JULIAN
Marbella, España
6 meses después…
La tibia arena bajo mis pies me daba un golpe de realidad para dejar de creer que todo se trataba de un sueño.
Llevaba un pantalón blanco de verano y una camisa del mismo estilo, abotonada hasta debajo del pecho y los pies descalzos. El pequeño arco decorado con flores y tela blanca que erigía frente a mí, ondeaba con suavidad mientras los nervios hacían que yo bufara cada tanto por la impaciencia de la espera.
Giulio se acercó con su pequeña hija en brazos, vistiendo un atuendo similar al mío.
La pequeña abrió sus ojos de par en par, enseñándome unos ojos pardos como los de su padre, bajo aquellas cejas casi imperceptibles por el tono rojizo de su vello.
—Es preciosa —la admiré—. Idén
Un juramento de revancha, una propuesta del pasado, un resultado escandaloso.Cuando Luciana abandonó a Julián para casarse con otro hombre, él se juró que encontraría el modo de hacerle pagar por aquella traición.Años después, Luciana estaba desesperada por resolver un problema ocasionado por su difunto esposo y que podría llevar a su familia a la ruina. Sin embargo, nadie estaba dispuesto a tenderle la mano a una empresa que prácticamente era un caso perdido.En ese preciso instante, Julián Ricci, aparece de nuevo en su vida, dispuesto a ayudarla a cambio de un alto precio que él sabía heriría profundamente su orgullo: ella debía entregarse a él y servirlo en la cama durante un periodo establecido.Sin embargo, las cosas no eran precisamente ni como Julián pensaba ocurrió en el pasado, ni
LUCIANA IVANOVIngresé a la cocina de la casa y tomé asiento en uno de los taburetes, frente a Yuri, quien se encontraba comiendo un emparedado. Me quité los zapatos y suspiré. Había caminado demasiado buscando en cada banco la ayuda que necesitaba.—No he conseguido que ningún banco nos dé el crédito que necesitamos, Yuri —le dije al notar que su mirada se había reposado con inquisición sobre mí.—Lo suponía… —susurró con una tranquilidad que no era propia de él—. Gracias a Dios, encontré a alguien que nos ayudará a resolver la situación.—No me digas… —respondí con incredulidad, negando. Yuri jamás se había interesado en el negocio hasta que su estilo de vida comenzó a sentirse amenazado.—¿Julián
LUCIANAAunque Yuri tenía razón, me costaba culpar a mis padres por el curso que había terminado tomando mi vida.Cuando se enteraron de mi amorío con Julián, como era de suponerse, se mostraron espantados. Ni siquiera lo quisieron conocer y no tardaron en empezar a aparecer los primeros problemas financieros, como por arte de magia.La empresa no había conseguido prosperar con el tiempo y el banco comenzó a presionar a mi padre para que se pusiera al día con la deuda de la hipoteca.Yuri se encontraba lejos, viviendo despreocupado la buena vida a la que estaba acostumbrado, así que mi padre, desahuciado, me confesó todos los problemas por los qu
JULIAN—Dile a la señorita Ivanov que suba sola —ordené a la recepcionista y colgué la llamada.En toda mi vida, nunca había sido propenso a sentirme nervioso, pero, en aquellos momentos, debía admitir que sentía una ligera presión en el pecho ante la perspectiva de volver a verla.Después de la visita de su hermano, supe con total certeza que volvería a verla; tan certeramente como que después de la mañana viene la tarde y luego la noche, ya que, en lo que respectaba al dinero, el orgullo de una persona era lo primero en sacrificarse y los hermanos Ivanov necesitaban mucho dinero.Estaban desesperados; mucho más de lo que Yuri Ivanov había demostrado.En cuanto él se marchó de mi despacho, comencé a investigar su situación y descubrí que era insostenible. Les faltaban como mucho, de seis a nueve
JULIÁNCuando ingresó a mi despacho y se acercó a mi escritorio, noté que estaba más hermosa que la imagen que tan cuidadosamente tenía guardada en mi memoria.No podía ver lo largo que tenía el cabello, pero sí noté que seguía siendo del mismo color brillante que cuando la conocí hace siete años: color cobrizo con reflejos rubios, representando coloridos matices de mechas completamente naturales.Y su cuerpo, seguía siendo el mismo; no había engordado a lo largo de los años y de hecho parecía más delgada que nunca. Unas profundas ojeras enmarcaban sus ojos de color celestes, siendo la imagen viva de lo que la preocupación y la ruina podían hacerle a una persona, en especial a una que había tenido todo capricho deseado en su vida.No obstante, seguía siendo tan hermosa como la recordaba.
JULIÁN Entrecerré los ojos mientras la miraba caminar hacia el interior del bar, contoneando aquellas endiabladas caderas. Sabía que tratar de averiguar detalles de su pasado no era ya importante y me sentí furioso conmigo mismo por haber sucumbido al deseo de saber más. A causa de mi curiosidad, en cuestión de minutos ella había conseguido afectarme de nuevo, aumentando las ganas de tenerla en mi cama, con mi cuerpo entre sus piernas, para al fin librarme de la incómoda sensación de que Luciana siguió a mi lado como una sombra imperceptible, esperando que llegara el momento de revelarse en su forma normal para intentar enloquecerme otra vez. Fue entonces que caí en cuenta de que ni siquiera recordaba el rostro de la última mujer que metí a mi cama; ni siquiera su nombre. Cuando fui a ordenar las bebidas y regresaba a la mesa, la miré preguntándome por qué a ella no la había olvidado como a mi última amante y comencé a aceptar que no
LUCIANA La mirada misteriosa que me prodigaba Julián, hacia estremecer hasta mis huesos. Algo planeaba… algo que estaba segura no me agradaría. Cuando bebió de golpe el contenido de su copa y volvió a servirse, parecía cabreado consigo mismo y debatiéndose internamente alguna cosa. —Fue una sorpresa que tu hermano se presentara en mi oficina en busca de ayuda —reanudó la conversación luego de una largo y tenso silencio en el que solo se dedicó a mirarme. —Te juro que no sabía que iría a verte, jamás le pedí que hiciera aquello —repliqué rápidamente para que no pensara que fue algo intencional de mi parte, involucrarlo en nuestros asuntos. —No hace falta que lo digas; estoy seguro que al enterarte, debiste arder en rabia por tener que venir por ayuda, justo con el hombre que no fue lo suficientemente bueno para ti hace siete años. —Las cosas no fueron así, Julián… —él solo sonrió, como si me pidiera que no le viera la c
LUCIANAUn mes después…Julián me había informado con gusto que la renovación de las oficinas había terminado, y en mi interior sentía como si de repente hubiera perdido las riendas de mi propia vida.Sabía que estaba siendo ridícula… y que él había accedido a verme por nuestra relación del pasado, pero no significaba nada más para él.Julián no había intentado de ningún modo hablar sobre lo ocurrido entre nosotros, se había mostrado tan frío como era de esperar dadas las circunstancias de nuestra ruptura y a mí no me quedaba duda alguna de que la única razón por la que había accedido a ayudarnos era porque veía que podía sacar un beneficio en lo que se le ofrecía.El dinero era lo único que le inter