-Ni en mis peores pesadillas imagine esto, ¡No lo puedo creer! - lanzó al aire con evidente disgusto -Confiaba en ti, di todo de mí en esta relación para que funcionara ¡Maldita sea!, soy tan… tan estúpida. Esto me pasa por no ver que era lo que estaba pasando-
-No es lo que imaginas, ¡Nada de lo que tus ojos ven es cierto!, Estas equivocada, solo déjame explicarte- pidió desesperado frente a la mirada atónita de la mujer ante la situación que se desarrollaba -Una conversación resolverá todo esto, siempre lo hace, dame un momento te pido por favor-
Pero nada de lo que pudiera salir de su boca podría ni mínimamente explicar tal escena, ninguna palabra podría reflejar la situación a la perfección. Él, recostado en su cama, junto a una delgada y pequeña mujer de cabello castaño y ojos oscuros como la noche, ambos desnudos torpemente cubiertos por su edredón suizo.
El hombre se levantó trastabillando de la cama, intentando recoger algunas de sus prendas para tapar su desnudez y a la vez tratando a toda costa de impedir que la mujer recién llegada se fuera de la habitación, pero las palabras sobraban entre los dos, no había necesidad de ser adivino para saber la respuesta ¡La había engañado de la más vil manera!, pero él no se iba a rendir.
En su intento de retenerla fijo sus dedos en su brazo, enterrándolos, aferrándose a ella para que no se fuera. Lo que no esperaba era la reacción de la fémina, quien se dio la vuelta con la cólera a flor de piel, brindándole una fuerte y sonora bofetada que lo dejó sentado con los ojos bien abiertos. Estaba conmocionado, ella nunca se había comportado de esa forma tan… tan…
Sin mediar palabra, la mujer se dio la vuelta abriendo la puerta y retirándose de la habitación con premura. Avanzó con rapidez hasta llegar a su vehículo, el cual encendió con furia y aceleró a fondo al ver salir al hombre a medio vestir desde dentro de la vivienda.
-¡Ann!- Gritó al aire batiendo sus brazos erráticamente, pero ella ya se había marchado. Él no merecía un segundo más de su tiempo.
Se había jurado años atrás no llorar si esta situación se presentara en su vida. Lo tenía tan claro que su ira subió a los cielos cuando sintió como algo frío recorría su mejilla deslizándose lentamente, mojando su ropa.Sabía que se había saltado varios semáforos en rojo y esperaba que los peatones a los que estuvo a punto de arrollar tuvieran corazón fuerte para reponerse de casi morir. Pero… realmente no le importaba, nada lo hacía en estos momentos.¿De qué le servía ser reconocida? ¿De que servía saberse importante para muchos? Ella, una arquitecta de profesión. Todos sabían que era el referente a seguir para el diseño y maquetación con respecto a las estructuras modernas y futuristas. Faltaban dedos para contar las edificaciones construidas con aires revolucionarios y ni qué decir de los premios que ostentaba lucir en su oficina.Para que profesar amor, a ella, Anastacia Banes, donde todos habían llevado su nombre al simple diminutivo de Ann. Alta, esbelta, de personalidad arrol
Pocas veces en su vida James había visto a su amiga perder los estribos de aquella manera. Era alguien bastante seria y medida, pero percibir las miles de emociones cruzar por su rostro en cuestiones de segundos no era algo que pudiera presenciar todos los días.-Ann, no sé qué rayos te haya pasado, ni porque estas tan alterada, pero te pido te calmes primero para poder hablar como personas civilizadas que somos- se impuso bloqueando con su cuerpo el camino hacia su compañero.Anastacia devolvió su mirada indignada a su amigo ¿Cómo James se atrevía a defender a aquel bastardo?-De todos los que podías tener de compañía hoy ¿Le elegiste precisamente a él? ¿Desde cuándo se conocen tan bien? ¿Por qué no me lo dijiste? Nunca mencionaste que eran amigos- estaba tan cegada de la furia y dolor que apenas podía pensar.El joven aparte miraba expectante la escena, no entendía la actitud de la mujer menuda de cabello negro algo despeinado, con ojos brillantes que destilaban rabia, ni mucho meno
Anastasia soltó un suspiro sintiéndose agotada. Su cabeza y pecho dolían. Se dejó caer en el butacón detrás de ella y agradeció que James le diera un vaso con un trago de wisky. Lo necesitaba en serio o exploraría. Aun le era difícil ver a ese hombre casi idéntico a su ahora ex y no tener pensamientos incorrectos o arden de rabia recordando la traición que le había hecho.-Esos dos no se merecen ni siquiera que estemos hablando de ellos- Ann soltó después de bajar el pesado líquido por su garganta de un solo trago. Le ardió mas no lo mostró. El dolor en su pecho era aún más.Ella había estado con su Jonathan por ya tiempo, habían planificado varias cosas. No habían tenido fallas en su relación y eran bastante compatibles tanto en la vida como en la cama. Entonces no comprendía por qué le la había traicionado de esa vulgar manera.Jame y Nicolae se miraron entre ellos.-Nosotros también fuimos muy estúpidos al creerles, al confiar en ellos- continuó con auténtico dolor Nicolae. Sus man
