Título: Domesticando a León
Autor: Nancy Rdz
Obra debidamente registrada, prohibida su reproducción parcial o total.
[Ximena Carbajal]
Me miré al espejo. Sonreí con satisfacción. Me veía perfecta. Hermosa.
Hoy era el día más importante en mi vida, uniría mi vida en matrimonio a la persona que había elegido como esposo. Mi corazón se ensancha al pensar que triunfé al quedarme con el heredero de Grupo Financiero Banmex, es mi mayor triunfo hasta ahora. Ensayo mi sonrisa al imaginarme el poder que adquiriré ahora que seré la señora Ximena Carbajal de Peralta, esposa de Tadeo Peralta. Respiró tratando de contener mi emoción.
—¿Estás lista? —entra mi hermana a la habitación.
—Más que lista —le respondo con una enorme sonrisa en mi rostro.
Mi hermana Dani se acerca a mi tomándome de las manos, lleva puesto un hermoso vestido color lila sin tirantes. Ella es mi dama de honor y mi mejor amiga en el mundo, nos llevamos dos años de diferencia ella es mayor que yo.
—¿Estás segura que te quieres casar con Tadeo? —frunzo el ceño al escuchar su pregunta.
—Claro que sí, es ¡Tadeo Peralta! ¿Quién no desearía casarse con él? —exclamo con denotada molestia a veces mi hermana es muy imprudente con sus comentarios. No se a que viene su pregunta, justo cuando estoy a punto de casarme.
—¿Estás enamorada de él Ximena?
—¡Por Dios Daniela! ¿Qué preguntas son esas? —la regaño.
Aprieto los puños mirándome otra vez en el espejo. Trato de ignorarla, pero ella clava sus enormes ojos en mi espalda. Daniela se tensa, arrugo mi frente viendo a través del espejo que trae una hoja en su mano, no le había puesto atención.
Me doy media vuelta y apunto con la mirada a lo que trae en sus manos.
—¿Qué es eso?
Noto como mi hermana esta nerviosa, entrecierro los ojos.
—Bueno… es… es que llego hoy en la mañana —dice entrecortando su voz —ahí hermana se que a lo mejor me odiarás por esto o papá me matará, pero no quiero que te cases con el hombre equivocado.
Aprieto los dientes. ¿Qué demonios es lo que esta diciendo?
Le arrebato la hoja de sus manos, cuando la volteo a ver me doy cuenta que es una fotografía. Mi labio comienza a temblar al ver como mi futuro esposo y mi mejor amiga se están besando. Respiro profundo tratando de controlar mi irá, pero siento que no puedo, esto es más grande que yo. El coraje circula por mis venas. Me quedo viendo la fotografía incrédula.
—¿Ximena? ¿estás bien? —pregunta ella preocupada, asiento sin dejar de ver la fotografía —por favor perdóname, pero tenías que verla antes de cometer el peor error de tu vida.
—Gracias Daniela por decírmelo, eres mi hermana mayor, se que me cuidas —le digo con voz dulce pero temblorosa, me limpio una sola lagrima que dejo caer por mis ojos —el show debe continuar.
Camino hacia la puerta.
—¿Qué dices? —grita mi hermana con asombro, sonrío con malicia se nota que aún no me conoce del todo —¿te casarás con Tadeo a pesar de que te engaña con Melisa?
Me doy media vuelta quedando frente a ella, meneo un poco mis caderas mientras doy unos pasos al frente.
—Tadeo es un maldito —trago saliva, quisiera gritar, quisiera llorar, pero por ahora no puedo permitírmelo —me casaré con él, haré de cuenta que nunca vi la fotografía, ya me las pagará después de dar el sí ante el juez, le haré la vida imposible unos meses luego me divorciaré, le sacaré hasta el último centavo… —digo apretando los dientes y mi puño derecho con coraje —pagará caro por su traición.
Daniela abre los ojos por completo.
