Entonces aplaudieron hasta verlo acercarse a las escaleras, pero algo sin duda lo dejó helado. -El trabajo en realidad es obra tuya, solo fui una cómplice en tus planes- Escuchó a Ann hablar. Sus ojos se conmovieron al verla ahí de manera hechizante y segura. No tenía la menor duda, ese era su lugar, seguía avergonzada de lo que tuvo que presenciar, pero no podía solo dejar pasar lo que el hombre estaba haciendo por ella.Con mucha gracia sonrió y tomó su mano antes de caminar entre todos los invitados.Su cuerpo tembló, y su cara se arrugo frente al color morado que pintaba su nívea piel, Jonathan lo hizo con la clara intención de darle celos, pero jamás permitiría dejarla a ella en ridículo.Se ingenió el anticipar su proyecto para distraer la atención de la penosa situación, sus ojos solo lograron captar a un par murmurando cosas por lo bajo, pero no tendría mayor trascendencia.Los flashes en cambio, fueron dirigidos a él, y ahora a ellos, mientras sostenía su mano en la suya.
El recorrido al carro fue silencioso, no se hablaron o miraron demasiado, pero Nicolae le tomaba la mano a cada rato, apoyándola, especialmente cuando la notaba más dispersa, dándole un suave toque para hacerla volver a su normal ser.El sueño los tomo rápidamente al estar en el apartamento, al despertar tenía leves recuerdos de él sacándole los zapatos, el abrigo, arropándola y dándole un suave beso en su frente, pero no recordaba haber llegado a su cama.Y pues... No lo recordaba, porque no lo hizo. Había despertado al pie de la cama de Ann, acostado boca arriba, mirando al techo, tendido en la alfombra al pie de la cama.Esto era nuevo y era muy probable que le augurara un buen día, al final, la noche termino silenciosa, sin muchas revelaciones.No se iba a negar en este instante, cuando vio a Jonathan acercándose y besando a Ann contra su voluntad, por un momento la culpó también, porque ella no se negaba a pesar de que a él si le recrimino el acercamiento de Berlín, pero ella no
-¿De verdad eres tu otra vez Berlin?.- Habló con total extrañeza, tenía días sin verla y que luego de la escena en el hospital apareciera como si nada hubiese pasado, como si todo estuviera bien no hizo más que dejarlo extrañado. Sin embargo, la confrontación en esta oportunidad no estaba dirigida al hombre, no se limitó solamente contra el menor de los Muster, ella tenía otro objetivo en mente, en especial porque sabía que la vez pasada la había quebrado, ahora su plan incluía con más fuerza Ann, con quien la rubia mujer hacia más contacto visual. -Para mis ojos es una muy grata sorpresa encontrarme con la pareja del momento, son un par de tortolos enamorados besándose en el centro comercial. - Pronunció con evidente sarcasmo. Ann sonrió con superioridad ante su proclamada rival en el juego del amor. Ella se había anticipado a los hechos, besando fugazmente los labios del hombre, rozando su mejilla y desacomodando su cabello, por supuesto esto tenía una razón, la había visto desd
La visita en su casa fue repentina, que le dijeran que el padre de su amiga se encontraba esperándole en la puerta o en dado caso la autorización para el ingreso a su espacio. Si, esto estaba mal, algo raro estaba pasando y no quería encararlo el, bastante tenía con tener que atender los asuntos de su propia familia como para sumar los problemas de la ajena. -Díganle que pase, que lo espero en el estudio, por favor, pregúntenle también que desea tomar, así nos traen prontamente las bebidas, yo quiero agua gasificada con unas gotas de limón- Ordeno el mayor de la familia. Tenía algo de ansiedad, pero todo se fue disipando poco a poco para dejar paso a una sonrisa tranquilizadora. Espera con fuerza no encontrarse con el ¿Qué le iba a decir? Rogaba porque la silueta e imagen que vislumbraba no fuera la de Arturo, su amiga no se llevaba bien con él y prácticamente lo ignoro el día de su boda, no quería dar las explicaciones que no le correspondían. Para su mala suerte, se trataba del
