Capítulo 3.

Ok...tranquila Annie.  Tal vez escuchaste mal. Tal vez este imbécil no te acaba de llamar putita. Tal vez...no lo sé, todo esto es solo un chiste de mal gusto.

Toca mi culo con fuerza y me pega a su cuerpo. Toma mi rostro con agresividad y me besa con lengua.

Bien...esto es real, no es un malentendido y...el muy imbécil besa bien. Muy bien.

Lo empujo, él me mira confundido, todos en el sofá me miran confundidos. No lo dejo volver a acercarse. Estampo mi mano con todas mis fuerzas en su cara haciendo un estridente ¡Pam! en todo el lugar.

Silencio total.

Sé por el silencio que la música,la fiesta, todo a mi alrededor se detuvo. No se escucha ni una mosca dentro de estas cuatro paredes. Es más¿Saben esas escenas de películas que hay tanto silencio que solo se escucha un grillito? Bueno. En este caso ni el grillito. Todos me miran. Incluso la gente del primer piso. Veo a un gorila que se acerca a mi persona como para tomarme del brazo y sacarme del lugar. El chico encapuchado hace una seña con la mano al gorila antes de pasar por su lado. Él estás mirando el suelo desde que le di la cachetada. No ha levantado su mirada del suelo. Ahora alza sus ojos hasta los míos. Joder...le dí fuerte porque parte de su máscara se ha cuarteado un poco en la zona derecha de la cara. Él suspira y se baja la capucha. Su cabello es rubio claro muy bien peinado. Se queda un instante en silencio mirándome fijamente detrás del antifaz. De pronto... empieza a reír. Comienza a reír contagiando a todos los presentes. Ahora todos ríen divertidos junto al extraño. Él se acaricia el abdomen. Debe ser que le duele de tanto reír. 

Detiene la risa. Está serio. Los del sofá se dan cuenta y dejan de reír. Él levanta una mano y se hace una vez más el silencio. Suspira. Lleva sus manos a la parte trasera del antifaz y se lo quita tirándolo sutilmente al suelo. Posa sus ojos sobre mí una vez más.

Instintivamente abro mi boca de par en par. Uno mis cejas en señal de incredulidad.

Es él. El chico de la foto. El rubio hermoso y misterioso de la fotografía en mi habitación. De cerca es...es mucho más atractivo no lo voy a negar. De hecho...si no me hubiera tratado cómo lo hizo, si no perteneciera a este lugar. Si él no fuera un Ícaro...de seguro fuera el tipo de hombre al que le entregaría mi corazón y mi entrepierna. 

Me mira de arriba a abajo sonriendo de medio lado. Llega a mis ojos y suspira.

—¿Cómo te llamas?—Pregunta. Silencio total. Miro a mi alrededor y nadie habla. Todos miran la escena.—Acabas de agredirme físicamente...debo saber el nombre que daré a los profesores y a la rectora para que  expulsen.

Me volteo a mirar sus ojos.¿Expulsada? Me llamó putita y me besó sin mi consentimiento. ¿Cómo carajos voy a ser expulsada mi primer día de clases? Abro mi boca para protestar.

—¡Zain!

Una voz femenina muy familiar no me deja terminar. Una chica rubia con antifaz de ninfa y vestida como árabe abraza al rubio frente a mí. Se quita la máscara y me mira molesta. Yo la miro en silencio molesta igual. Es Misa, mi compañera de habitación.

—¿Se puede saber qué tienes en la cabeza?— Misa me grita aún abrazando al rubio. No digo nada. Pero he comenzado a hiperventilar para no cometer una locura. Rio mostrando mis dientes y luego muerdo mi labio inferior.

— Este imbécil— digo señalando con un dedo al rubio— me llamó puta y me besó Misa. No entiendo por qué me confundió con...con una cualquiera.

Misa no dice nada, solo me mira. Luego ríe.

— Pensé que querías venir a la fiesta.

— Si¿Y?

Su risa se intensifica. Pero esta vez es más...macabra.

— Una de tu clase solo puede estar en lugares como este de dos formas. O limpiando la porquería.— Se separa del rubio y se acerca a mi rostro. Me susurra al oído.— O sirviendo de zorra.

Lo próximo que veo son los ojos de Misa mirándome fijamente mientras la tomo por el cuello y la pego a la baranda de metal del segundo piso. Escucho a lo lejos murmullos, exclamaciones, incluso creo escuchar a Roxi. Misa agarra mis manos tratando de zafar mi agarre. Unas fuertes manos me toman y me levantan del suelo haciendo que separe mis manos del delicado cuello de Misa. Me agarran con fuerza y me sacan del lugar.

