INTIMIDANDO A APRIL:
El sol ya se había escondido, April se había cambiado de ropa a una cómoda para servir a los clientes, el bar se abrió hace unos minutos y casi todas las mesas estaban ocupadas, atendió a una rubia que le había pedido una Margarita. Llamo a Rafael y le pidió que le sirva la bebida, se dio vuelta al escuchar la campanita que anunciaba la llegada de personas al local, realmente se quedó sorprendida cuando vio a dos hombres sacados de una revista, caminaban como modelos hacia una mesa vacía alejados de todos. El primero, era el que parecía más fuerte y alto, tenía ojos miel claros y cabello castaño casi rubio, su mirada realmente intimidaba a April, pero no lo admitiría. A su lado iba un muchacho un poco más bajo, de tez pálida y sus ojos del mismo color de pelo, negros. Ambos emanaban un aura dominante y temible se veía a simple vista como todos bajaban la cabeza en respeto cada vez que ellos pasaban por una mesa, no le tomó importancia y siguió con lo suyo. April iba a la mesa de la rubia, con una bandeja redonda y en el medio la bebida que había pedido anteriormente aquella chica, lo que no esperaba era que al pasar junto a ella, le pusieran el pie haciendo que derramará toda la Margarita en la cara del que parecía más intimidante...El ojos miel.
—¿Quieres morir?—Preguntó con voz que para April parecía de ultratumba, un escalofrío recorrio su columna vertebral, mal presentimiento. Aún sin mirarla tomo una servilleta para comenzar a limpiarse la camisa manchada.
—Oh lo siento, dejé que busque algo para limpiarse...la cara.—Carcajeo sin querer la última palabra, pues el chico se veía muy gracioso para ella.
—¿Y crees que un "Lo siento" va a arreglar algo?—Pregunto deja de de lado la servilleta apretando la en un puño. ¿𝑄𝑢é 𝑚𝑎𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠? Se preguntó la pelinegra posando sus manos en la cintura.
—Si quieres algo que arregle esto pídeselo a ella, estoy segura de que su pie no llegó por accidente justo cuando iba a pasar ¿No es así?–Preguntó a la mujer quien estaba roja de la vergüenza, dándose vuelta para evitar la mirada de los demás. April estaba a punto de irse.
—¿Porque no me las das tú?—Habló nuevamente el castaño rubio levantándose para agarrar fuerte la muñeca de la ojiverde. Esta de un tirón hizo que la soltara y lo encaro, estaba enfadada.
—Simple.—Respondió April—No se me da la gana arreglar algo de lo cual no fui la culpable, me disculpe contigo por cortesía, porque eres el cliente. Pero no voy a permitir que sigas robándo mi tiempo, por si no lo sabes, hay gente que necesita pagar sus cuentas, así que si me disculpas me iré a trabajar y ve al baño se te chorrea Margarita por el pelo.
Al parecer el chico se había olvidado completamente del accidente, salió corriendo directo al baño fulminando con la mirada a la chica y a su amigo quien se reía a carcajadas por las ocurrencias del ojimiel. April paso todo lo que quedaba de la noche ignorando olímpicamente las miradas que le mandaban aquellas dos personas, realmente se sentía incómoda y quería terminar para irse de una buena vez. Se sacó el delantal que hace unos minutos se había puesto para ayudar a Rafael, el cocinero, y camino hacia la oficina del jefe.
—Hola.—Habló mientras pasaba después de tocar la puerta y recibir un pase del hombre.
—Hola April, ten tu paga, te di dos semanas de adelantado porque me iré de vacaciones con mi esposa y estaremos cerrados ese tiempo.—Dijo el señor entregándole un sobre marron.
—¡Listo! Gracias jefe, espero que tenga lindas semanas.—Se despidió, cerró la puerta y se dedicó a contar y separar la plata en una pequeña mesa que había cerca. Le sobraba para comprar las cosas necesarias para arreglar la ducha y la ventana que había roto en su llegada.
Paso el tiempo y llego el primer día de la semana donde empezaban sus vacaciones, aburridas a decir verdad, no tenía ánimos ni energías de entrenar, asique estaba de cabeza sentada en el respaldo del sillón jugando con sus manos como si de muñecos peleando tratasen. De un momento a otro salto del sillón y gritó, se había olvidado de comprar las llaves con las medidas adecuadas para arreglar la ducha, quería bañarse en agua caliente como una persona normal ¡Y el termo andaba mal! Busco la plata y salio lista para ir a la ferretería más cercana.
¡Cuatro horas! Cuatro horas eran las que habían pasado desde que terminó de comprar las llaves para arreglar el termo y la ducha, estaba exhausta pero aún era temprano y quería entrenar un poco, contradictorio a decir verdad. Decidió probar como había quedado su obra maestra, abrió las dos canillas buscando la temperatura ideal, se sacó la ropa junto más zapatillas y más dejó a un lado, se metió poco a poco para acostumbrarse a la nueva y caliente temperatura chocando con su piel. Simplemente hermoso, hacia tiempo que no se daba un buen baño, ahora estaría mucho más presentable para ir a trabajar, poco a poco iba progresando, si seguía así iba a poder tener una vida normal, como ella quería. Se cambió, un top y calsas cortas para moverse con agilidad en el cuarto secreto, planeaba hacer una rutina larga, que utiles que eran los vídeos en esos momentos.
