Ellie se levantó con sus ojos inflamados por tanto llorar, se bañó, se lavó los dientes, secó su cabello y lo onduló con su plancha, se maquilló haciendo relucir sus ojos hermosos, se colocó su vestido y sus zapatos.Tomó su celular y revisó sus cuentas, su dinero estaba allí intacto como si nunca hubiese pasado nada, sus lágrimas volvieron a salir por el egoísmo de su padre y sus intenciones.—¿Llorando aún? tienes todo de vuelta ¿qué más quieres? —le preguntó su hermana molesta por su actitud —¿no crees que eres muy egoísta con papá después de todo lo que te ha dado? nadie en esta ciudad vive y luce mejor que tú ¿qué más quieres?—Quiero que me amen, Elizabeth ¿tan loca es esa idea que no la merezco? ¿crees que Sandro pueda amarme? entre nosotros jamás habrá amor.—Deja de ser tan melodramática Ellie, tienes un destino mejor que el de cualquiera, y no sé, hasta puedes hacer que Sandro te mire como tanto lo deseas, solo tienes que comportarte como te lo ha indicado papá y todo saldrá
Ellie llegó a casa y se lanzó a su cama, donde una vez más lloró desconsolada, recordaba las palabras de Josías y el fatídico adiós que le dio, recordaba a su vez; las palabras crueles de su padre y lo odiaba, odiaba todo lo que él hacía por un poco de poderío y una reputación, que con los años se iría tras su muerte. —Me tienes hasta el cansancio de verte llorar, ¿no te cansas de dar lastima? Le reclamó su hermana, mirándola con desprecio, tan solo años atrás era Ellie quién pedía un hombre adinerado con quién poder casarse y tener lo que las jóvenes de su edad sueñan. —Vete, largo de mi habitación, largo o no responderé por lo que pueda pasarte. Su padre, entró a la habitación y con un cinto la castigó, su berrinche ya colmaba su paciencia, una que se estaba limitado por la vejez. —Vuelves a tratar a tu hermana de esa manera y no responderé, Ellie, ¿qué diablos te hizo Josías? ¿eh? —Amarme, eso hizo. Le gritó Ellie a su padre, sacando de él una bofetada en su rostro pálido. El
Ellie viendo que su padre no habría la puerta, a pesar de su llamado, corrió por un teléfono público.Desesperada, llamó a Josías para viniese a su rescate, mas sus llamadas eran rechazadas una a una."Vamos Josías, te necesito" —rogaba marcando una y otra vez su número de teléfono, pero cada que Josías escuchaba la voz de Ellie, rechazaba la llamada.Ellie quiso pensar que era porque llamaba de un teléfono público, aunque le extrañaba pues su voz se escuchaba en ella.Para Josías el que Ellie llamara de un teléfono público, significaba una sola cosa, era pobre igual que él, y ¿para qué arriesgarse con ella? ¿qué objetivo tenía? si su interés era el dinero, todo el que ella pudiese tener en su cuenta.—Deja de llamar, me volverás loco Ellie, loco —suplicaba él viendo las múltiples llamadas.Cansada de llamar a su príncipe azul, Ellie decidió volver a casa, tocó la puerta, sonando el timbre que había en él, sin embargo nadie aparecía en la puerta; intentó una vez más calar en el corazón
Ellie, fue poco lo que logró dormir en aquel lugar, sonidos extraños provenían de las demás habitaciones, eran sonidos de mujeres que trabajaban en las calles de noche y sus acompañantes, hombres adinerados que buscaban consuelo."¿En qué momento se vino a éste lugar?" —para ella, venir a este hotel había sido una mala decisión, aunque siendo un hotel de buena reputación, dejaba mucho que desear."Quiero dormir" —replicaba con tristeza, aunque fue a eso de la una de la mañana que logró conciliar el sueño, siendo vencida por el cansancio, los golpes y el dolor de los mismo.—¿A dónde irás tan temprano? —le cuestionó Augusto a Sandro, estaba avergonzado por su actuar del día anterior, fingiendo ser un hombre recto cuando sabía que lo único recto que tenía él, era la carrera que dividía su cabello a un lado.—Iré por Ellie, y posteriormente iré a trabajar, tengo cosas que hacer padre.Sandro, tenía algunos negocios por aquí y por allá que daban buenos frutos, y, aunque ahora tenía que hac
