En cuanto la señora que trabajaba para la familia Dumas se lo indicó, la chica entró caminando tras ella y observando la perfecta decoración y los muebles de diseñador que iba viendo a su paso.Enrico no podía evitar estar feliz, por fin su hijo había hecho algo bueno, enamorar a su futura señora, tanto que parecía que ella no podía esperar a conocerlo, toda una Marchetti, impaciente como su padre, haciéndose notar como su madre.Además, debía admitir que tenía curiosidad por la forma que había hablado de ella. Estaba consciente que Melanie seguía sus pasos, pero poco le importó.Matilde corrió a abrir rápidamente la puerta de la sala donde se encontraba la joven, cuál fue su sorpresa al ver frente a él a nada más y nada menos que la joven que la otra noche había quitado de la entrepierna de su hijo en aquella fiesta que su vástago organizó al llegar a Nueva York.— ¿Qué se supone que hace aquí usted? Enrico ni siquiera sería amable con la joven, menos con una modelo de cuarta como a
— ¿Dime quién eres?— Melanie no necesitaba más formalidades con la modelo, además, no se le pasó por alto la manera en que la joven observó a su prometido y eso la puso en guardia rápido — Venga ya, y dime quién eres, porque la prometida de Gregory no y es más que obvio que sabes de lo que mi pareja hablaba al decir sobre el compromiso de su hijo.—Necesitaba que la joven respondiera y le diera la información que a ella le faltaba.—Soy Amanda Brown — su gesto rápidamente se tornó dulce, una dulzura fingida que tenía muy bien ensayada e interpretada — Ya llevo un par de años saliendo con Gregory — explicó orgullosa — imagine mi sorpresa cuando el sábado por la noche llegó a mi casa destrozado por el compromiso que le han impuesto con la hija de…— calló para pensar por un instante — creo que no me dijo el nombre, solo que eran negocios y que no podía evitarlo.Amanda tomó la taza que el ama de llave de los Dumas le acababa de servir, se la llevó a los labios para beber un poco y de paso
Gregory llegaba justo en ese momento a casa con intenciones de hablar con su padre y tras comprobar que no estaba en su estudio lo buscó por la casa hasta entrar a uno de los salones y encontrarse con una sorpresa que le heló la sangre.— ¿Amanda?La sangre pareció no solo helársele, también, dejar de circular por todo su cuerpo, aunque solo fue por un momento, luego de ese breve instante de confusión y de sorpresa la ira fue lo que corrió por sus venas con la rapidez de un purasangre furioso.Cubrió de inmediato la distancia que lo separaba de Amanda, si ahí se encontraba Melanie, no le importaba.— ¿Qué piensas que estás haciendo aquí? No te creía tan estúpida. — mientras hablaba la tomó del antebrazo haciéndola parar de inmediato, ni siquiera le importaba si le hacía daño, simplemente verla allí en la casa de su padre ya era suficiente para que perdiera los estribos. — Será mejor que tengas una buena explicación.— No deberías tratar así a mis invitados.Melanie salió en ayuda de l
Tras ducharse y buscar ropa en su armario. Danielle se dio cuenta de que no tenía nada adecuado para una cita como aquella, en realidad sí que lo tenía. Pero era la ropa que le había comprado Gregory; sin embargo, por alguna razón, se sintió culpable y desleal usando esa ropa para quedar con otro hombre. Soltó un hondo suspiro, su única opción era bajar a la calle y subir al coche en el que muy probablemente aguardaban sus guardaespaldas. La sorpresa de los dos hombres cuando subió al auto y les pidió que la llevaran de compras a la tienda donde había ido en su primera cita con el joven italiano, bueno así era como ella lo hubiera llamado de no saber que no era ningún joven desconocido, sino más bien su prometido. Por supuesto que los volvería a utilizar para que la llevaran y cargaran con sus compras, la cantidad de bolsas, no serían nada en comparación con la última vez, aunque luego de cerciorarse que ellos subieran todo al auto, los burlaría como siempre.Sus planes salieron perf
