En la ruta principal, Sandro y Ellie iban camino a uno de los mejores hoteles que Bradley Soulie había creado junto a sus hijos. Ellie no sabía si sería hoy su primera vez o no, pero siendo cautelosa y precavida llevaba en su maleta unos trajes de baño que sabía que a Sandro lo harían desearla y para la noche, un bello traje de noche de encaje, suficiente para que Sandro se decidiera a hacerla suya, sí o sí.Iba emocionada y a la vez nerviosa que no paraba de hablar sobre lo primero que a su mente llegaba, los colores de los árboles, los edificios, estaciones del año, y Sandro le asuntaba, pues, le parecía agradable que Ellie le gustase conversar con él.—¿Qué quieres hacer? —preguntó Sandro —¿prefieres desayunar primero y después descansamos o qué se te antoja?Ellie miró a Sandro y sonrió, pues su único antojo era estar sobre él sintió sus caricias y la humedad que él le provocaba.—Desayunemos primero —anunció ella, a lo que Sandro asintió.—¿Por qué sonríes tanto? —preguntó él, d
En la cabeza de Sandro se repetía la voz de Ellie diciendo: "Te deseaba" Para Sandro era maravilloso que Ellie correspondiera sus sentimientos, aunque le causaba un poco de conflicto sentir que quizá todo era muy prematuro, pero ¿no estaban casados? ¿qué había de prematuro en lo que estaban haciendo? se suponía que las parejas normales, hacían lo mismo que ellos dos, amarse de todas la maneras existentes.En el caso de Ellie era muy diferente, ella estaba feliz, realizada con el hombre que le había correspondido, y no sólo por ese motivo, Sandro la hacía sentir especial y era una de las cosas que a ella le gustaba. Recordaba con amor el haberse entregado a él, había sido especial para ella, ya que lo hizo por amor y no por compromiso.—Te deseaba también Ellie, incluso cuando dijiste que dejabas que te hiciera mía, tan solonme hubieras besado, lo hubiese hecho —confesó.—Te vi mientras te masturbabas —confesó ella lo que avergonzó a Sandro.—¿Qué? —preguntó incrédulo.—Te vi y me exc
Los hermosos días en el hotel se marcharon, ahora era hora de regresar a casa y seguir con lo que qué allá ya habían iniciado, un matrimonio real, uno donde lo que más sobraría era el amor. De parte de Sandro ya había ese sentimiento, no le tomó mucho para comenzar a sentir que Ellie le atraída, terminando, de cierto modo, enamorado de ella, sin tener mucho que hacer. Ellie estaba realmente ilusionada con Sandro, lo quería, le gustaba, le atraía, y estaba dispuesta a amarlo, quería amarlo, deseaba hacerlo, y teniendo que pasar su vida junto a él, ¿por qué no hacerlo? —Fue hermoso estos días —le dijo Ellie, con su rostro sonriente, mientras llevaba su mano entrelazada por la de Sandro y recordaba la mañana agitaba que habían tenido ellos dos, antes de marcharse del hotel. —Sí, espero pronto tener un fin de descanso para nosotros, aunque bueno, en casa podemos disfrutar más, si tú quieres, claro está —comentó él sonrojado. —No tienes que preguntar Sandro, por supuesto que quiero, y
Ellie se despertó más temprano que Sandro solo para mirarlo dormir por unos minutos, tenía muchas cosas por hacer y, además, quería hacer el desayuno para Sandro. Este no sería un desayuno cualquiera como los anteriores, este sería especial, era su primer desayuno como su mujer, así que tenía esmerarse para sorprenderlo. Corría de un lado hacia otro y Nita la miraba desde una esquina. Con ternura, la escaneaba incrédula por lo que sus ojos estaban viendo, una Ellie vestida con una camiseta de Sandro y un short de tela muy ceñido a la piel. "Mmm" se pensaba Nita, acariciando su mentón. Era gracioso que ver a Ellie correr en medio de la cocina como un torbellino, tomando cosas de aquí y allá, para prepara un rico café.Aquí había gato encerrado, como Nita decía, pero era mejor dos enamorados, que dos enemigos durmiendo en una misma cama. —¿Necesita ayuda señora? —le preguntó nita a Ellie, sacándole un gran susto.—No, Nita, te lo agradezco —respondió una Ellie muy risueña.Nita se di
