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Entonces aplaudieron hasta verlo acercarse a las escaleras, pero algo sin duda lo dejó helado.

-El trabajo en realidad es obra tuya, solo fui una cómplice en tus planes- Escuchó a Ann hablar.

Sus ojos se conmovieron al verla ahí de manera hechizante y segura. No tenía la menor duda, ese era su lugar, seguía avergonzada de lo que tuvo que presenciar, pero no podía solo dejar pasar lo que el hombre estaba haciendo por ella.

Con mucha gracia sonrió y tomó su mano antes de caminar entre todos los invitados.

Su cuerpo tembló, y su cara se arrugo frente al color morado que pintaba su nívea piel, Jonathan lo hizo con la clara intención de darle celos, pero jamás permitiría dejarla a ella en ridículo.

Se ingenió el anticipar su proyecto para distraer la atención de la penosa situación, sus ojos solo lograron captar a un par murmurando cosas por lo bajo, pero no tendría mayor trascendencia.

Los flashes en cambio, fueron dirigidos a él, y ahora a ellos, mientras sostenía su mano en la suya.

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