La cena se desarrolló de forma normal, es más, parecía que la tensión que se había dado entre todos los comensales al inicio de la velada, se había disipado poco a poco durante el transcurso de la cena, aun así era obvio que Leandro Marchetti no dejaba de estar molesto al descubrir que su única hija vivía prácticamente en unión libre con su novio antes de que el compromiso fuera oficial, en realidad él creía que ni siquiera debían vivir juntos hasta que después de la boda y por supuesto la luna de miel, pero esas molestias eran mínimas, lo que más ponía de mal humor al cabeza de familia de los Marchetti era saber que su princesa podría no regresar a Italia.— Es hora de que hablemos.— aseguró Leandro tras el postre, levantándose de la mesa para llevarse a su futuro yerno a un lugar apartado y hablar con él muy seriamente y con muy seriamente se refería a convencerlo de regresar a Italia.— Espera querido, antes deberíamos mostrarles su regalo— mencionó Bianca, la madre de Chiara y es
—Sí, amo a su hija— fue la respuesta que Gregory dio a su suegra.La sonrisa de Bianca se agrandó y caminó hasta el vestidor que era tan grande como la misma habitación, incluso dentro de esta había un sofá en medio y toda una pared de espejos.— Has visto este enorme armario, a Chiara va a encantarle— se sentó en el sofá y palmeó el espacio a su lado para que se sentara con ella. — Ven aquí, ¿Puedo confiar en ti, Gregory? ¿Puedo contarte algo y que quede solo entre nosotros?Tal vez hubiera algo en los genes de las mujeres Marchetti que hiciera a Gregory susceptible a sus encantos e hiciera que no pudiera negarles nada, porque, a pesar de querer regresar a ver a Danielle, no podía dejar de prestarle atención a su futura suegra y hacer lo que le pedía como sentarse a su lado, apenas y había prestado atención sobre lo que dijo del armario donde se encontraban, lo único a lo que le prestaba atención era a la mujer frente a ella. Era tan diferente a Chiara y al mismo tiempo era tan igual
Danielle no supo por qué, o en realidad sí que lo sabía, pero prefería no pensarlo, en un instante pareció que todo le daba vueltas y una vez no tuvo la mano de su madre para sujetarse un fuerte mareo le sobrevino haciendo que entrara en la habitación más cercana para disimular e intentar recomponerse, sentándose en la cama mientras su madre, que no admitía objeción, subía por la escalera al piso de arriba donde mostraría la suite principal de la vivienda al joven.Enrico se dedicó a ver a los alrededores, lejos de los Marchetti, de su hijo y por supuesto de su prometida, estuvo a punto de irse más, no lo hizo ante la petición de su amigo de quedarse para hablar, sabía de lo que quería hablarle o al menos se imaginaba hacia donde irían sus conversaciones a juzgar por lo huraño que había permanecido durante toda la cena.Se distrajo solo unos minutos viendo hacia uno de los ventanales y cuando se dio cuenta Bianca ya estaba secuestrando a su hijo, aquello le hizo sonreír, estaba seguro
No había manera de externar lo agradecido que estaba, porque esa chica apareciera en su vida, en el poco tiempo que habían compartido, ella de alguna manera despertó en él a un Enrico diferente, un Enrico que solo le pertenecería a ella, tragó saliva antes de proseguir. — Quiero que sepas que tampoco me arrepiento de lo que pasó entre nosotros y de no ser quiénes somos…—Enrico callo, no por miedo, más bien porque decirle lo que le iba a decir haría que él ya no fuera capaz de verla como la esposa de su hijo. — Lo único que lamento es no poder dejar de ser quien soy.— Dentro de un tiempo toda esta tensión habrá pasado — aseguró Danielle intentando levantarse para salir al salón y no ocasionar más problemas si Gregory bajaba y los encontraba a solas, pero le fue imposible no marearse de nuevo y no aferrarse al brazo de Enrico para no caer.No pasó para Enrico desapercibida la forma que ella se tocaba el vientre antes y la forma que nuevamente volvió a marearse, eso lo hizo preguntarse
