HABITACION SECRETA:
Un pasillo se dislumbro apenas se abrió esa puerta secreta, tomando un largo respiro se adentró en lo que parecía ser un pasillo, uno el cual a la vista, no tenía fin. Cuantos más pasos daba las antorchas antiguas iluminaban las grises y desgastadas paredes de piedra, algunas que otras telarañas por el techo y piedras sueltas en el suelo. April sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo, no tenía ni idea de lo que le deparaba el futuro, solo entendía que era curiosa y si bien la curiosidad mató al gato el murió sabiendo ¿No? Sus pies dejaron de caminar y sus músculos se tensaron, delante de ella se encontraba una puerta, pero no cualquiera, en su fuerte metal tenía grabados de lobos, totalmente delicados y pulcros, jamás en su vida había vista tal espléndida obra, pero eso no cambiaba el echo de lo que habría detrás de esta. Levanto su mano, que inconcientemente estaba echa puño, y la dirigió lentamente hacia la traba que tenía la puerta. Su corazón iba a mil, estaba ansiosa, sus manos mojadas en sudor delataban su nerviosismo y miedo, sin embargo ella no era conocida por ser miedosa ¡Todo lo contrario! No había nadie que la detenga, y una puerta de metal con símbolos extraños para ella no iba a ser un impedimento. Destrabó lo que la separaba a ella de lo desconocido, y empujó con todas sus fuerzas haciendo que la puerta haga un gran chirrido...Se quedo perpleja, su cara de asombro no se comparaba, el sentimiento de emoción surgió de repente para correr hacia la habitación recién descubierta, no era nada más ni nada menos que una sala de entrenamiento, realmente grande a decir verdad, April comenzó explorando con lo que le llamó más la atención, un circulo perfecto que ocupaba más de 5 metros de largo y ancho, que sobresalía de el suelo, era un área de lucha cuerpo a cuerpo. Se agachó para tocar el piso y giró su cabeza hacia un sector de armas que parecían medievales, arcos, espadas, hachas, dagas, cuchillos, etc. Tomo una daga que le parecía interesante, el mango de esta tenía finas afirmaciones de lo que parecía ser la luna, con incrustaciones del diamante rubíes simulando que la luna era roja. Toco la hoja desde la punta hasta el principio del mango, estaba afilada, su sangre accidentalmente cayó en el rubio haciéndolo brillar por momentos, pero April no se percató de aquella anomalía. Había mucho más por investigar, pero la chica estaba cansada así que salió por donde vino, viendo como las luces nuevamente volvían a apagarse.
La luz del sol pegaba contra su rostro, este se contrajo y la chica gruño por la interrumpieron de sus sueños, odiaba levantarse. Con rudeza se quitó las sábanas con los pies y se dirijió a zancadas hacia la ventana, tomo fuerte las cortinas y de un movimiento las cerró, enojada bufo y se volvió a acostar para seguir con su sueño. Pero el destino estaba en su contra, pues un picoteo en la ventana le hizo abrir los ojos abruptamente. Ella lentamente movió las cortinas con miedo, fue sin peor cuando gritó locamente cuando vio a un pequeño cuervo negro justo donde ella estaba mirando.
¿Quien había dicho que era valiente?
—¡Mierda! Ese bicho asqueroso ¡No tenía que ver ninguna película de terror! Parezco masoquista ¡Nunca más!- Gritó mientras salía de su cuarto dejando a un cuervo inesperadamente confundido. Miro la hora y apenas eran las ocho de la mañana, tomo una corta ducha con agua fría, pues le faltaba arreglar el termo descompuesto. Se cambió a un simple vestido de flores y fue a la cocina para tomar el desayuno de siempre, pan con leche. Aburrida decidió investigar aún más aquel cuarto que le tenía la curiosidad a flor de piel, al fin tenía algo que hacer durante el largo tiempo que se quedaba en aquella casa y no quería desaprobecharlo. Luego de dos horas revisando de punta a punta aquel misterioso lugar salió transpirada y agotada, pues descubrió que debajo del suelo y en las paredes habían plaquetas que aumentaban el calor y la gravedad cambiaba haciéndote más pesado, para una buena práctica de lucha. Aunque para April le pareciera extraño, pues no creía que algún humano pudiera siquiera entrenar media hora sin desmayarse por el sobre esfuerzo.