—Te desconozco hermana…
—Aún no has visto nada.
Cuando llego a la iglesia todos los invitados ya están dentro. Papá me espera al exterior, tomo de su brazo y caminamos junto con mi madre y mi hermana donde Tadeo y el padre nos esperan. Apenas damos un paso veo como todos los invitados, gente importante que ha venido de todo el país para ver nuestro enlace, se pone de pie. Alzo mi barbilla con superioridad, sonrío fingiendo alegría cuando por dentro estoy llena de rabia. Tadeo es un maldito. Pasé dos largos años siendo la novia perfecta para él, dedicando mucho de mi tiempo ganándome a su familia y me sale con esto. Claro que prefiero ser la divorciada de Peralta que la que cancelo la boda al último minuto. Mínimo le costará caro el divorcio.
Camino con paso firme y seguro hacía mi futuro esposo. Cuando llego hasta donde él. Sonrío ampliamente, noto como se mantiene serio. Algo no está bien.
—Viniste… —suelta con asombro.
Sonrío.
—Claro querido, nos vamos a casar, veo que desayunaste payaso hoy —me burlo de las incoherencias que está diciendo.
Lo tomo de la mano y nos acomodamos en nuestros lugares. Mientras tanto el padre frente a nosotros da inicio a la misa para casarnos.
—¿Qué no recibiste un sobre con unas fotografías esta mañana? —mi sangre se hela por completo, lo miro pasmada. Fue él quien lo envío, ¿por qué?
Mis ojos comienzan a humedecerse.
—Fuiste tú, ¿por qué? —susurró tratando de que el padre no se de cuenta de nuestra conversación privada.
Ahora es él quien sonríe.
—Pensé que al ver esas fotografías te arrepentirías de casarte conmigo y no te presentarías, pero creo que te he subestimado amorcito, el deseo de ser parte de mi familia ha podido más que tu dignidad.
Trago saliva. Me quedo sin habla. No puedo describir toda la furia que siento por dentro. No puedo creer que me esté pasando esto a mí.
Entonces escucho como el sacerdote pregunta — ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin que nada ni nadie los presione?
Giro mi cabeza para ver a Tadeo, esta inmóvil, no dice nada, pareciera que esta librando una batalla dentro de sí. Cierro los ojos, en mi interior ruego por que no se arrepienta, al menos no hoy, no aquí, sería el hazmerreír de toda la sociedad.
El sacerdote repite la pregunta.
No soy lo suficientemente valiente para voltear a mirar a los presentes que de seguro están esperando la respuesta de Tadeo.
—No… no me caso, no te amo Ximena —dice en voz baja pero lo suficientemente alto para que yo y el padre escuchemos.
—No me hagas esto Tadeo, toda la gente hablará —le suplico desesperada.
—Quise evitarte vivir el escándalo, pero te presentaste, fue una mala decisión Ximena —dice mientras sonríe.
—Te arrepentirás por esto Tadeo, lo juro —digo antes de que me dejé de pie y salga corriendo de la iglesia mientras sus padres salen tras de él.
Me giro para ver a los presentes, cuchichean entre sí. Mis padres me miran atónitos, mi hermana me ve con lastima. Soy la comidilla de todos. No lo soporto. Me llevo la mano a la cabeza cuando comienzo a ver borroso. Siento que voy a colapsar. Mi vista se nubla, luego se vuelve negra.