El francés respondió rápidamente, bastante más de lo que Chiara esperaba. Se levantó del taburete en el que estaba sentada, se miró al espejo y pasó los dedos por su cabello para acomodarse el peinado, luego simplemente tomó el bolso y salió en dirección al ascensor.Cuando llegó al portal, Adrien ya la esperaba en un gran y elegante BMW plateado descapotable, se quitó las gafas de sol y, en un movimiento de mano, la invitó a entrar.— ¿Coche nuevo?— Preguntó ella mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.— Es de Edward — explicó orgulloso, porque el abogado había dejado de ocultar su relación, en realidad tenía muchas cosas que contarle a su amiga, aun así, no había encontrado el momento por todo lo que a ella le había ocurrido. Pero Chiara, a pesar de tener muchas cosas en que preocuparse y en las que pensar, era lo suficientemente observadora como para no pasar por alto ese reloj engarzado en diamantes que su amigo tenía en la muñeca.— ¿Y el reloj es un simple regalo o signi
— Bueno, lo primero es confirmar la noticia y luego hacerme padrino del bastardito—. Bromeó para relajar el ambiente ganándose un golpe en el brazo a modo de protesta y un suave puchero de su amiga.— ¡No le llames así a mi hijo, idiota!Él pasó el brazo alrededor de la cintura de la chica, tal y como harían una pareja de enamorados, y caminó con ella hasta el ascensor que los subió a la segunda planta, donde esperaron pacientemente a que la llamaran.Chiara jamás habría pensado que orinar le costaría tanto mientras estaba en el baño de aquella clínica sosteniendo el botecito de plástico donde le habían dicho debía echar la muestra para hacerle el test de embarazo y Adrien jamás habría creído que diez minutos de espera pudieran ser tan largos. Es extraño lo rápido que pasa el tiempo cuando uno lo está pasando bien y lo despacio que puede llegar a pasar cuando se está impaciente por algo, parece que la respuesta nunca llega y qué el reloj no avanza.Tras conseguir llenar la muestra, Da
Sin duda interrumpir el embarazo sería una solución a sus problemas, resultaría difícil ocultar aquello a Gregory aunque siempre podía decir que su hijo era sietemesino. Pero no podía arrancar de sí misma lo que aquel hombre había dejado, lo que la naturaleza misma les había dado. Porque aunque corto, el amor que le había tenido y todavía sentía por Enrico creó un ser que crecía dentro de ella, era su pequeña mariposa.— No, todo está bien, planeo seguir con el embarazo.Entonces la ginecóloga sonrió contenta, imprimió unos cuantos ultrasonidos y salió de detrás de la cortina.— Vístete, y sal a buscar el informe. También te prepararé unas recetas de hierro y vitaminas prenatales.Adrien no podía negar que los ojos se le habían humedecido al escuchar aquel sonido que le recordaba más al retumbar de los cascos de un caballo a galope que a un corazón, pero por lo visto eso era normal en los fetos.— ¿Puedo?— preguntó al ver como la doctora dejaba varias fotos impresas en blanco y negro
—¿Entonces, señorita Massimo tiene alguna novedad para nosotros?Geraldine Massimo se estremeció ante la forma que Le Roi pronunció su apellido, y por la facilidad que se inclinó hacia ella sujetándola de la barbilla, no era un toque molesto, todo lo contrario, la curadora de la galería de Nueva York se sintió estremecerse por completo ante la cercanía y toque de ese hombre, sin embargo, dar a conocer ese gusto culposo equivaldría a exponer su cuello y ofrecerse como sacrificio ante La reine, la pareja de Le Roi, quien no perdía detalle de nada, de lo que ocurría entre su pareja y ella.—¿No contestará, señorita Massimo? ¿Tiene alguna noticia útil sobre esa persona?Ella volvió a tragar duro, ante la urgencia de encontrar su voz y acabar de una vez con la reunión.—Lo único que sé sobre esa persona en concreto es que adelantó la fecha de su matrimonio— respondió sin ninguna pizca de duda en los ojos, era necesario hacerlo así, ellos no debían saber que tenía sus propios planes en cuan