El regreso a su casa no había sido placentero, recordar la cara de decepción de su abuela lo puso muy triste, espera que estuviera algo molesta, pero no en el nivel en que se encontraba.Nicolae nunca había sido importante para ella, por ende, no podía comprender porque ahora se encontraba preocupada por él, la sensación y el sentimiento de abandono lo embargaron de nuevo, se sentía nuevamente ese niño desplazado, al que le negaron cariño y atención.Era consciente que lo que había hecho fue drástico, no se arrepentía, no había una célula en su cuerpo que se retractara de lo que había pasado en la habitación.Debía haberle enterrado el cuchillo más profundo, que perforara algún lugar vital, debía haber girado el mango para destruir su carne, causar mas dolor, verlo retorcerlo en el suelo, pero… La mirada de Ann sobre él lo desconcertó.No espero encontrarlos juntos, ella era una gran mujer, lo había cautivado su gran coraje, era valiente y frentera, no comprendía porque ahora había de
-Señorita Anastasia Banes, es un gusto para mi verla el día de hoy- Indico el hombre que se había tomado la estancia.Ann alzo su rostro para enfocarse en el visitante inesperado.Le conocía y sabia las intenciones negras de este hombre, no había estudiando juntos por nada. Eran polos opuestos que nunca pudieron atraerse ni llevarse bien, todo entre ellos siempre fue una competencia ridícula.-Tu presencia aquí, para mi no es grata, me gustaría que te retiraras y me dejaras en paz- Gruño la pelinegra.El hombre rio en respuesta.-Pues, lamento informarte mi querida Anastasia, que soy la mano derecha de tu ahora amado esposo, así que nos veremos mas seguido de lo que te gustaría.El rostro de Ann palideció, pero se mantuvo estoica ante la noticia, caso contrario a su cerebro que funcionaba a mil por hora ¿Qué había pasado? ¿Qué giro de trama era este? ¿Mano derecha de Nicolae? ¿Cómo lo logro?Ello lo recordaba como un tipo sin futuro, de esos que ves que los carcome la ambición, nunca
La noche pintaba ser un desastre, se miraba en el espejo y se preguntaba así misma cuando todo se le escapo de las manos, había asegurado su vida, ya tenia un rango de poder sin buscarlo demasiado dentro de la empresa de los Muster, tenía voz y mando a libre criterio.Estar con Nicolae le daba status, montaba en carros costosos, comía en restaurantes exclusivos, era mostrada como trofeo, esta ultima era una de las mejores, siempre se pavoneaba delante de los demás, se mostraba como la gran y espectacular novia de Nicolae Muster.A su lado no faltaban las bolsas de diseñador, los viajes a lugares tropicales y paradisiacas, las joyas, los vestidos de boutiques fabricados con sus propias ideas y telas que mandaba a estampar con los patrones deseados por ella.Ni que decir cuando le dio el anillo de compromiso, era de oro blanco adornado con una gran piedra, un reluciente diamante coronaba la fina pieza que ahora adornaba su dedo sin gracia.Cada que lo miraba en su dedo se sentía lista p
Sus ojos no le respondían al querer abrirlo, los parpados le pesaban, y su mente estaba nublada y atribulada, su cuerpo dolía y no podía identificar en que punto exactamente se encontraba el malestar.Despertaba lentamente de su letargo, sus ojos pasearon su alrededor, encontrándose en una habitación vacía, muy blanca y con la luz muy brillante que solo le termino de herir sus ojos haciendo que los cerrara y volviera a abrir en repetidas ocasiones hasta que se acostumbraran al ambiente.Saco los pies de la casa, sentándose en ella y dejando colgar libremente sus piernas en el borde de la cama.Se sentía ajena a su cuerpo, no podía recordar cómo había llegado a este lugar.Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una enfermera entro a la estancia, cuando al vio despierta se sorprendió y luego salió de nuevo sin mediar palabra.-Si que hay gente rara en este mundo- Expreso en voz alta.Intento ponerse en pie, pero su cuerpo no respondió, al apoyar su pie sintió que se iba de bruc
