Pocas veces en su vida James había visto a su amiga perder los estribos de aquella manera. Era alguien bastante seria y medida, pero percibir las miles de emociones cruzar por su rostro en cuestiones de segundos no era algo que pudiera presenciar todos los días.
-Ann, no sé qué rayos te haya pasado, ni porque estas tan alterada, pero te pido te calmes primero para poder hablar como personas civilizadas que somos- se impuso bloqueando con su cuerpo el camino hacia su compañero.
Anastacia devolvió su mirada indignada a su amigo ¿Cómo James se atrevía a defender a aquel bastardo?
-De todos los que podías tener de compañía hoy ¿Le elegiste precisamente a él? ¿Desde cuándo se conocen tan bien? ¿Por qué no me lo dijiste? Nunca mencionaste que eran amigos- estaba tan cegada de la furia y dolor que apenas podía pensar.
El joven aparte miraba expectante la escena, no entendía la actitud de la mujer menuda de cabello negro algo despeinado, con ojos brillantes que destilaban rabia, ni mucho menos comprendía el motivo de su disgusto hacia su persona. Se atrevió a levantar su mirada y conectar su vista con la ofuscada recién llegada, y simplemente se levantó de su asiento. Se dirigió con paso firme hasta su lugar extendiendo su mano brindándole una sonrisa tranquilizadora. Siempre funcionaba con cualquier mujer y quizás pudiera llegar a algún entendimiento con ella, pero este gesto le costó más de lo que pudiese imaginar.
-¡Ann!- exclamó James al percatarse de la cachetada que le fue propinada a su amigo por parte de la mujer. Fue tan rápido que ninguno de los dos hombres pudo reaccionar.
Ella podía parecer poca cosa en ese momento por su aspecto arreglado a medias, pero estaba acostumbrada con lidiar con muchas situaciones desagradables, y esa era una de ellas y no estaba bajo todo su control.
-¡Muérete!- Ann dirigió su odio hacia el hombre que no hacía más que acariciar la zona donde el golpe fue propinado y se volvía rojo rápido, su mejilla palpitaba -¡Muérete y déjame en paz de una vez por todas! ¿No te bastó lo que me hiciste? Traicionarme de esa forma después de todo lo que pasamos, y apareces de nuevo delante de mí- las palabra de ella podían ser duras pero había notable dolor en ellas.
-Ann, ¿Pero qué cosas dices?, ¿Por qué le hablas así a Nicolae?- James preguntó con gran asombro en su rostro frente a la inusitada escena. Debía hacer algo pronto con la tensa atmósfera. Su amigo no solía ser violenta, así que algo grave debía haber pasado para que ella estuviera reaccionando de esa forma.
Nublada por el dolor, el engaño y la tristeza, las palabras de su amigo fueron calando dentro de ella y poco a poco su visión se fue haciendo más clara, despejando la imagen de su ex novio hacia el joven que yacía frente a ella. Aun con las lágrimas inundando sus ojos pudo notar que había algunos detalles que no eran precisamente de Jonathan, como, por ejemplo, la cicatriz en su ceja y la forma de su cabello. El hombre frente a ella podía ser la viva imagen de Jonathan que no había notado dado su estado alterado, pero ahora, un poco más clara, algunos detalles realmente no coincidían.
-¿Lo dices por Jonathan? ¿Cierto? ¿Hizo algo otra vez?- preguntó aprensivo el golpeado, con una expresión en su rostro de compresión en vez de molestia. Por lo visto estaba acostumbrado a que esta escena se repitiera en su vida.
Anastasia alzó una ceja incrédula.
-No me vengas con eso de que eres su gemelo y que mágicamente te confundí con él. Eso solo ocurre en las películas y en las novelas cliché. Y esto no es ni uno ni lo otro.
Nicolae sonrió de lado, auqneu su mejilla latió. La mujer era pequeña, pero letal.
-Nos parecemos, pero no somos iguales. Sé que ya te disté cuenta, tus ojos no paran de recorrerme ¿me equivoco?
Ann omitió su respuesta, permaneciendo callada, sin embargo, su pecho latía, no solo por la exaltación sino por la impresión. Como no confundirse si los parecidos eran muchos. No estaba perdiendo la razón, ni era casualidad el haberlos confundido, la mayor diferencia era el cabello largo color cobrizo oscuro que se amarraban en una pequeña coleta detrás de su nuca dejando mechones que enmarcaban su rostro, no había dudas de que tenían que ser familia pues era un tono un poco inusual.
-Si tú lo dices- indicó Ann con evidente disgusto aun sin estar muy convencida- Pero vaya hermano tienes que le pone los cuernos a su novia en la cama donde han dormido varias veces.
