sentirme débil. Mucho menos llorar por una mujer. Había estado enamorado de Lucía desde hace años, casi desde que éramos niños, aunque yo era mayor que ella casi cuatro años, esperé a que tuviera la edad suficiente para