- ¿Has tenido algún progreso? – Cuestionó Virginia después de entrar a la oficina de su padre una noche, observándolo mientras él leía una pila de documentos en su escritorio. Él levanto la mirada sobre sus anteojos para ver a su hija y luego le dedicó un prolongado suspiro.
- No es tan fácil, Ginny. – Expuso al verla parada detrás de la puerta recién cerrada. - Si estamos hablando de una intervención quirúrgica, tenemos que anestesiarla y no hay anestesia en el mundo que pueda ponerla a dormir mas de unos minutos. Ahora mi equipo esta desarrollando un compuesto que pueda doparla por completo.
- ¿Por qué no simplemente descartas la anestesia? – Preguntó con ironía, cruzando los brazos.
- No somos monstruos, Virginia. – Indicó con severidad y una mirada penetrante.
- Bien, pero recuerda que hay
En la carretera, el camión asignado para la misión se desplazaba a una velocidad considerable. Adentro y detrás del volante estaba John, mientras que Gilbert lo apoyaba desde el asiento del copiloto. Una pantalla en el centro del tablero emitía una transmisión, en la cual se encontraba Virginia desde la Central. - Harán un viaje al Puerto de Southampton; como de costumbre, solicitamos la retirada de todos los civiles y todas las operaciones comerciales para actuar. – Señaló a través de la pantalla. – Hemos rastreado que Los hijos de Lilith planean zarpar a un destino desconocido, lo sabemos porque nos reportaron actividades no autorizadas en el puerto. Creemos que es así como trasladan a los vampiros como inmigrantes, incluyendo los de menor rango como protección. Si exterminan a los miembros que irán al muelle será un buen comienzo para desmantelar la organización. Si alguien escapa, síganlos, solo uno debe quedar vivo y ese será nuestro informante. - Entendido, Gin
Charlotte poco a poco recobraba la consciencia y el control de su cuerpo. Sentía un dolor punzante en su estómago y estaba aturdida por la explosión, pero logró abrir los ojos teniendo la cabeza viendo a su regazo. Había sido despojada de sus armas y de su cubrebocas. Pronto, se dio cuenta que estaba sentada, que el dolor era producto de una herida profunda, aun sangrante, en su estómago, y que sus manos estaban sujetas con esposas detrás del respaldar de la silla. Su primera reacción fue intentar liberarse, pero las esposas quemaron sus muñecas; eran de plata.- Salutări, Regina mea. – Una voz con acento mecánico se alzó en frente de ella, por lo que levantó la mirada.Era el vampiro que se supone debía capturar, y que ahora él la había capturado a ella. Era un hombre alto, de cabello rizado azabache, que alcanzaba su cuello, con un suéter de cuello de
Un par de días después, una mañana gris y nublada se llevaba a cabo un funeral en las afueras de Londres. Tres ataúdes en fila eran llorados por grandes grupos familiares, esperando por el descenso a los agujeros cavados en la tierra. Tras los ataúdes, decoraban tres grandes coronas de flores con los nombres de los difuntos, y en el medio, un religioso ofrecía palabras de aliento a los dolientes.Detrás de las familias, algunos compañeros de los fallecidos hacían acto de presencia de manera discreta; Gilbert bajo su paraguas para evitar la luz del sol, John con una muleta por su reciente herida, y Virginia con su apariencia imponente momentáneamente aplacada por la situación. A unos metros de la escena, bajo las sombras de un árbol voluptuoso, Charlotte observaba con pesar, llevando un vestido de mangas largas negro y sus usuales botas de combate.Ensimismada por el triste escenario, no
