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°Capitulo cuatro°

GRANDES PROBLEMAS:

Las aventuras de April junto a esas dos desconocidas la dejaron extaciada, nunca se había relacionado tanto con alguien, después del accidente jamás pensó volver a ser la misma chica hiperactiva de antes. Feliz, esa era la palabra. Resumiendo todo lo que había ocurrido, se enteró por parte de la pelirroja llamada Magentha que tenía una chispa dentro tuyo, magia mejor dicho y energía de sobra para ser una simple humana, la peliblanca, Alex era una mujer lobo, hermosa por cierto. Después de entrenar se fueron a la guerra ¡Existian los vampiros! Que incredula había quedado la pelinegra cuando esa información había llegado de golpe a su cabeza. Ahora que había vuelto, no estaba sola, tenía a su amigo llamado bicho, un cuervo que la sigue a todos lados y por alguna razón hacia todo lo que ella ordenaba. Se había vuelto más fuerte, tenía poderes de quien sabe dónde salían y nuevas amigas, lo malo...había faltado al trabajo, prácticamente renunciado, tenía dinero del que Alex le había dado como recompensa por ayudarla en la guerra. Aunque lloro un poco, sentía pena para peliblanca, no pudo salvarlo.

Se levantó del sillón aburrida, silbó un poco tratando de llamar a el cuervo pero el no respondía con su típico grasñido, caminó buscando al pajarl negro y lo encontró detrás de un mueble comiendo algo.

—¡Espero que no sea una rata o te echo de la casa!—Gritó april espantando al cuervo, por suerte eran solo unas semillas que habla tomando del suelo. ¿Nueva novedad? La casa era completamente suya, aquellas mujeres se la dieron diciendo no necesitarla y tenían una manada que cuidar, otra recompensa por arriesgar su vida en ma batalla—Buen chicle, ahora ve a el bosque, te silbaré cuando esté la comida echa, carne...mucha carne.—El cuervo salió volando, pero no sin antes dejar un papel en la manos de la ojiverde.

Se lo que eres, pero tú no, solo puedo decir que no eres completamente humana. No te preocupes mantendré tu secreto bien guardado.

Atte: Desconocido bueno.

April soltó la carta y camino hasta el cesto de basura para tirarlo, se limpió las manos y comenzó a pensar ¿𝐴 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑒 𝑙𝑒 𝑜𝑐𝑢𝑟𝑟𝑟𝑒 𝑚𝑎𝑛𝑑𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑎 𝑑𝑖𝑐𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑜𝑦 ℎ𝑢𝑚𝑎𝑛𝑎? 𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜 𝑠𝑜𝑦, 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑠 𝑙𝑖𝑚𝑖𝑡𝑎𝑑𝑎 𝑦 𝑎 𝑝𝑒𝑠𝑎𝑟 𝑑𝑒 𝑠𝑒𝑟 ℎ𝑖𝑝𝑒𝑒𝑎𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎 𝑚𝑒 𝑐𝑎𝑛𝑠𝑜. 𝑁𝑜 𝑠𝑜𝑦 𝑛𝑖 𝑢𝑛 𝑣𝑎𝑚𝑝𝑖𝑟𝑜 𝑜 𝑢𝑛 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑏𝑟𝑢𝑗𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎, 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑎 𝑛𝑜𝑟𝑚𝑎𝑙 𝑎 𝑙𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑒𝑛𝑠𝑒ñ𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑎 ℎ𝑎𝑏𝑙𝑎𝑟 𝑒𝑛 𝑎𝑓𝑟𝑖𝑘𝑎𝑎𝑛𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜𝑠. 

Aún asustada toma las llaves de su casa y cruza rápidamente el bosque para ir al supermercado en el centro, nunca pudo ir pero necesitaba cosas que en un almacén normal no tendrían. Caminaba tranquila hasta chocar con una personita mucho más pequeña que ella, se disculpa y mira al niño que parece asombrado.

—Mami ¿Esa no es la niña que salía en la televisión?—Preguntó inocentemente mientras la señalaba con el dedo, la madre bajó la mano del niño y miro a April confirmando la sospecha del pequeño.

—Ahora que lo dices si, pero no me acuerdo de que, es mejor que la dejemos no queremos incomodarla.— Se excusó para alejarse y tomar su teléfono, al ver lo que tenía planeado. April salió corriendo sin dejar que la mujer siquiera la detuviera, dejó las compras para otro día y no paró hasta  doblar un par de cuadras, gente pasaba y una que otras la miraban raro, se dio vuelta para ver que tenía en la cara en el reflejo de un vidrio, grande fue su sorpresa cuando descubrió una foto suya de hace años en un papel, donde decía su edad e información, además de desaparecida.

Estaba en problemas...en muy grandes problemas.

Y por coincidencias de la vida justo al lado de ese estaba su foto, una donde la tomaron de desprevenida, con letras grandes diciendo desaparecida, y quien la buscaba no era más ni menos que Adriana... 

La mataría...A penas la viera la mataría.

Pobre de la pelirroja.

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