Era la primera vez que podría decir que se había olvidado de mantener esa postura rígida y estoica que siempre transmitía a los demás. Para todos sus conocidos sería extraño ver a ese Enrico, pero no para Danielle — Las niñas curiosas y con ansias de aprender y de probar los límites del sabio, idearon una pregunta que le resultaría imposible responder de manera correcta. La más grande, las hermanas, se encargó de salir al jardín y atrapar una mariposa, pero no cualquier mariposa, esta tenía que ser especial y única, fue así como se decidió por la azul.Enrico deslizaba los dedos, no solo por el dorso de la mano izquierda de Danielle, también por su antebrazo, haciendo que ella siguiera fascinada, con todo lo que sucedía con ellos, con la forma en que se le erizaba la piel con el simple roce de esas manos y; aun así, no podía dejar de prestarle atención, hipnotizada por él, por su historia, por la forma en que la miraba y tocaba aunque a penas fuera un roce.— Una vez ambas hermanas o
Danielle estiró el cuello ofreciéndoselo y no pudo evitar gemir al sentir como la lengua de Enrico lo recorría, era increíble la forma en que se le erizaba la piel y con qué rapidez, con una sola de sus caricias.— Estoy segura de que lo mismo que yo...Murmuró con la voz afectada mientras se acomodaba mejor en su regazo para moverse sobre él y sentir su dureza contra la fina tela de su vestido, haciendo que la humedad creciera entre sus piernas.— Sí deseo lo mismo que tú.— Enrico llevó los labios más allá del estilizado cuello de la chica, bajando al escote de su vestido, hasta llegar al valle de sus senos.— Agradezco que reservaras este espacio privado para nosotros, debo confesar que al principio me molesté, creí que querías ocultarte. — confesó ella sin dejar de tener ese cadencioso movimiento de cadera.— ¿Ocultarme? ¿Por qué habría de hacerlo?— Preguntó a la joven, aunque al hacer las reservas de ese espacio tan íntimo, lo había hecho con el fin de que nadie fueras capaz de mo
— Demasiado lejos de mí...— secundo con voz grave a lo dicho por ella, ayudándola a moverse más sobre su polla, estaba por perder el control y tomarla ahí, pero una vez más fue ella quien lo sorprendió adelantándose a él y empalarse en su polla.— Danielle...— gruño al sentir como se enterraba en ella, esa sensación de unión que se daba. La forma en la que ella tomaba de él lo que deseaba, era algo nuevo para alguien que siempre tenía el control sobre los demás.Eso lo enloquecía, ella lo enloquecía.— Enrico... — Gimió su nombre, manteniéndose quieta por un instante, disfrutando esa sensación de plenitud que sentía, moviendo la cadera de forma circular, notando como ese rice en su interior la enloquecía.— Soy el dueño del mundo, sobre todo planeo convertirme en dueño de tu mundo.La sostuvo del talle de su cintura, evitando que se moviera y al mismo tiempo empujándola más hacia abajo, como. Si pudiera entrar todavía más profundo en ella.Pero no solo era la belleza y juventud de Dani
Cuando Arlene fue al despacho de Brennan aquella mañana, él solo levantó la vista y la observó con suficiencia.— ¿Alguna duda con la nota del examen?— preguntó sin tan siquiera levantarse de su silla tras el escritorio, era como entrar en otra realidad en la que nada entre ellos había sucedido.— No profesor, yo solo venía a...— Profesor Jennings, me gustaría presentarle a una de mis mejores alumnas— Contestó Brennan sin dejarla terminar de hablar mientras dirigía la mirada a un extremo de su despacho, donde otro hombre, al que no había visto antes, permanecía de pie con un libro en las manos.— Yo no quería molestarlos, vendré más tarde a por el recuento de puntos de mi examen — Aseguró Arlene, pero entonces el profesor Brennan se levantó y caminó hasta la puerta dándole un papel doblado.— Estaré encantado de atenderla más tarde, tenga buen día Arlene.Ella se despidió del otro hombre y salió de allí con la cara roja como un tomate, abriendo la nota y sonriendo al leer lo que habí