Seguía tendida boca arriba en el suelo, le dolía todo, hasta la vida si así se pudiera decir, la presencia de Jonathan en la oficina la dejo sorprendida y desubicada.Su actitud había sobrepasado los límites, seguía sin poder creer lo atarban que se podía comportar.Se tocaba los golpes y los maltratos, no merecía este trato, en especial porque solo cumplía órdenes, solo estaba sacando adelante las peticiones de su jefa. Pero le salió caro obedecer y seguir los lineamientos que la pelinegra le había impuesto.Su mente divagaba en que hacer, si lo mejor sería caer en el juego y volverse enemiga publica de Jonathan, sacando todos los tratos sucios y como había usado la empresa para sus propios fines, o si debía seguir mansa y esperar lo mejor, al final ella también se estaba enriqueciendo por medio de las compañías.Su celular sonó un par de veces antes que decidiera levantarse del piso donde había quedado tendida luego del violento round.- ¿Que necesitas Lucca? - Respondió el teléfono
Las llamas inundaron el lugar, así como también el humo de los artículos que estaban siendo consumidos por el calor abrazador.Sus ojos se centraron en lo alto que llegaron las flamas que desprendían el apartamento, pronto las ventanas estallaron ruidosamente, la espesa nube gris nublaba la vista y desorientaba al único residente de la casa.De pie, en el porche, al lado de la entrada del garaje, se encontraba a la expectativa de la situación, sabia que lo que estaba por hacer era arriesgado, pero estaba seguro que valía la pena.Su impulso lo llevo a ponerse a si mismo en peligro, a buscar cualquier medio para hacerla doblegar, y claro que necesitaba seguirla teniendo de su lado.Con mil pensamientos en su cabeza, escucho el sonido de las sirenas cada vez mas cercanos, hasta que alcanzo a ver como se habían adentrado en la unidad, allí le dio inicio a la etapa dos.Entro a la casa y como su ropa estaba previamente humedecida en el liquido inflamable, puso un pie dentro del fuego, en
Lo sabía, lo había confirmado, lo vio con sus propios ojos, estaba bien, estaba vivo, el parte medico fue claro que no hubo nada de gran importancia, más allá de leves quemaduras que se asemejaban a cuando tocabas una superficie caliente.Se harían unas ampollas, se llenarían de líquido que luego cicatrizarían sin dejar mayor rastro, sin embargo, estaba en observación por si presentaba alguna otra complicación en pulmones, corazón o cerebro, pero algo estaba muy claro, el no moriría.Haber entrado a su habitación había sido mas un impulso que no pudo controlar, fue una imprudencia de su parte, esa parte irracional que vive dentro de nosotros, esa que nos hace actuar.Luego de despertar nuevamente en cama, sola y con el respirador puesto, solo podía pensar en saber de Jonathan, ya poco le importaba lo que la señora Kim Muster le había hecho, luego atendería esa situación, por ahora, Jonathan era lo primero.Así que, aun tambaleándose por las drogas suministradas, camino sin rumbo fijo,
Allí sentado en su cama estaba el hombre, tranquilo, con unas cuantas vendas y muy despierto, sentía que había pasado nada desde haberlo visto por ultima vez cuando le ingresaron a esa sala.Verlo fue como brisa fresca en un día caluroso, como cuando bebes agua para hidratarte en un desierto, así de refrescante era.La sonrisa del hombre los recibió, no era tan grande ni brillante como siempre, iba marcada con algunos pequeños tintes de dolor que surcaban su rostro cuando intentaba moverse.-Me alegra verlos- Dijo con voz pastosa y lenta.-Hermano – Inicio Martin -A nosotros nos alegra verte, estuviste a un paso de morir- Dijo evidentemente afligido.La respuesta de Nicolae fue rascarse su cabeza y sonreír tontamente.-No quise preocuparles- Dijo mirando a Ann.Estaba vuelta un desastre y no le hubiera gustado que el hombre la viera así, pero era mas importante saber que estaba bien, sano y vivo, aunque con un gran proceso de recuperación por delante.- ¿Cómo te sientes Nicolae? - Pre