Salio de la casa y camino directo al río, se sacó lentamente su ropa y miro sus cicatrices, en sus ojos sólo se veía una mezcla de dolor y nostalgia. Acomodo sus prendas a un lado junto a una gran roca y se metió sin más al agua, se dejó llevar por la corriente.
Ya era tarde, sin embargo salió del agua tranquila y se vistió con un vertido floreado, total al día siguiente iba a ser calor y ella literalmente se quedaba toda la noche en el bar atendiendo. Corrió por el bosque en el canino que había marcado, estaba todo despejado pues ee había encargado de rompero las ramas que sobresalían, llegó a el restaurant y vio a su amiga pelirroja mirando de un lado a otro como si estuviera buscando algo o a alguien, apenas conectaron miradas y Adriana le hizo señas para que se acercara, camino hasta ella.
—¡Hola!—Gritó dando saltitos hasta ella, tomo los hombros de Aprio y la agitó levemente—¡Vaen! ¡Ven! Tengo que decirte algo importante, por cierto llegaste tarde.—Le aviso mientras entraban en la habitación de casilleros donde los empleados se cambiaban.
—Hola, si claro.— Se ento en una de las bancas sin respaldo y golpeo la madera para que la pelirroja se sentara junto a ella, April era una persona hiperactiva pero luego de su accidente decidió no mostrar aquello que consideraba debilidad y solo lo usaba a beneficio como trabajar pr la noche o limpiar la casa de punta a punta y solo dormir menos de cuatro horas.
—Empiezo, ayer fui a la fiesta de la que te hablé, que por cierto no fuiste.—La miro acusadoramente, April sonrio incomoda, ella no le gustaban las fiestas o lugares con mucha personas dentro, la chica al darse cuenta ee la incomodidad de la pelinegra lo dejo pasar y siguió hablando—No importa, yo tenía todo calculado, entrar, bailar y tomar un poco, divertirme con un chico lindo y eso era todo, pero no...no paso nada de lo que yo quería, tomo solo unas copitas de más y empeze a volverme loca, subi a la pista junto a las demás personas y baile sin vergüenza alguna ¡bailo tan sensual! ¡Me sorprendí a mi misma!
—Lo aprendiste de mi.—Sonrío ladiñamente y se quejó cuando Adriana le pegó en el brazo.
—Son mis genes, como decía, todo estaba descontrolado, pero lo que pasó después trazó el límite. Unas manos se posaron en mi cintura, yo me tense pensaba que era un pedófilo o un violador serial, luego recordé que estaba bailando y era normal que alguien se te una, pero su respiración estaba en mi cuello, te juro que estaba oliendome ¡Y lo peor es que me gusto! Yo le seguía el juego y bailabamos juntos ¡Estábamos tan sincronizados! Como si hubiéramos bailado desee hace tiempo, me di vuelta y lo miré, un bombón... no le pude ver la cara pero sentía que no me importaba como era para mí sería la criatura más hermosa del mundo, su sonrisa se ensanchó y sentí un tirón en mi cuerpo, pero todo lo bueno se acaba aunque haya durado tan poco. Acerco su boca a mi oído y me susurró "Mía" me asusté y lo aparté, salí corriendo y lo perder vista. ¡Cuanto me arrepiento! No puedo de dejar de pensar en el ni un momento. Me gusta y ni siquiera vi su cara o se su nombre, soy tan patética.—Dramatizo, April solo le sobo la espalda y la miro seriamente.