Un mal presentimiento.
Eso era lo que tenía, sus sentidos estaban al tope y eso que hace unos minutos que había empezado el entrenamiento, lo dejo pasar, tal vez era otro pájaro entrometido que se colaria en su casa o algo asi, por lo que siguió un poco más tranquila con su rutina de patadas hasta que oyó como la puerta de metal se abría dejando ver que dos mujeres con edad parecida a la suya. ¿𝐿𝑎𝑠 𝑑𝑢𝑒ñ𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑠𝑎?
—¡¿Quien rayos eres niña?!—Gritó la mujer con voz realmente profunda, intimidando a April mucho más que la mirada del aquel chico del bar.
—¡No puede ser!—Gritó saliendo del cuadrilátero, estaba alterada, además de asustarla con sus presencias pensaba que eran las dueñas de la casa—¡Me van a dar un infarto! ¿Como se les ocurre gritar así a alguien desconocido?—Dijo tratando de hacerse la tonta para escapar, lo cual no funciono al ver la cara hostil de la peliblanca.
—¿Quien eres y que haces en mi casa?—Pregunto la pelirroja, tienes un color parecido al de Adriana solo que más fuego y sus ojos negros. April camino dos pasos mas cerca de ellas y se asustó.
—¿Que? ¿So...son las dueñas?—Pregunto triste, todo su esfuerzo en vano, se tendría que ir y con toda la razón del mundo pues esa no era su casa, por más que en ese mismo momento se sintiera el calor hogareño.
—Si ¿quién eres?—Repitio frunciendo más el ceño.
—Soy April, de verdad lo siento. Pensé que la casa estaba abandonada... debí suponer que en algún momento llegarían los dueños.—Susurro lo último apretando los puños, tanto que se marcaban sus uñas en la piel—Como pago deje la casa limpia, era un desastre cuando llegué, solo déjenme tomar mis cosas y en unos minutos me voy.
—Oye ¿No tienes donde vivir?—Preguntó más suave la pelirroja, pues la chica de ojos azules solo se encontraba de brazos cruzados mirando hacia el suelo, como si estuviera pensando en la situación.
—No, pero no se preocupen, lo último que quiero es que me tengan lástima o me dejen quedarme aquí por lo mismo.—Y era verdad, ella no quería la pena de nadie, su esfuerzo era mucho más satisfactorio que conseguir todo a la ligera.
—No, no lo vamos a dejar gratis ni por lastima, te quedarás... pero vas a entrenar a esta chica de aquí.—Señala a la peliblanca malhumorada, quien bufo mirando a otro lado—Permitiremos que te quedes mientras la entrenas, parece que eres muy buena, por lo que vi.
—¡Si! Digo...claro no tengo ningún problema.—Habló seria, aunque en el fondo estaba saltando de felicidad... aún seguiría en la casa y mostraría lo que había aprendido en los vídeos....que buenos videos.
(Hola,quería decirles que si quieren ver lo que pasa en esta aventura lo van a tener que ver en otra historia mi llamada mi loba blanca que está en el cap 19 y contando de pende cuánto quiero que dure. Si no les interesa saber que es lo que pasa con las chicas está bien,no va a alterar nada en la historia,Solo quería unir de alguna manera las historias.)
GRANDES PROBLEMAS:Las aventuras de April junto a esas dos desconocidas la dejaron extaciada, nunca se había relacionado tanto con alguien, después del accidente jamás pensó volver a ser la misma chica hiperactiva de antes. Feliz, esa era la palabra. Resumiendo todo lo que había ocurrido, se enteró por parte de la pelirroja llamada Magentha que tenía una chispa dentro tuyo, magia mejor dicho y energía de sobra para ser una simple humana, la peliblanca, Alex era una mujer lobo, hermosa por cierto. Después de entrenar se fueron a la guerra ¡Existian los vampiros! Que incredula había quedado la pelinegra cuando esa información había llegado de golpe a su cabeza. Ahora que había vuelto, no estaba sola, tenía a su amigo llamado bicho, un cuervo que la sigue a todos lados y por alguna razón hacia todo lo que ella ordenaba. Se había vuelto
ADRIANA:¿Como sabia que era su amiga? simple, la unica que sabia de su eistencia y se preocupaba por ella en este pueblo era ella, Adriana...la pelirroja parecida a Magentha. Despues de tirar el papel que tenia imprimido PERDIDA en el, al tacho de basura, se escondio en un callejon para luego juntar sus manos y apoyarlas a la altura de su corazon, para luego hacer algo parecido con su cabeza y murmurar unas palabras en afrikans, un destello rojo salio de ella y se disperzo como neblina por todo el pueblo, habia usado un poco de energia para buscar el aura de Adriana, era una de las cosas que habia aprendido de su amiga y mentora. Sonrio cuando sintio una leve punzada en el pecho, la habia encontrado, corrio unas cuantas cuadras siguiendo la calle de tierra, luego de unas cuantas casas vio una de color rosado con unas rjas negras p
