115.¿Fotografía?

Melanie caminaba rápidamente por la mansión Dumas con los puños apretados, tratando de contener el llanto que amenazaba con desbordarse por sus bellos ojos azules, la cantidad de emociones y sentimientos que corrían a través de ella solo se comparaba a un río crecido que desembocaba a una presa a su máxima capacidad la cual se desbordaba de manera irremediable inundando y devastando todo a su paso.

«Melanie tonta, no es momento para llorar»

Se decía a sí misma a medida que se alejaba de la habitación donde se encontraba tanto Enrico Dumas como su hijo. Tenía que vengarse de ambos, aunque de los dos del que más deseaba tomar venganza era de Gregory, el hijo de su futuro esposo.

¿Por qué de él y no del padre?

Eso era fácil de descifrar y de entender de Enrico tendría toda una vida a su lado para hacérselo pagar una vez fuera su señora, pero no ocurría lo mismo con el hijo. No era la primera vez que la Italiana había pensado la manera de obtener su vendetta o de hacerle pasar un mal rato
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