—Te das cuenta que me acabas de decir que quieres a alguien más justo un día antes de nuestra boda.— Habló con voz quebradiza la pelinegra, quien se reía a sus adentros, obviamente quería hacer sentir bien a su amiga.
—¡Oh no querida! ¡No quise lastimarte!—Dramatizo nuevamente acercándose a April, esta aparto su cara fingiendo molestia, sacándole una risa a la pelirroja.
—¡No, esto no se perdona! ¡Quiero el divorcio!—Demando levantándose de la banca, había elevado la voz, esto se ponía muy divertido para las dos.
—¡Pero nisiquiera cruzamos el altar! ¡No me dejes te juro que cambiaré!—Grito acercando sus manos a la contraria.
—Todas dicen lo mismo. Hasta aquí llegamos.—Murmuro mientras la miraba seriamente, luego de unos minutos de silencio ambas empezaron a carcajear fuertemente, haciendo que una empleada antigua les regañara. Se cambiaron, April a su ropa de trabajo y la otra de una normal, pues sus turnos eran muy diferentes.
—Ten cuidado, hay muchos idiotas que no saben lo que es espacio personal, sus e sobrepasan totales gas pimienta en la cara, no van a molestar más.
—¡Gracias!
INTIMIDANDO A APRIL:El sol ya se había escondido, April se había cambiado de ropa a una cómoda para servir a los clientes, el bar se abrió hace unos minutos y casi todas las mesas estaban ocupadas, atendió a una rubia que le había pedido una Margarita. Llamo a Rafael y le pidió que le sirva la bebida, se dio vuelta al escuchar la campanita que anunciaba la llegada de personas al local, realmente se quedó sorprendida cuando vio a dos hombres sacados de una revista, caminaban como modelos hacia una mesa vacía alejados de todos. El primero, era el que parecía más fuerte y alto, tenía ojos miel claros y cabello castaño casi rubio, su mirada realmente intimidaba a April, pero no lo admitiría. A su lado iba un muchacho un poco más bajo, de tez pálida y sus ojos del mismo color de pelo, negros. Ambos emanaban un aura dominante y temible se veía a simple vista como todos bajaban la cabeza en respeto cada vez que ellos pasab
GRANDES PROBLEMAS:Las aventuras de April junto a esas dos desconocidas la dejaron extaciada, nunca se había relacionado tanto con alguien, después del accidente jamás pensó volver a ser la misma chica hiperactiva de antes. Feliz, esa era la palabra. Resumiendo todo lo que había ocurrido, se enteró por parte de la pelirroja llamada Magentha que tenía una chispa dentro tuyo, magia mejor dicho y energía de sobra para ser una simple humana, la peliblanca, Alex era una mujer lobo, hermosa por cierto. Después de entrenar se fueron a la guerra ¡Existian los vampiros! Que incredula había quedado la pelinegra cuando esa información había llegado de golpe a su cabeza. Ahora que había vuelto, no estaba sola, tenía a su amigo llamado bicho, un cuervo que la sigue a todos lados y por alguna razón hacia todo lo que ella ordenaba. Se había vuelto
ADRIANA:¿Como sabia que era su amiga? simple, la unica que sabia de su eistencia y se preocupaba por ella en este pueblo era ella, Adriana...la pelirroja parecida a Magentha. Despues de tirar el papel que tenia imprimido PERDIDA en el, al tacho de basura, se escondio en un callejon para luego juntar sus manos y apoyarlas a la altura de su corazon, para luego hacer algo parecido con su cabeza y murmurar unas palabras en afrikans, un destello rojo salio de ella y se disperzo como neblina por todo el pueblo, habia usado un poco de energia para buscar el aura de Adriana, era una de las cosas que habia aprendido de su amiga y mentora. Sonrio cuando sintio una leve punzada en el pecho, la habia encontrado, corrio unas cuantas cuadras siguiendo la calle de tierra, luego de unas cuantas casas vio una de color rosado con unas rjas negras p
