“... La claridad de los rayos del sol nos despierta, al igual que el bullicio de los otros invitados. Danna corre al baño, empezando a vomitar casi descontroladamente. Lo que me asustó.—¿Te encuentras bien? —Quise saber todavía desnudo, mientras la ayudaba con su cabellera.—Sí, tranquilo, creo que fue mucho vino para mí —dijo, vestida con su traje de Eva, mientras se enjuaga la boca.Nos bañamos juntos disfrutando de otra tanda sexual para luego salir a desayunar. En la mesa ya estaban ubicados varios invitados, Paula se nos acercó a saludar. —¡Wow! Danna tienes un semblante distinto hoy, creo que pasaste una muy buena noche —Al rostro de la dueña de mi cuevita se le incrementó el tono del rubor, provocando las risas entre los invitados. Para que ella se sintiera apoyada me le acerqué por detrás, abrazándola y dándole un par de besos en la mejilla.Nos unimos al grupo de comensales para luego disfrutar del área de la piscina, allí pude ver a Danna con cara de preocupación, intenté a
“… Un día en particular y por primera vez, yo iba camino a su casa media hora antes de la acordada. Necesitaba adelantar unos contratos, ella estaba de permiso médico por una virosis, por lo que no se incorporaría hasta dentro de cuatro días. Así que esa fue la excusa perfecta para ir adentrarme en su vida privada. Mi troncón se emocionó, pensando en lo que le haría a su cuevita. La ventaja de saber que ella estaba evitando a toda costa un embarazo me había permitido experimentar las mejores tandas sexuales sin preservativos; vaciarme dentro y sobre de ella... «Esa lujuriosa y lascivia actividad se había vuelto el pasatiempo favorito y casi obsesivo de troncón, en ocasiones, recostado sobre el colchón sudado me intrigaba si mi blancuzca sustancia era inagotable», me preguntaba en silencio a punto de dormirme agotado, sudado, pero, ¡rayos!, satisfecho. —Hola, buenos días, Danna —saludé, sensualmente, feliz en cuanto abrió la puerta de su apartamento.—Buenos días señor, pase, siéntase
“… Me removí bajo mis sábanas de seda negras, listo para continuar los preparativos de la gran sorpresa. Respiré ilusionado como cuando apenas era un imberbe inocente que se conformaba con ojear apurado y a escondidas las casi revistas porno de mi padre cuando este se marchaba a trabajar. Eran los minutos más increíbles del día, claro descontando los quince minutos que me llevaba erguir a mi troncón, quien en aquel tiempo en algunas que otras ocasiones se negaba a levantarse, pero la culpa definitivamente era de la insegura, penosa e inexperta manuela. En fin, gracias a Dios que hace años pasé de las revistas a las películas, allí manuela tomó mucha experiencia, logrando hacer de mi virginal pene todo un troncón, pero como era de imaginarse las triples X no eran suficiente, así que a los diecisiete años troncón se graduó con honores; con el pasar de los años entre camas ajenas, ascensores, baños públicos y universitarios, playas, piscinas y algún que otro hotelucho de mala muerte logr
“… Tras una noche muy larga para mí, la mañana del sábado llegó más tarde que temprano. Ya estábamos a punto de aterrizar, íbamos a gozar de un fin de semana solo para nosotros cuatro en una cama para dos; troncón, cuevita, Danna y yo.No sabía qué pensaría del regalo de cumpleaños que le tenía preparado, esta vez la tobillera era algo diferente; sabía muy bien que Danna no podría usarla, pero igual era de ella.Ya habíamos desempacado, estábamos por cambiarnos la ropa para bajar a la playa, cuando la senté en el borde de la cama y le dije que iba a enseñarle su primer regalo de cumpleaños. Así que; empecé a hacerle un stripper muy bien ensayado, dejándola absorta con la boca abierta y a cuevita húmeda, era la idea, me quité la media del pie izquierdo, el que coloqué sobre su muslo invitándola a detallarlo. Ella abrió los ojos hasta casi más no poder, se tapó la boca, tragó un grito y empezó a temblar, comprendiendo lo que yo había hecho.—¡OMG!... Por Dios, ¿cuándo lo hiciste?... est
