En la pantalla de un televisor se muestra la imagen borrosa y deformado de un metraje. Pese a que se trata de un archivo digital, el video parece haber sido corrompido, causando que se vea pixelado y distorsionado. Apenas inicia y se puede distinguir la figura de un hombre mayor de traje gris, sentado en un sofá, de cabello y barba grisáceos, contextura regordeta y anteojos circulares. Debajo de la imagen del hombre se despliega la animación de una barra, apareciendo un nombre: Dr. Joseph Johnson, medico e investigador.
De pronto, una voz fuera de la imagen empieza a narrar.
- El Doctor Joseph Johnson es un médico especialista en medicina regenerativa, tuvo una participación principal en el caso “Resurrección” promovido por la ahora conocida Organización van Helsing. Doctor, sabiendo lo que implica admitir su responsabilidad en este evento ¿Cómo llegó a involucrarse? – Dice la voz f
- Había tiempo limitado para mantenerla sedada, así que comenzamos de inmediato. – Decía el doctor Joseph en el video corrompido y distorsionado. - Lo primero que hicimos fue simple, extraer muestras de sangre y enviarlas a los laboratorios, pero mientras esperábamos también comprobamos su capacidad regenerativa.En medio de su relato, aparecían metrajes cortos, grabados de forma amateur, de sala en donde se llevaron a cabo los experimentos de van Helsing. Un doctor Joseph unos años más joven, cubierto totalmente por un traje quirúrgico, se acercaba a la mesa de operaciones, en donde reposaba Charlotte inconsciente, atada de manos y pies a la mesa con esposas de plata, y conectada a un catéter a una bolsa de suero.- No quisimos hacer mucho, pero con lo poco que hicimos bastó para que los escépticos callaran sus bocas.El doctor se acercaba a la chica, portando un escarpelo
Estaba inmersa en una eterna pesadilla; sentía como si hurgaran en su mente, colocando de aquí a allá todo lo que les placía. No podía sentir o mover su cuerpo, solo se sentía como si estuviera viendo una película atroz de su vida. Aquello que veía de forma borrosa en sueños ahora cobraba mucho más sentido; todo eso era su pasado.Las imágenes venían a ella como puñetazos al rostro, pero al fin había encontrado sentido a esos escenarios grisáceos desolados, campos de batallas sanguinolentos, personas despidiéndose de ella, todo era claro ahora. Pero faltaba la razón por la cual había olvidado todo aquello, y todavía no podía levantarse de esa interminable experiencia onírica.Buscaba formas de hacerlo, pero no tenía control sobre su cuerpo, e incluso, pensaba que actuaba por sí solo en sus memorias, como si est
La alarma de seguridad de la mansión se activó de repente bien adentrada la noche. Gilbert fue sorprendido por ese inusual hecho mientras estaba en su cama, sin hacer nada y sin humor, como había estado haciendo desde hace unas semanas atrás. Pero su curiosidad pudo más que su pereza y decidió salir afuera.Al asomarse por la puerta, se encontró con varias empleadas domésticas corriendo con premura en dirección a las escaleras, por poco se tropieza con una cuando abrió la puerta de pronto. Quedó pasmado ante el hecho y se aproximó hacia las escaleras, hacia donde estaban las empleadas desaforadas.Cuando llegó al borde de las escaleras vio algo que dejó muchas más preguntas que respuestas; todos los empleados de la mansión estaban intentando salir por la puerta principal de forma apresurada, algunos de ellos esperaban en la sala porque hubiese espacio para sa
Aquello que Mina le había dicho resultó ser mucho más desconcertante de lo que pensaba. Boquiabierto la observaba cuando ella terminó su relato, teniendo la esperanza de que a ella se le hubiese ocurrido jugarle una broma en un momento tan tenso. Pero ella no lo negó, permaneció con una mirada inerte sobre él por todo ese tiempo. Y aunque también llegó a tocar la posibilidad de que lo estuviese engañando de forma tan descarada, de inmediato cambio esa idea, puesto que al menos hubiese intentado formular una mentira mucho más creíble.- Eso si no lo esperaba. – Dijo aún atónito-- Por eso tengo que irme. – Ella se acercó a él y lo tomó de los hombros, con una mirada de preocupación en los ojos. – Gilbert, tienes que ayudarme a salir de acá. Virginia debe haber rodeado toda la mansión.Él no tení
