Sandro vio a Ellie ingresar a su habitación, se veía realmente triste, se había pasado con ella, ¿se lo merecía? por supuesto que sí, ella no media sus palabras, siquiera analizaba lo que iba a decir, pero, más allá de eso, se sentía mal por haberla lastimado, por haberla usado así para luego burlarse."Maldición Ellie, si tan solo dejaras de decir estupideces, recién nos casamos y ya me tienes en un tic nervioso" —se dijo, pues muy tolerante él no era.Sin embargo, alguno de los dos debía ser el maduro de esta relación y Ellie no lo sería, ya lo había demostrado, cosa que debía serlo él.Ingresó a su habitación también y tomó una ducha, con Ellie en su cabeza.Misma situación estaba pasando Ellie, excepto porque lloraba al recordar como Sandro la besó y luego la humilló, comenzaba a detestarlo, pero no podía ser indiferente por ese contrato que habían firmado."Si tan solo tuviese a alguien con quien hablar" —se dijo Ellie al recordar que su mejor amiga, Kelly, se marchó hacía algún t
Días pasaron desde aquel vergonzoso momento en casa de Sandro y Ellie, y hoy harían su primera presentación como esposos, ambos estaban bastante nervios de hacer dicha presentación.Sandro había puesto en su lugar a su padre y a su suegro, habían temas que a ellos no les importaba y la intimidad de Ellie era uno de ellos, no sabía que carajos pasaba por la mente de esos dos hombres, pero era suficiente para él, tener que aguantar con ellos merodeando la casa para saber sus intimidades, simplemente no, eso no pasaría.Por supuesto, Augusto lo tomó de manera despectiva, según él eran temas que a Ellie no debían molestar, pero ¿acaso a él se le preguntaban cuantas veces al día eyaculaba? no, la respuesta era no.Al final ambos terminaron disculpándose con Sandro, pero no lo hicieron con Ellie, a lo que Sandro les dijo: —No soy yo a quien han ofendido, la próxima vez que vayan a casa, pidan una disculpa antes de entrar.Desde entonces no se referían con tanta imprudencia a Ellie, pero tení
Ingresaron a la oficina donde estaba sus suegros Augusto y Renata, ambos notaron la rencilla que había entre Sandro y Ellie.—¿Qué ha pasado? —cuestionó Augusto a su hijo.—Pasa que enviaste a una mujer para ofrecerme sus servicios mientras almorzaba con Ellie, ¿qué rayos sucede contigo? —reclamó furioso —¿acaso no quedó establecido que entre Ellie y yo no habría amantes? ¿cómo te atreves a pasar por alto lasdecisiones que ambos hemos tomado? —Augusto miraba a Sandro serio, sin darle una respuesta más que Ellie no se veía como una buena mujer en la cama.—Me lo vas a agradecer luego, Sandro —dijo mirando a Ellie.—¿Por qué miras a Ellie así? ¿qué rayos está pasando? —volvió a reclamar, pero esta vez mucho más molesto.—Hijo, si Ellie fuera buena en la cama no estuvieras tan irritado.¿En serio lo había dicho?¿Esas palabras salieron de la boca de Augusto?—Eres un cerdo, padre, ¿acaso así tratas a mi madre o a las mujeres con las que has estado? ¿qué carajos pasa contigo?Ellie perman
Sandro miró a Ellie caminar hacia su habitación, miraba exactamente como su trasero se contorneaba subiendo las escaleras. Cerró sus ojos y a su mente llegó el cuerpo desnudo de su mujer, golpeó suavemente su cabeza como si eso ayudara a borrar lo que había visto."No pienses, no pienses" —se decía con sus manos tapando su rostro.Subió a su habitación, tomó un baño donde tuvo que desahogarse así mismo, pero luego se sintió mal por haberse masturbado en nombre de Ellie.Tomó su lugar en la cama y se quedó allí, pensando en ella y lo malcriada que era, pero a la misma vez, era inocente y un poco tierna."Al menos trabajar con ella no será una mala decisión" —se dijo.Ellie entusiasmada, se levantó temprano e hizo algo de desayunar para los dos, esperó ansiosa a Sandro para que le explicase qué debía hacer y al ver que este no bajaba, subió a su habitación y al no verlo por ningún lado entró.—¿Sandro? —llamó ella, pero no respondió.La puerta del baño estaba abierta así que pensó en que