ADIOS: Salio del Aereopuerto caminando, algunas lagrimas secas seguian en su cara, suspiro y camino sin rumbo fijo en el bosque. Todo seguiria tranquilo si no fuera porque escucho un llanto a lo lejos, corrio hacia el y vio a un niño sentado en las raices sobresalientes de un arbol, sus ojos azules estaban cristalinos y miraba hacia la nada. April camino tranquila hacia el y toco su hombro suavemente, sin embargo aquel chiquillo dio un sobresalto, miro asustado a la pelinegra y retrosedio unos pasos arrastrandose levemente. —Sh, tranquilo ¿Que paso?—Pregunto sentandose en frente del niño, quien se sacaba las lagrimas. —Yo...yo me perdi, mi mama me dijo que me quedara quieto, que no vaya con ell
RICOPARIS: Asustada, hizo que apareciera una mueca en el rostro ¿Es la dueña del lugar?Se pregunto la pelinegra mientras se sentaba en una mesa, un poco intimidada con la posibilidad de ser echada de la propiedad, suspiro y trato de relarse, ella sabia que el dueño de la casa era el mismisimo alpha de una manada, mas tiene miedo de que esa persona en frente suyo sea un pariente cercano a el. Abrio la boca para decir algo, mas no le salio ni una sola palabra. —No hay que temer, soy todo menos tu enemiga.—Le dice al ver la cara de angustia de April, esta mueve la cabeza y le clava la mirada en donde deverian estar los ojos. La mujer sonrio de lado, sabia que le molestaria que insinuara que ella tenia miedo. —Yo no te tengo miedo, creo que seria logico que estuviese a la defensiva si viene alguien a mi casa...¡Y si!
ALPHA: Abdel. Un hombre sentado en su escritorio tira un par de palpeles que tenia en su mano al escritorio, suspira rustrado y sus ojos por un momento se vuelven rojos, no sentía enojo, estaba furioso. Le informaron que la raza vampirica estaba a punto de atacar a la manada por una confucion por parte del lider de ese clan, Abdel se levanta aun apoyando sus manos en la madera y se queda mirando en un punto fijo, no tenia tiempo para mal entendidos o una guerra que para el era absurda ¿Que habia pasado? La hija de Marcos era mate de uno de sus betas ¿Problema? El lider odia a los lobos, apenas si hizo un trato con ellos, aunque ese no era el motivo por el cual faltaban minutos para que gente muriera inecesar
LA CHICA DE LA CABAÑA: Abdel: Después de unos dias, Abdel se encontraba en el aereopuerto improvisado de la manada, pues vivir en el bosque era una complicacion para los vehiculos de cualquier tipo que llegaban, esta manada esta en una isla que separa de la civilización por un gran río, es por eso que es muy difícil que vampiros o rougers cruzen sin que se den cuenta. Después de cinco minutos aparece su beta con una chica pelirroja, ella lo mira y después baja la cabeza haciendole caso a su mejor amiga, se acercaron hasta el y morwen, entusiasmadon presenta a su mate. —Alpha.—Dijo agachandose, la chica lo ve raro pero sespues hace lo mismo un poco mucho intimidada por la mirada de muerte que mostraba el hombre—El
PERROS ZARNOSOS: La chica suspiró angustiada, pues sabia bien de que trataba el tema, era el alma gemela de ese joven, y para peor estaban los dos hombres de la vez pasada en donde consideraba sus tierras, o al menos hasta ahora. Levantó sus brazos levemente para luego posicionarlos en los pectorales del extraño, empujándolo unos centimetros lejos de su espacio personal. —¡Wow! ¡Wow! calmalmado perro—Le habló por primera vez, haciendo que el lobo interior de Abdel se emocionara demaciado, queriendo salir por la chica. —Mía.—Respondió demandante, sin darle ninguna clase de explicación a su comportamiento, auqneu April sabía sobre ese tema. Sin embargo la pelinegra dió un paso hacia delante cuando se percato del brillo rojiso que desprendian sus o