Al regresar a casa luego de una larga jornada laboral me encuentro rodeado por los aromas de una deliciosa cena, la voz cantarina, aunque algo desafinada, de la mujer que considero la más hermosa de todas; sin importarme sus primeras canas, sus incipientes arrugas y ese cuerpo con huellas de los embarazos, así como el bullicio inocentón de las interminables peleas de mis dos hijos me hace sentir que estoy vivo y que mi legado de amor me ha permitido hacer de mi familia mi mundo y de esta casa un hogar.—“Uhmm, uhmm” como siempre mi amor, la comida estuvo deliciosa —agradezco con una gran sonrisa, porque de ser sincero no me cuesta nada reconocer los méritos en las artes culinarias de mi amada esposa Talía, digo luego de saborear mi humeante café, dando por terminada la cena.—Darren, hijo— rompo el silencio entre ambos. —Acompáñame al estudio necesito hablar contigo— Le digo aun sabiendo que esta simple petición le ocasiona molestia o peor aún, enojo.Mi esposa me toma de la mano apre
“… Vi a Morgan salir de mi oficina luego de sellar nuestra apuesta, me preparé, mentalmente, y planifiqué un algoritmo de acciones para ganar.Me levanté de mi asiento dirigiéndome con paso firme hacia el ventanal que me daba una vista al lado empresarial de la gran ciudad de Caracas. Donde mis padres decidieron establecer el punto central de operaciones de un consorcio enfocado en las bellas artes. «El amor versus realidad, es fácil presagiar el ganador», pensé sintiéndome confiado al imaginarme llamar al primogénito de Morgan por mi nombre. Desde pequeño se me inculcó que la constancia, la tenacidad y el trabajo duro dan resultados en todos los aspectos de la vida. Mi madre me ha repetido hasta el cansancio que se debe cerrar cada ciclo que iniciamos. Así que; fui capitán del equipo de básquetbol en la universidad, presidente del foro de discusiones en la clase de arte contemporáneo, y el segundo en la promoción de graduandos en la universidad. Morga se llevó el primer lugar, sin e
“… Sintiéndome confiado de tener a Danna con tres dardos bien clavados, proseguí con la presión, disfrazada de un acercamiento unilateral. Pues yo no estaba, ni de coñas, dispuesto a entrar de lleno en la apuesta; no por nada me consideraba un buen crupier siempre listo para que la casa gane. —Empieza por no llamarme señor, dime Daniel —solté de buenas a primeras.—No, señor, aún no hemos llegado a un acuerdo, por lo tanto, seguiré llamándolo señor — refutó muy seria. Debo reconocer que eso me sorprendió y me hizo preguntarme; ¿quién es esta mujer que tengo al frente?, ¿por qué no actúa como el resto de las mujeres que conozco?—Bien, Danna, cómo usted quiera —Me resigné a escuchar sus reglas, le entregué un gesto de indulgencia envuelta en resignación. Total, qué tanto podría cambiar las reglas del juego.Propuestas, que según sean planteadas rechazaré “educadamente”. Desde un principio debo hacerle entender que; yo mando y ella obedece. Ya saben dominante y sumisa, como debe ser. D
“… Conforme, pero algo agotado por las negociaciones con Danna, opté por acompañarla a la puerta, no sin antes, aprovechar la oportunidad de colocar mi juguetona mano al final de su espalda. Sentir el bamboleo latino de sus caderas; esas mismas que emitieron unas ráfagas de electricidad que recorrieron la mía desde mi nuca hasta el final de la misma para finalmente rodear mi cintura e iniciar el bombeo en mi cilindro carnoso fue una majestuosidad del presente a entregarse al futuro Ella, sin mucho disimulo, intentó apurar su paso al sentir el calor de mi mano, así que, extendí la abertura de mis dedos para abarcar mayor espacio corporal. En ese momento le sugerí que se relajara, y que deberá acostumbrarse a mis toques y caricias. Danna asintió, buscando relajación, bromeó diciendo que parecemos pin y pon, ambos reímos, ya que de ser sincero su cabeza llega, escasamente, a la altura de mi pecho. Juraría que era tan menuda que mis manos podrían cubrir con facilidad su sensual espalda..