El día del compromiso pasó, fue el día más aburrido en la historia para Ellie, quien permanecía de la mano de Sandro, siendo indiferente a él.—Al menos finge amor por él —le reprochó su padre en todo momento, lo que provocó a Ellie enfurecer.Sandro estaba muy incómodo al ver las expresiones que Ellie hacía, maldecía en la hora que su padre había escogido a la mocosa malcriada que estaba a su lado, y con las precisas de su padre, mucho no había por hacer.—No quiero casarme, Sandro —dijo en un susurro —no quiero casarme contigo, no quiero ser tu mujer.Era la tercera vez que Sandro escuchaba esas palabras, pero era muy tarde, habían firmado el contrato, habían estipulado las reglas que ambos debían seguir —Me tienes cansado con, Ellie, debiste bajar del auto cuando te di a escoger, ahora es demasiado tarde para lloriquear, no creas, no me emociona tomarte como mujer y procrear, así que ese sentimiento al menos es mutuo.Ellie guardó silencio, las palabras de Sandro dolieron más de lo
La iglesia estaba perfectamente decorada, aunque a los ojos de Ellie nada tenía color, desfiló de la mano de su padre sin mirar a los invitados.Permanecía con su cabeza inclinada, ahogando con coraje las lágrimas que ya estaban por salir.—Es tuya Sandro —dijo su papá, a lo que Ellie sintió como si la estuviese regalando, sin embargo, luego cayó en razón, lo estaba haciendo, en realidad la estaba dando como prenda de garantía —cuídala por mí.—Lo haré señor Albert —aseguró Sandro tomando la mano de Ellie y trayéndola a su lado.Sandro estaba hermoso, pocas veces se vestía de etiqueta, ya que su ropa preferida era una camiseta, un Jean y unas tenis, pero a eso Ellie no le llamó la atención, mas a Sandro sí, admitía en su interior que ella estaba como toda una princesa, el maquillaje, el peinado y ese vestido ajustado a su pequeña cintura le quedaba muy bien.—Vamos a dar inicio —anunció el cura.El padre hablaba de la importancia del amor, del respeto, del compañerismo en el matrimonio
La noche fue pesada para ambos.Un Sandro que no podía olvidar a su esposa besando a aquel hombre y una Ellie que maldecía a Josías por causarle problemas.Por la mañana ambos parecían muertos vivientes, sus ojeras y el mal humor que los acompañaba.—Me duele la cabeza —resopló Ellie, acariciando su cráneo con las yemas de los dedos.—A mí me duele el cuerpo, esa cama tenía un mal colchón —mencionó Sandro encorvando su espalda para estirarla y sacar la tensión que tenía allí.Tomaron el vuelo sin ningún atraso, excepto porque tenía que darle a Ellie apoyo emocional, pues a última hora descubrió que le tenía miedo a las alturas.—Ok, ok —susurraba tomando a Sandro con fuerza de su manos.—El avión se va a estabilizar, tranquila —para Sandro era gracioso ver a su esposa hecha un saco de nervios, apuñaba sus ojos y rezaba para no morir durante el vuelo."Ella es como una niña" —se dijo a sí mismo, para luego caer en cuenta que tan solo tenía veinte años de edad.—¿El vuelo será así? —cues
Ellie se levantó de prisa de la cama pasado unos minutos y corrió al baño, para bofetear a su esposo, ¿cómo se atrevió a besarla? ¿cómo pudo hacer tal cosa?Sin embargo, cuando entró al baño, Sandro estaba completamente desnudo y al escuchar la puerta abrirse, y ver a Ellie allí, se quedó paralizado con su manos a los contados, sin saber qué hacer.Ellie, abrió los ojos al verlo como Dios lo trajo al mundo, escudriñó su cuerpo dando con aquel péndulo, pegó un grito y se giró de golpe, tapando su cara.Sandro cubrió su parte noble con sus manos y gritó, no enojado, si no asustado: —¿qué rayos haces aquí Ellie?Ellié salió del baño caminando como cangrejo, evitando así ver de nuevo el desnudo cuerpo de su esposo.—¿Por qué me has besado? m*****a sea —gritó molesta.—Por que puedo y porque se me dio la regalada gana —le respondió Sandro con la misma intensidad de voz, mientras estaba recostado a la pared."Mocosa" —se decía Sandro en su interior.Su pecho subía y bajaba, su esposa lo habí