Capitulo 32

Al día siguiente, Briana no quería entrar a la oficina. Tenía que hacerlo, Eduardo la había llamado. Se quedó parada la puerta, con la mano estirada y puesta en la perilla pero sin girar.

No era lo suficientemente valiente para enfrentar a su jefe.

—Yo puedo... yo puedo.

Pero no le hizo falta al girar, porque la puerta fue abierta y Eduardo apareció del otro lado. Briana bajo la vista, e hizo una mueca.

—Pasa —comento con voz fría, y Briana se estremeció.

—Buen día Señor.

—¿Por qué... por qué te fuiste? —preguntó directamente.

—Porque yo estuve demasiado tiempo ahí, y Melisa tiene una gran casa.

—¿Por qué te fuiste..? —volvía a insistir.

—Quiero hacerle una solicitud, puede trasladarme a otro departamento, yo...

—Encima ¿ahora te quieres ir de aquí? ¿Dime por qué Melisa..? ¿Por qué?

—Es demasiado obvio Eduardo —dijo un poco alterada.

—No, no le entiendo ¿Acaso te he tratado
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