Gilbert arrastró la camilla hasta el estacionamiento subterráneo de los cuarteles, con llaves en mano, la compuerta trasera de una de las camionetas de cacería e introdujo la camilla hasta dentro del compartimiento. Luego ingresó al puesto del copiloto y antes de arrancar el vehículo, desconectó la pantalla del tablero. Durante el viaje hasta el centro de la ciudad, estaba inmerso en sus pensamientos; no quería hablarle a Mina por temor de que la pudiesen observar desde afuera por casualidad. Pero había otra razón por la cual no quería hacerlo, y era porque todavía dudaba si estaba haciendo lo correcto al ayudarla, sin embargo, por alguna razón se sentía extremadamente motivado a hacerlo. Mina, por su lado, reposaba en la camilla intentando parecer lo más inmóvil posible, esperando por las indicaciones de Gilbert. Sabía que se estaban alejando de la mansión puesto que sentía el movimiento del vehículo, pero no podía ver nada en realidad. Además, también se estaba pre
Habían estacionado en una acera que colindaba con varios hoteles de bajo coste. Mina siguió a Gilbert, quien entraba en uno de los establecimientos hasta llegar a una recepción. La mujer de mediana edad detrás del mostrador sonrío de inmediato al ver detenidamente el rostro del joven. Pero antes de que pudiese decir algo, Gilbert la abordó apoyándose del mueble.- Hey, una habitación, por favor. – Dijo con premura.- Cuanto tiempo sin verte, Gilbert. – Indicó la mujer con amabilidad, revisando la computadora que tenía al frente. - ¿La misma de siempre?- Ehm, no. – Expresó él, sonrojado e incómodo. - Solo una persona.Su voz había temblado de tal forma que Mina no pudo contenerse en dirigirle una mirada y sonrisa burlonas. Lo cual hizo que él se volteara hacia ella, fingiendo no saber por qué tenía esa expresi&oac
Estacionada en una zona transitada de la ciudad, estaba una de las usuales camionetas blindadas y de color negro de la organización. Lo diferente de esta ocasión es que estaba rondando las calles de día, y en la cabina trasera había todo un apartado de vigilancia lo suficientemente sofisticado como para rastrear a cualquier persona de LondresEn el interior se encontraba Virginia junto a su asistente y un agente uniformado, mientras otros dos estaban en los asientos delanteros sin mucho que hacer. Williams realizaba de forma exhaustiva una serie de configuraciones en uno de los computadores portátiles que tenía al frente, mientras las pantallas colgadas en las paredes de la camioneta emitían imágenes de diferentes partes de la ciudad.Virginia observaba el progreso de sus asistente al momento en que recibió una llamada, por lo que contestó su teléfono de inmediato.- ¿Todav
Londres.Era tarde en la noche, las luces se reflejaban en el pavimento húmedo, resultado de una de las lluvias veraniegas del año. Hace mucho que ya había terminado la jornada de la mayoría de las personas, por lo que el rugir de los pocos autos circulantes es el sonido que predominaba. Sin embargo, en Brixton, el ambiente nocturno estaba en su auge; los jóvenes citadinos llenaban las calles y se conglomeraban en frente de los locales de entretenimiento.En una discoteca popular de la zona emanaba el eco ahogado de la música en su interior. Afuera, algunos rezagados esperaban en fila porque sus invitaciones fueran aceptadas, o que el saca-bullas de turno se dejase sobornar. Adentro, el club se encontraba tan abarrotado que pronto sería necesario llamar a los bomberos. Entre los asistentes en la pista rozando sus cuerpos al ritmo de sonidos estruendosos y sensuales, frenéticos por el alcohol y las drogas, se