Capitulo 28

Pero ellas me vencen. Decido llorar... dejarme llorar. Otra vez la misma situación, ambulancias, luces de colores y sustos.

Llegamos, bajo rápidamente junto con los enfermeros. Lo ingresan, yo me quedo afuera esperando, las puertas se cierran.

No sé qué hacer, sin embargo tengo que esperar. Hay muchas personas abrazadas, otras llorando. Yo me siento tan triste.

Tendría que haberle dicho a Melisa que me acompañe, pero en su momento no pensé en nada.

¿Por qué se puso así? si él siempre se veía sano. Esperé, esperé ahí el tiempo se hizo tan eterno.

Cada vez que miraba el teléfono para ver la hora, solamente había pasado un minuto era demasiado desesperante, y yo yo no lo soportaba para nada.

Escondo mi rostro entre mis rodillas. De esa manera, siento que el tiempo no pasa tan deprisa. Tal vez un poco más rápido. Cuando escucho que dicen familiares del señor Eduardo.

Levanto mi vista, mis piernas se mueven más rápido que
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