Abrió la puerta del copiloto y se encontró con el cazador veterano de la organización. Él la recibió con una sonrisa amistosa, que fue correspondida por ella.- Buenas noches, señor ¿Será mi guapo compañero esta noche? – Dijo ella en un tono juguetón mientras se acomodaba en el asiento del vehículo.- No, señorita, solo seré tu guapo conductor. – Indicó después de una leve carcajada.- Suena bien para mí. – Respondió ella y él puso en marcha el vehículo.Le echó un mejor vistazo a John y se percató que apenas había evidencia de la lesión que había sufrido en la pierna unas semanas atrás, el único indicio de su pequeña minusvalía era un bastón metálico recostado de la puerta del piloto.- ¿Cómo est&a
Gilbert intentaba llegar a donde Charlotte había sido despedida con apuro, apenas pudiendo procesar lo que ocurría frente a él; un hombre de traje parado sobre la nada, a metros sobre el suelo y observando directamente a chica vampiro. No podía evitar preguntarse “¿Qué demonios es eso?” para sus adentros en medio de su trote desenfrenado, intentando sacar el arma de su cinturón.El hombre descendió hasta el suelo y aterrizó con ligereza sobre las ruinas que dejó la caída de Charlotte. Ella permaneció inmóvil, sin poder hacer reaccionar ninguna parte de su cuerpo y con una mirada fija de horror hacia aquella persona, como si estuviese presenciando su peor pesadilla.- Hace tiempo que no nos vemos ¿Verdad? Aunque seguro no lo recuerdas para nada. – Dijo el hombre con una media sonrisa en sus labios, en un tono insidioso y guardando sus manos en los bolsillo
Ella sintió que había pasado una eternidad, pero no más de una hora pasó para que la ambulancia enviada por Arthur llegara a la escena. Observó como introducían un catéter en el brazo de Gilbert, los cables del medidor de ritmo cardíaco a su pecho, y lo subían a una camilla entre dos hombres. Una paramédico femenina asistía su respiración con una bomba manual mientras lo introducían dentro del vehículo. Estaba fuera del protocolo, pero el equipo de emergencias dejó que Charlotte subiera con ellos y no al asiento del copiloto.Los dos hombres paramédicos observaban sus signos vitales al mismo tiempo en que circulaban por la carretera a la velocidad más alta posible. En la cabina, todo los equipos médicos se movían de forma vertiginosa, mientras la mujer continuaba asistiendo la respiración del convaleciente y Charlotte mantenía su m
- ¡No tenía opción, estaba a punto de morir! – Exclamó Charlotte, poniéndose de frente a Virginia. Al darle un mejor vistazo, se dio cuenta que no estaba en uniformada como siempre. Era obvio que había llegado con prisa en ese momento, usando un jean ajustado, una camisa sin magas, a medio abotonar en la parte baja y embutida torpemente dentro de la cintura de los pantalones. Tampoco tenía el pelo trenzado como acostumbraba, sino que ostentaba la cascada dorada de sus cabellos totalmente libre, rozando sus caderas. Tenía la cara pálida, sin maquillar y los ojos hinchados. Jamás la había visto de esa forma. - ¿Y convertirlo en un monstruo como tú fue lo mejor que se te ocurrió? – Cuestionó de forma cínica, sin dejar de alzar la voz. - Tan pronto como su organismo acepte mi sangre se recuperará. Está vivo ¿O no? - ¿Pero al costo de lo último de humanidad que le quedaba? Te dije claramente que no lo involucraras en esta misión. - ¿La misión? ¿Te
Era el sótano de un típico edificio residencial londinense, que había sido convertido en departamento por motivos de sobrepoblación y alta demanda en la ciudad. Charlotte descendía por las escaleras para encontrarse una puerta de hierro oxidado, sin evitar recordar las palabras de Arthur antes de que la escoltaran a ese lugar.- Te conseguí un departamento en un barrio medio decente, creo que es ideal pues hará tus salidas nocturnas menos sospechosas y estarás alejada del sol durante el día. – Indicaba Arthur, mientras ambos caminaban por el recibo de la mansión van Helsing.Ella ya se habría cambiado de ropas; siendo de día, se cubría con una pesada chaqueta negra de cuero, un cubrebocas oscuro y una gorra en su cabeza.- Se te enviarán suministros de sangre, comida y lo que necesites cada cierto tiempo hasta que comencemos con la investigación. Como t