ADIOS: Salio del Aereopuerto caminando, algunas lagrimas secas seguian en su cara, suspiro y camino sin rumbo fijo en el bosque. Todo seguiria tranquilo si no fuera porque escucho un llanto a lo lejos, corrio hacia el y vio a un niño sentado en las raices sobresalientes de un arbol, sus ojos azules estaban cristalinos y miraba hacia la nada. April camino tranquila hacia el y toco su hombro suavemente, sin embargo aquel chiquillo dio un sobresalto, miro asustado a la pelinegra y retrosedio unos pasos arrastrandose levemente. —Sh, tranquilo ¿Que paso?—Pregunto sentandose en frente del niño, quien se sacaba las lagrimas. —Yo...yo me perdi, mi mama me dijo que me quedara quieto, que no vaya con ell
RICOPARIS: Asustada, hizo que apareciera una mueca en el rostro ¿Es la dueña del lugar?Se pregunto la pelinegra mientras se sentaba en una mesa, un poco intimidada con la posibilidad de ser echada de la propiedad, suspiro y trato de relarse, ella sabia que el dueño de la casa era el mismisimo alpha de una manada, mas tiene miedo de que esa persona en frente suyo sea un pariente cercano a el. Abrio la boca para decir algo, mas no le salio ni una sola palabra. —No hay que temer, soy todo menos tu enemiga.—Le dice al ver la cara de angustia de April, esta mueve la cabeza y le clava la mirada en donde deverian estar los ojos. La mujer sonrio de lado, sabia que le molestaria que insinuara que ella tenia miedo. —Yo no te tengo miedo, creo que seria logico que estuviese a la defensiva si viene alguien a mi casa...¡Y si!
ALPHA: Abdel. Un hombre sentado en su escritorio tira un par de palpeles que tenia en su mano al escritorio, suspira rustrado y sus ojos por un momento se vuelven rojos, no sentía enojo, estaba furioso. Le informaron que la raza vampirica estaba a punto de atacar a la manada por una confucion por parte del lider de ese clan, Abdel se levanta aun apoyando sus manos en la madera y se queda mirando en un punto fijo, no tenia tiempo para mal entendidos o una guerra que para el era absurda ¿Que habia pasado? La hija de Marcos era mate de uno de sus betas ¿Problema? El lider odia a los lobos, apenas si hizo un trato con ellos, aunque ese no era el motivo por el cual faltaban minutos para que gente muriera inecesar
LA CHICA DE LA CABAÑA: Abdel: Después de unos dias, Abdel se encontraba en el aereopuerto improvisado de la manada, pues vivir en el bosque era una complicacion para los vehiculos de cualquier tipo que llegaban, esta manada esta en una isla que separa de la civilización por un gran río, es por eso que es muy difícil que vampiros o rougers cruzen sin que se den cuenta. Después de cinco minutos aparece su beta con una chica pelirroja, ella lo mira y después baja la cabeza haciendole caso a su mejor amiga, se acercaron hasta el y morwen, entusiasmadon presenta a su mate. —Alpha.—Dijo agachandose, la chica lo ve raro pero sespues hace lo mismo un poco mucho intimidada por la mirada de muerte que mostraba el hombre—El
PERROS ZARNOSOS: La chica suspiró angustiada, pues sabia bien de que trataba el tema, era el alma gemela de ese joven, y para peor estaban los dos hombres de la vez pasada en donde consideraba sus tierras, o al menos hasta ahora. Levantó sus brazos levemente para luego posicionarlos en los pectorales del extraño, empujándolo unos centimetros lejos de su espacio personal. —¡Wow! ¡Wow! calmalmado perro—Le habló por primera vez, haciendo que el lobo interior de Abdel se emocionara demaciado, queriendo salir por la chica. —Mía.—Respondió demandante, sin darle ninguna clase de explicación a su comportamiento, auqneu April sabía sobre ese tema. Sin embargo la pelinegra dió un paso hacia delante cuando se percato del brillo rojiso que desprendian sus o
Ya habían pasado exactamente cinco días desde que April había escapado de las garras de Abdel, era muy inteligente...tanto que literalmente desapareció por arte de magia, el lobo creía que todo ese asunto era culpa de la híbrida, Magentha. Tenia pensado en su mente que April quizá la había llamado para que la ayudase a ocultarse de el. Por eso llamo a si delta de ojos mieles para pedirle que llamase a la bruja, y así hablar con ella sobre su duda, en ese mismo momento la mujer de cabellera roja y penetrantes ojos negros entró por la puerta de la cabaña con aura enojada, sin embargo poco le importó a Abdel.—¿Para que requiere de mi presencia?—Preguntó rápidamente, la mujer tuvo que irse de el funeral de un ser querido, un alpha. No pudo siquiera despedirse de su amiga para terminarlo.—Magentha, Sabes que yo me entero de todo, de seguro conoces esta historia. Una muchacha de c