—¡Suéltame!—le exijo al gorila que me agarró—¡Suéltame maldito!—Pataleo pero nada. Me conducen hasta lo que creo que es la parte tracera del lugar. Abren una puerta de metal algo oxidada y me entran aún cargada.— Suéltame— Le vuelvo a exigir a quien me tiene prisionera pero nada. Es como si no me escuchara. Finalmente me suelta y me deja caer sobre un sofá viejo. Me levanto para enfrentar a mi raptor. 

Mi boca cae al suelo. Lo miro con incredulidad,sin saber que decir. Andreu me mira respirando con dificultad muy serio. Viste completamente de blanco. Su traje es impoluto y veo una máscara que cubre todo su rostro en su mano. Su pelo negro está perfectamente peinado hacia atrás. Él desentona con este lugar todo viejo y desaliñado. Él luce más bien como un actor de cine que va a un estreno o a la Met Gala, no a una fiesta de disfraces en un lugar como este.

Nos miramos en silencio fijamente por varios segundos. Andreu aprieta su mandíbula con todas sus fuerzas. Cierra sus ojos y deja salir todo el aire de sus pulmones. Traga en seco y me mira con...¿Vergüenza?

—¿Cómo?— Vuelve a tragar el nudo de su garganta—¿Cómo estás Annie?—Dice sin mirar mis ojos. Solo el suelo bajo nosotros todo lleno de polvo.

Bueno...esto no me lo esperaba. Esta noche está resultando ser más interesante de lo que esperaba. Sonrío un poco. No lo sé... él... él me brinda una sensación extraña de tranquilidad y confort.

— Estoy bien Andreu, gracias por preguntar.

Él me sonríe un poco mirando mis ojos. Yo igual, no puedo evitar sonreír un poco.

—¿Dónde está?—La voz chillona de Misa irrumpe en todo el local.—¿Dónde está esa maldita zorra?

Veo a Misa aproximarse hacia donde estamos Andreu y yo toda furiosa. Aún puedo ver su cuello rojo por mi agarre. Misa se acerca y sin esperarmelo levanta su mano para darme una cachetada. Yo cierro mis ojos esperando el impacto de su mano en mi mejilla.

Nada.

Abro los ojos. Andreu le cogió la mano y la sostiene en el aire. Luego la quita de mi ángulo. La mira molesto, su pecho sube y baja.

—¡Ya basta Misa!¡Estoy harto!¿Me oyes? ¡Estoy harto de tus estupideces y las de tu hermano!

¿Hermano?

— ¡Misa!

La voz del rubio hace que me voltee hacia la entrada del local. Se quitó toda la capucha, camina junto a otros tres chicos los cuales se han quitado las capuchas igual. Uno es rubio, otro es mulato y el último es moreno. Él se posiciona frente a mí. Me mira un instante en silencio, suspira. Mira a Misa.

— Explícate.

Misa lo mira nerviosa. Abre y cierra la boca sin saber que decir. El rubio la mira una vez más. 

— Misa...

—¡De acuerdo!— Alza sus manos al aire.— Ella no sabía nada.

El rubio la mira molesto. Baja la cabeza y se acaricia la nariz con los ojos cerrados.

— Vete. — Le pide a Misa. Ella lo mira confundida con el ceño fruncido. Él abre los ojos y la mira una vez más.—¿No escuchaste Misa? Te dije que te largaras.— Le vuelve a decir señalando la entrada del local. Misa toma su máscara y se marcha del local sin decir palabra alguna.

Mira a Andreu el cual no ha dicho palabra alguna. Se separan un poco del grupo y hablan de algo muy bajo, no puedo escuchar. Luego Andreu lo abraza y sale igual del local. El rubio se voltea hasta donde estoy sentada, yo no lo miro, pero siento sus ojos sobre mí. Siento que se sienta a mi lado. Toma un mechón de cabello y lo pone tras mi oreja,me volteo a ver sus ojos. Él me sonríe un poco. Mira a sus amigos.

—¿Vienes con alguien?—Está mirando a sus amigos,pero sé que me habla a mí.

—Aaa... si, vine con unas amigas.

Voltea a mirarme.

—¿Cómo se llaman?

No digo nada. Él me sonríe un poco.

— No te preocupes. No las quiero para prostituirlas.

Qué chistosito el niño. Fuerzo una sonrisa. 