[Ximena Carbajal]Dos semanas después…Un ruido ensordecedor hace que abra los ojos. Volteo a ver mi teléfono es más de mediodía. Alguien toca a mi puerta con tremendos golpes. No se quien sea ni me interesa. Mi cuerpo no quiere levantarse, mi cabeza quiere estallar de la cruda que traigo del día anterior. Decidí venir a la luna de miel, después de que Tadeo me humillo dejándome sola en el altar. Más bien decidí huir de todos por que es humillante para mí el pensar que estuve en primera plana de todos los periódicos y revistas anunciando como el gran empresario Tadeo Peralta me dejó en el altar.Los golpes en la puerta no cesan.Como puedo trato de levantarme de la cama, hay botellas de vino alrededor de la cama, todo esta en desorden, ropa en el piso, botellas de agua, empaques de comida, etc. No se en que momento toda mi personalidad se esfumó.¡Otra vez los golpes en la puerta! se escuchan más desesperados.—¡Ya vooooy! —grito con enfado.Abro la puerta y mi hermana Daniela esta fr
3. Despedidas dolorosas I[León Hernández]Le pedí al señor Joaquín que me diera solo dos días para poder arreglar lo de mi taller, tendría que dejar a cargo a Samu mientras yo no esté, no se como lo vaya a tomar ya que desde hace cinco años estamos juntos en este negocio, aunque se muy bien que él puede sólo con todo el paquete. También quiero pedirle que de vez en cuando se eche una vuelta para ver a mi abuelita y a mamá, no quiero que se queden desprotegidas, tendré que arreglar todos los asuntos cuanto antes para poder venir por ellas.Había otra cosa que me mantenía ansioso. Respire profundo dejando caer mi espalda sobre el colchón de la cama donde dormía. Me llevé las manos al rostro tratando de ahogar todos los pensamientos que venían a mi mente. Había uno en especial que me tenía por demás inquieto. Lucía. No sabía como le iba a decir que de pronto me iba a ir a vivir a otra ciudad. Ella y yo teníamos apenas dos meses de ser novios, aunque era poco lo que llevábamos en una rel
[León Hernández]A la mañana siguiente me desperté temprano, era el día, hoy me iría a Monteverde. Me levanté de la cama, mi hermano seguro ya se estaba preparando para irse a la escuela. Me bañé y cambié lo más rápido que pude. Me puse mi mejor ropa, hoy iría a buscar a Lucía a la universidad, no podía esperar hasta la tarde para hablar con ella. Había quedado con el señor Joaquín que hoy nos iríamos.Agradecí llegar antes que Samu al taller. Metí por última vez la llave al candado de la protección metálica, la deslice hacía arriba como siempre y abrí la puerta de acceso. El taller por las mañanas siempre lucía solitario, abandonado, casi nunca dejábamos un trabajo inconcluso por eso mucha gente nos prefería. Por nuestro compromiso. Me posicione frente a la puerta viendo el interior de mi tallercito. Lo iba a extrañar tanto. Ahora sentía como un nudo en la garganta se formaba, aquí había construido mis primeros sueños, fue mi primer y único trabajo. La mecánica era mi pasión, al igua
[León Hernández]Después de que Lucía se fue, ya no había nada más que hacer. Saqué las llaves del taller de mi bolsa y las dejé sobre el escritorio de nuestra oficina improvisada. Me di media vuelta y observé por última vez el lugar en el que un día puse todas mis esperanzas y sueños. Por ahora, le daba una pausa, no sabía que me aguardaba en Monteverde, sólo esperaba que la vida allá fuera mucho más fácil que la que tenía aquí en San Juan.Llegué a casa, sentía tanta impotencia que las cosas con Lucía tuvieran que terminar de esta manera, pero por una parte las palabras que dijo se me habían clavado muy adentro de mi mente y borrarlas sería muy difícil. Sentía el coraje recorriendo la sangre de mis venas, apreté los dientes para no dejar salir el llanto, no me gusta sentirme débil. Mucho menos llorar por una mujer. Había estado enamorado de Lucía desde hace años, casi desde que éramos niños, aunque yo era mayor que ella casi cuatro años, esperé a que tuviera la edad suficiente para