La mente de James quedó completamente en blanco al escuchar aquellas palabras, ni media hora tenían de conocerse este par y… y… ¿Ya estaban pensando en casarse? A Doraline no le había alcanzado el tiempo para prepararles un café y ya hablaban de matrimonio.-¿Pero qué clase de locura es esta?- exclamó sorprendido casi gritando -A ver, se me sientan tranquilos los dos, se toman un calmante primero, respiran profundo, ponen la cabeza en orden, piensan bien lo que van a hacer, porque ninguno sale de esta habitación hasta que no recuperen la cordura- expresó James que parecía que era el que se iba a volver loco- Acaso se les tostó la única neurona que tienen.-Eh, sin ofender- Ann se recostó en el asiento como si lo que hubiera dicho fuera algo bien natural.James, se desplazó hasta la entrada de biblioteca cubriendo la puerta con su cuerpo, sabía que podían hacerlo a un lado y salir sin problemas, pero por lo menos deseaba dar ese toque de imposición, porque el momento así lo ameritaba,
Flashback-Hermano, quiero hablar contigo, no hay mejor consejero que tu propio gemelo- Expresó Nicolae con amabilidad.-¿Qué quieres ahora?- Indicó el mayor -¿Por qué siempre debo resolverte tus problemas?-Vamos Jonathan, solo vengo a decirte que quiero proponerle matrimonio a Berlín. Es la mujer de vida- Expresó Nicolae de forma directa.La mueca de disgusto no pudo ser disimulada, Nicolae imaginaba esta reacción. Estaba preparado para lo que se pudiera presentar.-No te preocupes hermano, no tengo interés en hacer efectivo el testamento, para la empresa estás tú, conoces el manejo y sabes cómo hacerla más eficiente, lo traes en tus venas. Yo tengo otra idea sobre qué hacer en mi futuro- respondió el más joven con sinceridad.-No te creo ni un gramo de tu amabilidad, pero sabes que, complácela en todo, cásate y disfruta con ella- replicó Jonathan – Cuando la tengas aprisionada entre tus brazos y debajo de tu cuerpo, ese será tu momento para sorprenderla- sonrió entre dientes por su
De verdad que rezaba por un milagro, uno muy grande. En su delirio, James esperaba que alguien atravesara la puerta para detener todo lo que se venía suscitando entre los presentes. Eso era una locura total.Mentiría si dijera que no estaba nervioso, su rostro de incredulidad no hacía más que aumentar con cada segundo que pasaba. Oh si, debía revisarles la presión, de seguro les debía faltar oxigeno porque no podía apartar la idea que sus cerebros no estaban funcionando correctamente.-¡Van a acabar con mi vida!- exclamó frustrado James - Si pensaba que perder el cabello era un problema ahora ustedes me van a dejar totalmente calvo con sus locuras. ¿De dónde sacaron esa idea? Se les tostaron las neuronas con tanto dinero a su alrededor-Ann y Nicolae rompieron su conexión y dirigieron su mirada al joven, ambos sabían que no era lo correcto, pero en esta situación ¡Que importaba lo correcto!, deseaban saborear con premura el dulce sabor de la venganza. Ann no debía permitirle a nadie q
Ann tomó las escaleras con premura, una característica que difería totalmente de su personalidad, la fría y calculadora ingeniera no estaba maquetando lo siguiente después de firmar los papeles que los declararían marido y mujer, por su mente no pasaba la idea de lo consecuente al finalizar la boda, pero estos pensamientos no turbaban la mente de la mujer.Muy distante del pensamiento de Ann, para Nicolae otra historia era, si bien estaba centrado en su venganza reconoció que había omitido detalles que poniéndolo en probabilidades, de seguro causarían un revuelo en la pelinegra, podría pedir el divorcio de forma inmediata.-¡Thyan! ¡Thyan!-Vocifero Anastasia al aire esperando ver salir a la mujer de alguno de los espacios de la casa, en su lugar se presentó asistiendo a su encuentro una jovencita menuda con la cabeza gacha.-Necesito salir con urgencia, puedes pedirle al valet que traiga mi vehículo por favor- Solicitó atentamente.-Claro señorita Ann, ya nos pondremos en comunicación
Jonathan analizaba el mejor escenario, aun no salía del apartamento, quizás en el fondo de su ser esperaba que ella volviera de alguna forma, que algo necesitara de sus pertenencias y regresara asumiendo que él ya había abandonado la estancia.Los golpes en la puerta se habían detenido hace ya más de una hora y desconocía el paradero de aquella mujer.Una sonrisa socarrona atravesó su rostro, hubiera disfrutado verla forcejear desnuda con la seguridad, además que imaginaba cual sería el transporte que se atrevió a tomar carente de ropa.–Pobre Berlín, la condescendencia no va conmigo- Lanzó al aire mientras daba otra calada a su cigarrillo – Berlín, Berlín… no supiste elegir, te dejaste engañar, porque para volar te hacen falta alas, pero a ti Ann, te las cortaría de ser necesario, no estoy listo para dejarte, te quiero conmigo, este es tu lugar- Expresó mientras miraba una foto colgada en la pared de ambos sentados en un jardín.En el bolsillo de su pantalón algo comenzó a vibrar, no