Pensó que hablar con ella seria caótico para el pero Berlin se lo ponía fácil, había pensado ideas fatalistas que se estaban desarmando en el aire con la actitud avariciosa y de gran codicia, en especial porque hablar con Berlín era confirmar que estaba dispuesta a todo lo que fuera necesario por dinero, ella no era pobre pero el impulso económico que le daba la familia Muster era otro nivel. -Nicolae, de verdad, de verdad estoy muy arrepentida- Inicio su discurso con tono dulce y gentil. Verla a la cara lo hizo pensar que su nobleza le hacía tomar decisiones estúpidas. -De verdad lo lamento Berlin, pero creo que esto de verdad que no vale la pena- Habló con convicción -No creo ni una sola palabra de lo que dices, solo me quede para dejártelo en claro- -No soy una mentirosa, nunca he mentido, de verdad te amo, siempre te he amado. Pero molesta que quieras seguir adelante con Ann, odio tu obstinación, tu gusto por esa estúpida insípida mujer ¡No te detendré, pero estás en un grave e
Jhonathan Muster tenía planes y los ejecutaría con gusto, aprovecharía la ausencia de su hermano para entrar a la oficina y poder ejecutar otra de sus ideas. Entraba con elegancia, y por supuesto con unos lentes oscuros, sabiendo bien como le lucían a sus facciones cuadradas, debía alimentar su ego. Caminó saludando a todos, pero su atención se centró principalmente en las secretarias y también a las recepcionistas que lo adulaban cada vez que entraba, reafirmando su encanto masculino. -Por mucho que seamos gemelos, es obvio que Nicolae nunca me va superar. - Se aduló a sí mismo Y entonces abrió su oficina, la oficina de presidencia, espero encontrarla vacía, pero contrario a lo pensado, que estaría vacía, ya que su hermano no estaba, se encontró con que era su mano derecha quien ocupaba con orgullo el lugar en la silla presidencial. -Javier, qué sorpresa verte aquí precisamente. - Expresó con altivez el Muster. -Lamento no haberle advertido antes señor, no sabía que vendría hoy
Ann y Jonathan giraron sus cuerpos inmediatamente movió su vista hacia la voz que retumbaba en el espacio.Allí de pie se encontraba Nicolae mirándolos serio, sus ojos lucían inexpresivos ante la escena de su hermano además la expareja de su ahora esposa, aprisionada entre sus brazos, tan cercanos que casi podían besarse, el ya llevaba unos cuantos minutos fuera, escondido en una esquina en donde alcanzaba a oír con claridad lo que cada uno expresaba.Aunque lo quería disimular, Nicolae estaba realmente molesto, no sólo por las condiciones en que se miraban, a sus ojos era más que notable que Ann estaba en un gran dilema, lucia incomoda, pero no lo suficiente para que su hermano no lograra convencerla de volver a su lado.Verlos juntos solo revivió las palabras dichas por Berlín, “Ella nunca se fijará en ti como hombre” Si algo nunca le había gustado, era sentir que estorbaba, así que su sensación ahora era que estaba separando a esta pareja que de verdad se quería, a diferencia de su
Ambos se miraban seriamente, Nicolae sentía que esta era su primera pelea matrimonial, muy diferente de otra discusión cualquiera que hayan tenido antes, lo cual le hacia sonreír, porque el motivo era totalmente descabellado.En medio de la situación sintió su cuerpo caliente contra el de él, ella lo abrazaba con fuerza, mientras también la abrazaba de regreso. -Te lo dejare claro por si no lo sabes, no eres ni nunca serás la sombra de tu gemelo, eres único, esa es una de las características que más me han gustado de ti, que ninguna persona tiene la vivacidad que tú tienes, la alegría por cosas pequeñas y la atención que pones en los sentimientos de los demás-Su cuerpo no pudo con la confesión, fue buscando donde sentarse, pero sin querer abandonar la cercanía con la mujer, la arrastro con el hasta la cama.-¿Estás segura que quieres seguir siendo mi esposa- Preguntó con miedo, sosteniéndole la mirada.-Eso ya es cuestión tuya, porque el que parece querer deshacerse de mi eres tu- L