[Ximena Carbajal]Cuatro horas de viaje en avión y otras dos horas en auto hasta llegar a casa de nuevo. Sentía un agudo dolor de cabeza, hacía que me punzarán las sienes. No tuve tiempo de recuperarme de la cruda que cargaba por la noche de fiesta de ayer. Todos estos días me la pasé de antro y saliendo con chicos. Quería olvidarme de Tadeo aunque muy en el fondo lo quería, tenia la ilusión de ser la señora Peralta. Ahora me sentía como la burla de la sociedad, y además saliendo con otros chicos pude notar que estoy marcada, ya nadie va a querer salir con Ximena Carbajal la rechazada en el altar por uno de los miembros de la multimillonaria familia Peralta. Será muy difícil borrar de mi vida ese trágico momento. Suspiro y hundo mi rostro entre mis manos mientras apoyo los codos en mis piernas. Daniela me acaricia el cabello, no me gusta que sienta lastima por mí. La miro fulminándola con la mirada, ella sonríe tiernamente.—Se que estás sufriendo por dentro, aunque no lo quieras demo
[Ximena Carbajal]Me levanté temprano, me vestí uno de mis mejores atuendos para la oficina. Un enterizo negro ajustado con mangas cortas y cuello en V, era bonito, elegante y formal. Suspire mientras maquillaba mi rostro, hoy sería un día muy pesado para mí, no por que tuviera que estar al pendiente del hijo del tío Eugenio si no por que era mi primer día de regreso a la empresa después del fiasco de mi boda cancelada.Detuve mi brocha para ver mi reflejo en el espejo. Si lo que me esperaba era parte de una especie de Karma, lo aceptaba, estoy consciente que no siempre he sido una buena persona, cuando se trata de trabajo no soy muy gentil ni amable con los empleados de la oficina. Estoy segura que seré la comidilla de ellos por los siguientes días. Suspiro. Tendré que ser fuerte.Daniela y yo salimos rumbo a la casa de tío Eugenio en mi auto. Eran casi las ocho am.—¿Cómo será el hijo del tío Eugenio? —pregunto de pronto Daniela, fruncí el ceño.—¿Por qué la pregunta? —respondo en s
Llegamos a una plaza comercial donde venden los trajes de oficina que lleva mi padre a la compañía. Armani Boutique era una tienda que se especializaba en trajes elegantes para caballeros, estaba en el segundo piso de la plaza comercial. Vi a León mientras caminaba a lado mío. Me daba ternura ver como miraba hacía todos lados como niño en juguetería, supongo que nunca antes había estado en tiendas como estas.Lo guíe hasta donde se encontraban las escaleras eléctricas, pero una voz a mi espalda llamó toda mi atención —¡Ximena! —mi espalda se tenso al instante, me detuve casi petrificada, ambos volteamos al mismo tiempo, apreté los dientes cuando lo vi frente a mí, era Tadeo, me dirigía una sonrisa lobuna y juguetona, para este entonces ya se habría enterado que lo demande por romper nuestro contrato prenupcial, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.—¿Qué quieres? —cuestione con voz fría y seca, aunque me dolía volver a verlo, era más el coraje y odio que sentía hacía él.—Pensé que l
Mientras León termina de ponerse el traje y sale del vestidor. Sonrío con satisfacción al ver lo bien que se ve. Me acercó a él. —Ya sólo faltan unos gemelos, una bonita corbata y un buen perfume para que estés perfecto —le digo a él y al empleado que nos está atendiendo. —Si gustan venir por aquí, en el mostrador tenemos todo lo demás —dice el empleado —¿quiere que empaque el traje o se lo llevará puesto? —pregunta el hombre al ver que no tenemos intención de que León se cambie de ropa. —Me lo llevo puesto —dice él. Al empleado no le queda más que aceptar puesto que el cliente siempre tiene la razón, más en estas tiendas que lo que se supone que venden más que un producto es una experiencia. Caminamos después de él. —Me siento raro —dice León moviendo su cuello a los lados, se ve que esta incómodo, pero tendrá que acostumbrarse quiera o no por que es el uniforme diario de una persona que trabaja en oficina. —Ya te acostumbraras, te ves increíble con eso. —Gracias Ximena, por to