—¿Ellie qué está pasando? podemos hablarlo en todo caso, por favor, somos amigos —anunció Sandro preocupado y es que ahora que recordó, era muy extraño que Ellie estuviera peleada con la comida, enfermedad no tenía, sin embargo, había algo muy en el fondo que él necesitaba saber.Ellie estaba acostada en su cama en posición fetal, escuchando el llamado de Sandro, en medio de lágrimas, necesitaba ser buena esposa, pero ¿cómo hacerlo? era muy difícil para ella con tantas reglas por seguir.—No, Sandro, estoy bien, solo quiero descansar, gracias —mencionó ella.Obstinado de ver la actitud fría de Ellie, regresó a la cocina y guardó el pastel, para luego encerrarse en su habitación, irritado.Unas horas más tardes, Ellie bajó a la cocina por un vaso leche, lo primero que observó fue la rica tarta de chocolate y su estómago rugió. Sandro que bajó por el ruido que ella hizo al abrir la puerta, sonrió al ver sus ganas por una rebanada del pastel.—Come una pequeña rebanada, Ellie, juro que n
Ellie entró a la universidad y fue en busca de su salón de clases, estaba un poco nerviosa del cómo sería su recibimiento ahora que estaba casada, sin embargo, sus compañeros la recibieron bastante bien, sabían que ella ahora era una mujer casada, así que las chicas querían conocer al señor Sandro Casso y todo lo que con él conllevaba.—Dejen de fastidiar —les decía incomoda ella, Sandro no tenía nada interesante ante sus ojos, pero que sus compañeras estuvieran interesadas en él, le fastidiaba.—Vamos, Ellie, enséñanos una foto —las chicas seguían insistiendo en conocerlo de una u otra manera, era un joven llamativo y de buen parecer, causaba curiosidad en las jóvenes.—Tal vez, cuando venga a recogerme se los presente, tal vez —dijo Ellie ya por vencida —pero dejen de molestar, por favor, gracias.Satisfechas, dejaron a Ellie tranquila y fueron a sus respectivos asientos, la clase estaba por comenzar y el profesor era muy exigente, el desorden no era permitido en sus clases.Llegó la
El despertador en la habitación de Sandro sonó y él debido al cansancio no lo escuchó, ahora Ellie desesperada no hallaba que hacer, tocaba a su puerta y no obteniendo respuesta de su parte. —¡Sandro! —gritaba dando pequeños golpes en la puerta. Aún seguía sin obtener respuesta, por lo que optó por entrar para verificar que él estuviese bien. Se acercó despacio y lo miró tan quedito que su corazón comenzó a latir deprisa, cual bombo. —¿Sandro? —llamó y éste no respondió —¡Sandro! —volvió a llamarlo. Por su cabeza pasaban mil y un ideas, estaba asustada, ¿qué pasaba con Sandro? —¡Sandro! —gritó con su voz quebrada, sacudiendo si cuerpo. Sandro pegó un brinco por el susto y a Ellie la tomó por los brazos y la tiró en la cama, aprisionándola con su cuerpo. —¡Dios mío Ellie! —gritó, suspirando al ver que era ella —¿Por qué me has despertado así? —Eres un idiota Sandro, maldición, te creí muerto, casi me matas del susto, maldito cabrón —respondió ella alterada. Empujó a Sandro con
"¿Qué pasa contigo Ellie?" —se cuestionaba confundida, mientras estaba en la cama boca arriba mirando el techo de su habitación. Y es que tan solo recordar la forma en que Sandro miraba aquella chica, sentía que su sangre hervía, quería creer que era porque tuvo que dejar a Josías por casarse con Sandro, pero si imaginaba a Sandro con otra mujer sentía querer morir de enojo y esa era la razón de su confusión. Se giró y miró a Hades y le dio un golpe: —Te comportas como un idiota, Sandro —dijo con suavidad, para luego abrazar al peluche. Lo más triste que Ellie la acogía, era no tener con quien platicar de sus problemas o preocupaciones, su mejor amiga no estaba y no sabía cuándo regresaría de su viaje de intercambio, por lo pronto, debía conformarse con expresarle a Perséfone su sentir y golpear a Hades por lo que Sandro le hacía. Al amanecer, Ellie se levantó y bajó a buscar algo de desayunar, encontrándose así con una mujer de unos treinta y ocho años, de nombre Nita, la empleada