— Sus nombres son Roxanne y Elisa. Están vestidas de angelitas al igual que yo.

Él mira a los chicos y estos salen por la puerta de metal dejándonos completamente solos. Voltea una vez más a mirarme sentado en uno de los posabrazos del sofá. Alzo mis ojos hasta los de él. Está serio,luego sonríe de medio lado haciéndolo aún más atractivo. Suspira.

— Perdona a mi hermana. Ella tiende a ser... traviesa.

— ¿Her...?

— Si. Misa es mi hermana. 

— ¡Oh! No, no me esperaba eso.

Sonríe un poco.  Debo aceptarlo. Él es súper mega atractivo. Nos quedamos en silencio. No sabía que decir y por lo visto, él tampoco. Juego un poco con mis uñas.

—También perdón por mí.—Miro sus ojos.—Lo siento de verdad. No sabía que no eras una...una...

—¿Una cualquiera? Descuida.

Las puertas se abren y entran mis amigas. Me levanto del sofá y corro a abrazarlas. Roxi se separa un poco de mí y toma mi rostro entre sus manos.

—¿Cómo estás?— Me pregunta asustada. Sonrío un poco.

— Estoy bien Roxi. No te preocupes.

— Esa Misa. No debiste confiar en ella.— Dice Elisa molesta.— Mejor nos vamos.

— Yo puedo escoltarlas. 

Dice el rubio. Las tres volteamos a mi mirarlo.

— No es necesario.— Digo rápido.

— Por favor. Insisto. Maik.

Él llama a uno de los chicos. El mulato de acerca a él y le entrega unas llaves. 

—Vamos.

Sin dejar espacio para objetar pasa por nuestro lado y sale hacia un parqueo con varios autos de lujo. Abre una camioneta negra y nos indica para subir. Eso hago. Subo en la parte de atrás junto con mis amigas.

Él me mira mediante el retrovisor y sonríe de medio lado. Enciende el motor y sale del viejo almacén. Nos pregunta dónde dejarnos. Yo no tengo muchas ganas de encontrarme con Misa. Miro a Elisa. Ella entiende. Le indica dónde está su recidencia. Llegamos. Abrimos la puerta y bajamos.

— Gracias por traernos.— Le digo y me volteo rápido para entrar.

— Espera.

M****a... Me volteo un poco. Roxi y Elisa se han adelantado un poco.

—¿Si?—Pregunto en tono sarcástico. Él bajó del auto y camina en mi dirección.

—¿Cómo te llamas? Aún no me has dicho tu nombre. El mío es Zain.

Me tiende su mano para que la tome. La miro un instante. Lo pienso un poco pero al final la tomo. Zain me hala hasta su pecho,me toma por mi espalda baja y acerca su rostro al mío. Mi corazón se acelera. Respiro de manera entrecortada. Trago en seco.

—¿No me dirás tu nombre? Créeme. No es para que te expulsen.

Ese comentario me hace reír. Bajo un instante mi cabeza y luego la vuelvo a alzar para ver sus ojos. 

— Soy Annie.  Estudio en la facultad de química.

Alza una ceja sorprendido.

—¿Química?

Asiento varias veces con mi cabeza.

— Interesante.

Se separa un poco de mí. Toma una de mis manos y deposita un beso en ella. Se aleja de mi y sube al auto.

— Nos vemos Annie.

El auto se enciende y él se aleja dejando en el aire una promesa de un próximo encuentro. Me volteo a entrar a la residencia de Elisa. Camino un poco hasta la entrada. Alzo mi vista. Ellas me miran en silencio fumando cada una un cigarro. Me brindan pero lo rechazo.

—¿Qué te dijo?— Pregunta Roxi dándole una calada a su cigarro.

— Nada. Que nos volveríamos a ver.

Roxi asienta varias veces. Me mira.

— Le gustaste.

La miro en silencio. Ella se da cuenta de mi expresión. Termina de fumar y me mira una vez más.

— Le causaste una buena...primera impresión. 

— ¿Tú crees?

— Hombre...lo único que le faltó fue llevarte en brazos hasta la puerta de la residencia.— Dice Elisa terminando de fumar también.

Miro el suelo con la mente en blanco. La verdad...no sé qué pensar.

— Annie.—Miro a Roxi. — Tienes que seguirle el juego.

—¿Por qué?

— Porque él es uno de los jefes Annie.

—¿Qué?

