128. ¿Qué ganaban ellos?

Sin duda interrumpir el embarazo sería una solución a sus problemas, resultaría difícil ocultar aquello a Gregory aunque siempre podía decir que su hijo era sietemesino. Pero no podía arrancar de sí misma lo que aquel hombre había dejado, lo que la naturaleza misma les había dado. Porque aunque corto, el amor que le había tenido y todavía sentía por Enrico creó un ser que crecía dentro de ella, era su pequeña mariposa.

— No, todo está bien, planeo seguir con el embarazo.

Entonces la ginecóloga sonrió contenta, imprimió unos cuantos ultrasonidos y salió de detrás de la cortina.

— Vístete, y sal a buscar el informe. También te prepararé unas recetas de hierro y vitaminas prenatales.

Adrien no podía negar que los ojos se le habían humedecido al escuchar aquel sonido que le recordaba más al retumbar de los cascos de un caballo a galope que a un corazón, pero por lo visto eso era normal en los fetos.

— ¿Puedo?— preguntó al ver como la doctora dejaba varias fotos impresas en blanco y negro
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