El día de Sandro transcurrió muy diferente al de Ellie, una mañana muy agitada en la oficina y una discusión con su padre al medio día.Los ánimos de Sandro estaban de punta, y no era para menos, la necedad de su padre por saber si Ellie ya era su mujer no lo dejaba tranquilo.A lo anterior se le sumaba que las reuniones que había pactado para el día, dos de ellas fueron canceladas de forma imprevista, alterando de cierto modo lo que ya tenía planeado.Había sido un día bastante estresante, y lo único que sé le apetecía era llegar a casa y descansar, sin embargo, mientras recogía sus pertenencias, su padre volvió a llegar a su oficina y con las mismas preguntas, comenzó a alteral los ánimos de su ya cansado hijo.—Entiendo que la relación que tenías con mi abuelo era así, contándose las intimidades que sucedían entre los dos, pero no soy mi abuelo y mucho menos soy tú, padre. Creo que Ellie merece respeto, de la misma manera que mamá la merecía —decía Sandro ya cansado de los alegatos
Era un día de esos que prometían ser inolvidables para Ellie, había conocido a Josías; un chico hermoso y detallista que robó su corazón con tan solo una sonrisa. Ese día saldrían por unos helados y después al cine, era fin de semana y Ellie no tenía que trabajar o estudiar.Se arregló hasta quedar perfecta, maquilló su rostro, colocó un vestido ajustado a la cintura con una falda a la rodilla y amplia de falda. Modeló mirándose en el espejo y aquel resultado le gustó, tocaba su cabello y acercaba su rostro al espejo asegurándose que todo estuviese bien para el encuentro.Se despidió de su padre, notó que algo no estaba bien, sin embargo, no prestó interés en qué le sucedía, era hora de marcharse; afuera de la casa estaba Josías vestido muy elegante, la saludó cariñosamente y se marcharon a su primera cita después de semanas de hablar por mensajes,Al mismo tiempo, pero en otro continente, estaba Sandro, con una maleta en su hombro a punto de abordar el avión, y la ilusión de regresar
Sandro se despertó en horas de la tarde, estaba un tanto desubicado por el cambio de horario y cansado del viaje.Bajó en busca de Franco, su hermano, pero éste se fue de casa una hora antes de él despertar, fue en busca de su madre y la saludó con un fuerte abrazo, buscó a su padre que estaba sentado leyendo el periódico del día e hiso lo mismo con él.—Te has despertado al fin, ¿cómo estás? —mencionó su padre mirando el periódico.Tanto Franco como Sandro se habían acostumbrado a la relación de sus padres, entre ellos, amor no había, pero eran grandes amigos y eso hacía que la relación fuera muy llevadera.—Bastante bien padre, he descansado lo suficiente, aunque no dejo de tener sueño, espero que pronto me adapte al horario y al ambiente de San Francisco, son muchos años fuera de casa.—Claro, tu cuerpo tiene que procesar la información, pero hablando de información, hay algo de lo que tengo que hablarte hijo y es de suma importancia —se acomodó en su asiento, dejó el periódico que
Sandro comenzó a alistarse sin ganas, no estaba de humor para andar de romeo y mucho menos para las reuniones que hacía su padre.Se vistió con ropa casual y usó su colonia favorita, bajó en busca de su padre quien vestía de saco y corbata.—¿Irás vestido así?—Por supuesto padre, ¿por qué? ¿a dónde iremos?Su padre no respondió a sus preguntas, ya no había tiempo de que Sandro se cambiase de ropa, iban con diez minutos de atraso, gracias a la lentitud con la que Sandro se alistó.—Olvídalo, anda vamos, que llegaremos tarde y no quiero tener problemas con Albert y su hija.Sandro, con una mueca caminó atrás de su padre hacia el auto, entró en él y sin decir una sola palabra se marcharon hacía el hogar de los Nolan.—¿Estás lista? —le preguntó Albert a Ellie quién estaba encerrada en su habitación, sin bañarse y con la pijama de dormir, estaba dispuesta a ser castigada con tal de hacer romper el acuerdo de su padre con aquel hombre.—No saldré, no me casaré y es mi última palabra, padre