— Si Annie. Estuvimos investigando en la primera planta. Y los tres que estaban sentados en los sofás, son los líderes de los Iκαρος, contando a Zain. El chico que te acaba de dejar en la entrada de esta residencia. 

— Los otros dos son Maik y Simon. Son las tres personas más poderosas actualmente en la hermandad.

Miro a Elisa. Pienso en sus ojos verdes.

—¿Qué hay de Andreu?

—¿Quién?— Pregunta Elisa.

— El moreno de ojos verdes que acompañaba a Misa. La hermana de Zain.

— ¡Ah ese!—Elisa piensa un poco mirando el suelo. Me mira.— Nadie importante. Es solo el mejor amigo de Zain y novio de Misa.

— Pero...¿No pertenece a los Iκαρος?

— No,no pertenece. Él es un chico un tanto retraído y silencioso. Lleva mucho tiempo con Misa. 

No puedo evitar sentir un salto en el estómago. Roxi me mira extrañada. Pero no dice nada. Elisa sin decir nada más se separa del muro dónde está recostada.

— Bueno...yo me voy retirando chicas.

Nos da a cada una un beso en la mejilla y se despide. La vemos subir por las escaleras en silencio. Suspiro.

— Creo que yo igual me voy. Voy a dormir en un hotel cerca de aquí.— Beso a Roxi en la mejilla y me despido de ella.

—Annie.—Roxi me llama. Me detengo y volteo a ver sus ojos. Ella camina un poco hasta mi encuentro.—¿Qué te pasa?

—¿De qué hablas?

— No lo sé. Pero no me gustó...cómo... cómo...— No termina de hablar, me mira en silencio. Suspira.

— Olvídalo. Tú... tú solo concéntrate en Zain¿De acuerdo?

Asiento en silencio mirando sus ojos.  Ella me sonríe un poco con la boca cerrada. Me abraza y la veo alejarse. Me dispongo a seguir mi camino. Llego a la recepción del pequeño hotel y pido una habitación. Joder.... son bien caras. Subo las escaleras y llego a mi puerta.

— ¡Esta vez tus celos fueron demasiado lejos Misa!

Escucho su voz. Viene de la puerta de al lado. Se que está mal escuchar conversaciones ajenas...pero...es más fuerte que yo. Entro rápido a mi habitación. Busco por todos lados. Lo encuentro. Tomo un vaso de cristal y vuelvo a salir al pasillo mal iluminado y apestando a ambientador barato. Miro de un lado a otro. Bien...no hay moros en la costa. Me acerco a la puerta y pego en vaso de cristal. Escucho un llanto.

—¡Siempre es lo mismo contigo!

Es la voz de ella.

—¿Lo mismo conmigo? Misa por favor. Yo no tengo nada que ver con ella. A penas y la conozco menos de veinticuatro horas.

—¡No me importa!¡Ví cómo se miraban!

—¿De qué hablas? Mira. No estoy esta noche de humor para tus celos. Mejor...mejor vete.

—¡No!¡No otra vez Andreu!¡No me vas a dejar otra vez!

—  ¡Es que no te aguanto!

Siento un llanto que se intensifica.

— Sabes que no me puedes dejar.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

—  Si Andreu. No me puedes dejar porque yo...

Siento unas pisadas por las escaleras.

¡Mierda!

Me separo rápido de la puerta. Corro hacia mi habitación y entro. Cierro la puerta lo más rápido que puedo. Escucho la voz de varios hombres por lo bajo. Luego no escucho nada más.

Me doy por vencida y me decido a entrar a la cama. Hoy fue un largo día. Necesito... necesito dormir.

Me levanto sudada y respirando con pesadez. Miro la habitación. Es de día. Los rayos del sol entran por los ventanales de cristal. Miro hacia el frente. Mi reflejo se ve en el viejo televisor. Toco mi rostro, estoy sudada.

Otra vez he soñado con él. 

Ray...te extraño. Creo que no podré dormir una vez más hasta que no descubra que te pasó. Que pasó contigo de verdad.

Salgo de la cama. Llevo puesta una bata blanca que encontré en el baño. Salgo hacia el balcón. El aire de la mañana me recibe. Despeina mi cabello rubio. Cierro los ojos y respiro el aire puro.

— Creo que hoy es mi día de suerte.

Abro los ojos. Miro hacia el balcón de al lado. Andreu me sonríe de espaldas a la baranda de metal.  Está sin camisa con su cuadriculado abdomen fuera. Él no deja de sonreír mirando mis ojos. Y yo...

Bueno...yo me he perdido en esos hermosos ojos.


Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo