-Abuela, no te escuche, quiero tener la tranquilidad que lo dijiste de la forma correcta- Pidió-Lo siento Ann, lamento el malentendido--Abuel…- Su oración se vio interrumpida por la voz de Ann que se antepuso a la suya.-Disculpa aceptada señora Muster, se que me presencia es un poco extraña en este momento, pero poco a poco me iré ganando sus corazones, ya vera- Respondió manteniendo la conexión visual y dedicándole una amplia sonrisa.Si, ella definitivamente no tenia idea del monstruo que había entrado a la familia, no sabia quien era, de donde venia y que alcances tendría, necesitaba obtener toda su información, en este momento la había declaro su objetivo, eso era, objetivo de guerra, una de las dos tendría que caer, y no seria la cabeza de la familia.Sus pensamientos fueron interrumpidos por un estruendo en la planta baja, se escuchaban cosas romperse, gritos y golpes.Los tres voltearon a la puerta, pensando que pronto lo que se aun estuviera pasando llegaría hasta este luga
Amaba el dinero, pero no deseaba trabajar por él, era mejor gastar dinero a tener que matarse día con día, cumpliendo horario, escuchando quejas y teniendo que hacer cosas solo porque había alguien con más poder sobre su cabeza.Vio su oportunidad cuando su primo se acercó a él diciéndole que había pasado en una empresa como secretario de presidencia, de allí el adelante solo le resto jugar sucio.Desarrollo tres ideas, las cuales puso en marcha, pero no se truncaría por nada, de una u otra manera él lo lograría, hasta si tuviera que asesinar, ese puesto seria de él.Comenzó cambiando su nombre y sus datos personales, eso fue sencillo, espera la resistencia de su primo en todo el proceso, seamos honesto ¿Quién en su sano juicioso no aceptaría tal oferta? El solo estaba tomando el camino más rápido y seguro de lograr su objetivo.Causar un accidente de automóvil fue la parte más difícil, lidiar con una posible muerte de su tía fue fácil, él la odiaba y si moría se libraría de los recue
La abuela había logrado que su hija cediera a sus impulsos de ir a ver que sucedía, odiaba la situación, era algo fuera de toda proporción que un hermano agrediera a otro.Ella esperaba que hubiera enfrentamiento, pero no que lloviera sangre, no en su familia, menos en su casa, esto era algo nuevo que no le dejaría pasar, ya se encontraba pensando que castigo ameritaba su salvaje actitud.No podía culpar a la pelinegra mujer, a pesar de lo altanera que ella pudiera parecer no lucia como una cualquiera, y tampoco iba a negar la realidad, conocía a su pupilo, desde sus gestos hasta sus actos, podía casi que afirmar que el hombre algo había hecho para que ella decidiera como decidió.No podía culpar a nadie y mucho menos ponerse de lado de ninguno, porque bien sabia lo intricada que podría ser la situación que desencadeno la locura cometida.Por ahora solo lidiaría con los daños colaterales, era lo menos que podría hacer, tratar de limpiar un poco el desastre y no empeorar la relación de
El regreso a su casa no había sido placentero, recordar la cara de decepción de su abuela lo puso muy triste, espera que estuviera algo molesta, pero no en el nivel en que se encontraba.Nicolae nunca había sido importante para ella, por ende, no podía comprender porque ahora se encontraba preocupada por él, la sensación y el sentimiento de abandono lo embargaron de nuevo, se sentía nuevamente ese niño desplazado, al que le negaron cariño y atención.Era consciente que lo que había hecho fue drástico, no se arrepentía, no había una célula en su cuerpo que se retractara de lo que había pasado en la habitación.Debía haberle enterrado el cuchillo más profundo, que perforara algún lugar vital, debía haber girado el mango para destruir su carne, causar mas dolor, verlo retorcerlo en el suelo, pero… La mirada de Ann sobre él lo desconcertó.No espero encontrarlos juntos, ella era una gran mujer, lo había cautivado su gran coraje, era valiente y frentera, no comprendía porque ahora había de
-Señorita Anastasia Banes, es un gusto para mi verla el día de hoy- Indico el hombre que se había tomado la estancia.Ann alzo su rostro para enfocarse en el visitante inesperado.Le conocía y sabia las intenciones negras de este hombre, no había estudiando juntos por nada. Eran polos opuestos que nunca pudieron atraerse ni llevarse bien, todo entre ellos siempre fue una competencia ridícula.-Tu presencia aquí, para mi no es grata, me gustaría que te retiraras y me dejaras en paz- Gruño la pelinegra.El hombre rio en respuesta.-Pues, lamento informarte mi querida Anastasia, que soy la mano derecha de tu ahora amado esposo, así que nos veremos mas seguido de lo que te gustaría.El rostro de Ann palideció, pero se mantuvo estoica ante la noticia, caso contrario a su cerebro que funcionaba a mil por hora ¿Qué había pasado? ¿Qué giro de trama era este? ¿Mano derecha de Nicolae? ¿Cómo lo logro?Ello lo recordaba como un tipo sin futuro, de esos que ves que los carcome la ambición, nunca
La noche pintaba ser un desastre, se miraba en el espejo y se preguntaba así misma cuando todo se le escapo de las manos, había asegurado su vida, ya tenia un rango de poder sin buscarlo demasiado dentro de la empresa de los Muster, tenía voz y mando a libre criterio.Estar con Nicolae le daba status, montaba en carros costosos, comía en restaurantes exclusivos, era mostrada como trofeo, esta ultima era una de las mejores, siempre se pavoneaba delante de los demás, se mostraba como la gran y espectacular novia de Nicolae Muster.A su lado no faltaban las bolsas de diseñador, los viajes a lugares tropicales y paradisiacas, las joyas, los vestidos de boutiques fabricados con sus propias ideas y telas que mandaba a estampar con los patrones deseados por ella.Ni que decir cuando le dio el anillo de compromiso, era de oro blanco adornado con una gran piedra, un reluciente diamante coronaba la fina pieza que ahora adornaba su dedo sin gracia.Cada que lo miraba en su dedo se sentía lista p
Sus ojos no le respondían al querer abrirlo, los parpados le pesaban, y su mente estaba nublada y atribulada, su cuerpo dolía y no podía identificar en que punto exactamente se encontraba el malestar.Despertaba lentamente de su letargo, sus ojos pasearon su alrededor, encontrándose en una habitación vacía, muy blanca y con la luz muy brillante que solo le termino de herir sus ojos haciendo que los cerrara y volviera a abrir en repetidas ocasiones hasta que se acostumbraran al ambiente.Saco los pies de la casa, sentándose en ella y dejando colgar libremente sus piernas en el borde de la cama.Se sentía ajena a su cuerpo, no podía recordar cómo había llegado a este lugar.Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una enfermera entro a la estancia, cuando al vio despierta se sorprendió y luego salió de nuevo sin mediar palabra.-Si que hay gente rara en este mundo- Expreso en voz alta.Intento ponerse en pie, pero su cuerpo no respondió, al apoyar su pie sintió que se iba de bruc
Seguía tendida boca arriba en el suelo, le dolía todo, hasta la vida si así se pudiera decir, la presencia de Jonathan en la oficina la dejo sorprendida y desubicada.Su actitud había sobrepasado los límites, seguía sin poder creer lo atarban que se podía comportar.Se tocaba los golpes y los maltratos, no merecía este trato, en especial porque solo cumplía órdenes, solo estaba sacando adelante las peticiones de su jefa. Pero le salió caro obedecer y seguir los lineamientos que la pelinegra le había impuesto.Su mente divagaba en que hacer, si lo mejor sería caer en el juego y volverse enemiga publica de Jonathan, sacando todos los tratos sucios y como había usado la empresa para sus propios fines, o si debía seguir mansa y esperar lo mejor, al final ella también se estaba enriqueciendo por medio de las compañías.Su celular sonó un par de veces antes que decidiera levantarse del piso donde había quedado tendida luego del violento round.- ¿Que necesitas Lucca? - Respondió el teléfono