El rostro de Nicolae se puso serio junto a James que comenzaba a entender la situación. Ya sabía que algo debía haberle pasado a su amiga para que esta hubiera reaccionado de aquella forma tan descontrolada.
-Es mi gemelo, eso no quiere decir que seamos iguales. Y de alguna forma entiendo cómo te sientes ahora mismo- indicó el joven notando como ella ponía una expresión de «en serio»- También me engañaron a mí, mi novia también me engañó acostándose con mi hermano-
Ahora Ann comprendía porque en su mirada percibió la misma tristeza que a ella le embargaba. Y su expresión se suavizó. Ella sabía bien quien era Berlin, ese nombre no le era irreconocible. La había visto poco atrás, precisamente junto al que había sido el novio de ella. Por cosas de la vida las personas engañadas ahora estaban frente a frente en la misma habitación.
¿Tipica historia cliché de película? Pues quien pensaría que eso le ocurriría precisamente a ella.
Anastasia soltó un suspiro sintiéndose agotada. Su cabeza y pecho dolían. Se dejó caer en el butacón detrás de ella y agradeció que James le diera un vaso con un trago de wisky. Lo necesitaba en serio o exploraría. Aun le era difícil ver a ese hombre casi idéntico a su ahora ex y no tener pensamientos incorrectos o arden de rabia recordando la traición que le había hecho.-Esos dos no se merecen ni siquiera que estemos hablando de ellos- Ann soltó después de bajar el pesado líquido por su garganta de un solo trago. Le ardió mas no lo mostró. El dolor en su pecho era aún más.Ella había estado con su Jonathan por ya tiempo, habían planificado varias cosas. No habían tenido fallas en su relación y eran bastante compatibles tanto en la vida como en la cama. Entonces no comprendía por qué le la había traicionado de esa vulgar manera.Jame y Nicolae se miraron entre ellos.-Nosotros también fuimos muy estúpidos al creerles, al confiar en ellos- continuó con auténtico dolor Nicolae. Sus man
La mente de James quedó completamente en blanco al escuchar aquellas palabras, ni media hora tenían de conocerse este par y… y… ¿Ya estaban pensando en casarse? A Doraline no le había alcanzado el tiempo para prepararles un café y ya hablaban de matrimonio.-¿Pero qué clase de locura es esta?- exclamó sorprendido casi gritando -A ver, se me sientan tranquilos los dos, se toman un calmante primero, respiran profundo, ponen la cabeza en orden, piensan bien lo que van a hacer, porque ninguno sale de esta habitación hasta que no recuperen la cordura- expresó James que parecía que era el que se iba a volver loco- Acaso se les tostó la única neurona que tienen.-Eh, sin ofender- Ann se recostó en el asiento como si lo que hubiera dicho fuera algo bien natural.James, se desplazó hasta la entrada de biblioteca cubriendo la puerta con su cuerpo, sabía que podían hacerlo a un lado y salir sin problemas, pero por lo menos deseaba dar ese toque de imposición, porque el momento así lo ameritaba,
Flashback-Hermano, quiero hablar contigo, no hay mejor consejero que tu propio gemelo- Expresó Nicolae con amabilidad.-¿Qué quieres ahora?- Indicó el mayor -¿Por qué siempre debo resolverte tus problemas?-Vamos Jonathan, solo vengo a decirte que quiero proponerle matrimonio a Berlín. Es la mujer de vida- Expresó Nicolae de forma directa.La mueca de disgusto no pudo ser disimulada, Nicolae imaginaba esta reacción. Estaba preparado para lo que se pudiera presentar.-No te preocupes hermano, no tengo interés en hacer efectivo el testamento, para la empresa estás tú, conoces el manejo y sabes cómo hacerla más eficiente, lo traes en tus venas. Yo tengo otra idea sobre qué hacer en mi futuro- respondió el más joven con sinceridad.-No te creo ni un gramo de tu amabilidad, pero sabes que, complácela en todo, cásate y disfruta con ella- replicó Jonathan – Cuando la tengas aprisionada entre tus brazos y debajo de tu cuerpo, ese será tu momento para sorprenderla- sonrió entre dientes por su
De verdad que rezaba por un milagro, uno muy grande. En su delirio, James esperaba que alguien atravesara la puerta para detener todo lo que se venía suscitando entre los presentes. Eso era una locura total.Mentiría si dijera que no estaba nervioso, su rostro de incredulidad no hacía más que aumentar con cada segundo que pasaba. Oh si, debía revisarles la presión, de seguro les debía faltar oxigeno porque no podía apartar la idea que sus cerebros no estaban funcionando correctamente.-¡Van a acabar con mi vida!- exclamó frustrado James - Si pensaba que perder el cabello era un problema ahora ustedes me van a dejar totalmente calvo con sus locuras. ¿De dónde sacaron esa idea? Se les tostaron las neuronas con tanto dinero a su alrededor-Ann y Nicolae rompieron su conexión y dirigieron su mirada al joven, ambos sabían que no era lo correcto, pero en esta situación ¡Que importaba lo correcto!, deseaban saborear con premura el dulce sabor de la venganza. Ann no debía permitirle a nadie q
Ann tomó las escaleras con premura, una característica que difería totalmente de su personalidad, la fría y calculadora ingeniera no estaba maquetando lo siguiente después de firmar los papeles que los declararían marido y mujer, por su mente no pasaba la idea de lo consecuente al finalizar la boda, pero estos pensamientos no turbaban la mente de la mujer.Muy distante del pensamiento de Ann, para Nicolae otra historia era, si bien estaba centrado en su venganza reconoció que había omitido detalles que poniéndolo en probabilidades, de seguro causarían un revuelo en la pelinegra, podría pedir el divorcio de forma inmediata.-¡Thyan! ¡Thyan!-Vocifero Anastasia al aire esperando ver salir a la mujer de alguno de los espacios de la casa, en su lugar se presentó asistiendo a su encuentro una jovencita menuda con la cabeza gacha.-Necesito salir con urgencia, puedes pedirle al valet que traiga mi vehículo por favor- Solicitó atentamente.-Claro señorita Ann, ya nos pondremos en comunicación
Jonathan analizaba el mejor escenario, aun no salía del apartamento, quizás en el fondo de su ser esperaba que ella volviera de alguna forma, que algo necesitara de sus pertenencias y regresara asumiendo que él ya había abandonado la estancia.Los golpes en la puerta se habían detenido hace ya más de una hora y desconocía el paradero de aquella mujer.Una sonrisa socarrona atravesó su rostro, hubiera disfrutado verla forcejear desnuda con la seguridad, además que imaginaba cual sería el transporte que se atrevió a tomar carente de ropa.–Pobre Berlín, la condescendencia no va conmigo- Lanzó al aire mientras daba otra calada a su cigarrillo – Berlín, Berlín… no supiste elegir, te dejaste engañar, porque para volar te hacen falta alas, pero a ti Ann, te las cortaría de ser necesario, no estoy listo para dejarte, te quiero conmigo, este es tu lugar- Expresó mientras miraba una foto colgada en la pared de ambos sentados en un jardín.En el bolsillo de su pantalón algo comenzó a vibrar, no
Nicolae sintió una corriente de aire que se filtraba de algún espacio de la habitación, recordaba haber cerrado las ventanas y la puerta al ingresar, pero no podía evitar sentir que alguna se le había olvidado.Decidido a encontrar su error, cerró el paso de la regadera y salió de la ducha, ubicó a su mano derecha la toalla y procedió a eliminar el exceso de agua que su cabello y piel destilaba. Giró la perilla de la puerta notando que no la había cerrado así que la jaló hacia sí y al atravesar el umbral notó una sombra, si sus ojos no lo engañando, esta sombra tenía silueta femenina.Ann había invadido su habitación, lo afirmaba porque en este momento ya no dudaba de quien se atrevió a entrar a hurtadillas, su rostro fue claro para él cuándo ella se giró y con destreza ajustó la puerta en su lugar.¿Qué estaría buscando? Paseó sus ojos por el espacio mirando, analizando que podría querer ella que él tuviera en su poder.Después de pensar varios segundos mejor retiró la idea de su cab
Ann estaba disfrutando la vista, sentía su mente despejada y es que la descarga de emociones que experimentaba contribuía a su sensación de bienestar, se sentía plena, libre.El viento hacía volar su cabello y golpeaba su rostro con fuerza haciéndola sentir viva, fresca. Nuevos horizontes se mostraban en su vida, así como el sol caía en el atardecer. Tenía la seguridad que el día de mañana volvería a brillar con intensidad, esas eran las promesas del futuro.Al cambiar el semáforo a verde pisó el acelerador a fondo. Su apartamento se ubicaba en toda la interestatal y lo que menos deseaba en estos momentos era tener que rememorar el tamaño de los cuernos que cargaba gracias a cierta persona.Su pensamiento la distrajo de unos ojos que la miraban con sorpresa, no pudo percibir como su presencia en aquel lugar y en aquel auto causaba estragos en la persona que estaba atenta a sus movimientos.Así que Ann siguió su ruta en tranquilidad, dejándose absorber por la vegetación que ostentaba a