Valentina, un mes antes de morir:
Valentina comenzó a llorar y todo su cuerpo temblaba. En ese momento se dio cuenta que no era capaz de asesinar a una persona, al menos, no a Marko.
Él también lo entendió, así que con paciencia le quitó el arma.
—Ay, Val, tú eres demasiado buena persona como para mancharte las manos de sangre —soltó él con compasión. Esperó unos minutos antes de agregar—: ¿qué te ha sucedido? ¿Por qué estás tan alterada? —Le tocó la frente—. Dios… estás hirviendo en fiebre.
—Yo… soy una idiota —dijo ella con voz quebrada—. Yo… ¿cómo pude vivir con alguien así? Esa noche quien iba a morir… era yo…
Marko guardó la pistola dentro de la caja fuerte y también le quitó los
Valentina, un mes antes de morir: Rosa se paseaba en círculos por la habitación, sus manos se masajeaban entre sí, nerviosas y sudorosas.—¿Ayudaste a Marko a asesinar a Lorenzo? —preguntó Valentina con fuerza.Su hermana por fin pudo voltear a mirarla, sus ojos estaban llenos de lágrimas y por momentos se podía apreciar el temblor en sus hombros compungidos.—Debía escoger entre tu vida o la de ese criminal —espetó Rosa—, ¿y cuál crees que sería mi decisión? Obviamente serías tú: eres mi hermana, por el amor de Dios.—¡Pero fue un asesinato! —alegó Valentina.—¡No, fue en defensa propia! —protestó Rosa—. Él también iba a asesinar a Marko, tuvo que defenderse, eso fue lo que sucedió.—¿Te est&aac
Valentina, un mes antes de morir: Estaba seguro de que pasaba algo, podía presentirlo. Valentina no era de las que nunca contestaban el celular, ella siempre le respondía.Se dirigió a la casa de la madre de Valentina y no esperó a que la mujer le abriera la puerta. Afortunadamente tenía una copia de las llaves que Rosa le había entregado en esos días para casos de emergencia y abrió, comenzando a llamar a Valentina, pero no le contestaba. Corrió escaleras arriba y empezó a buscar en los dormitorios.—¡Valentina, ¿dónde estás?! —gritaba con desesperación.Al ingresar al cuarto de invitados notó el piso lleno de agua.Su corazón empezó a palpitar con fuerza y su peor miedo comenzó a confirmarse. Caminó a grandes zancadas al baño. Y ahí estaba Valentina, con un rostro p&
Actualidad:La noche cubría la ciudad con un manto oscuro salpicado de luces dispersas. Valentina caminaba lentamente hacia su casa, envuelta en el abrigo que apenas lograba protegerla del frío cortante. Había pasado las últimas horas conversando con Marko, y aunque sus palabras le habían brindado algo de consuelo, su mente seguía atrapada en los recuerdos de un pasado que se negaba a morir. Al doblar la esquina, su corazón se detuvo por un instante. Frente a su casa, un auto negro estaba aparcado bajo la tenue luz de un farol parpadeante. El sol empezaba a ocultarse, llenando de arreboles el cielo.Marko dejó salir un largo suspiro y sus ojos azules brillaban intensamente, estaban colmados en lágrimas.—¿Crees que mi mamá… logre salvarse? —preguntó.—No lo sé —confesó la chica.Los labios de Marko comenzaron a temblar y después los apretó con fuerza.—Hay… algo más de lo que deba… enterarme? —indagó.A la mente de Valentina llegaron los recuerdos de la muerte de Lorenzo, las amenazas de Merina, los intentos de asesinato y aquella vez que forcejearon cerca del balcón.—Esta… es otra vida —dijo ella con tono tranquilo y compasivo—. Una versión de ti una vez me dijo que le habría encantado que nuestra historia fuera diferente —esbozó una sonrisa—, supongo que se referíaCapítulo 45: las intermitencias del amor
El líquido escarlata se esparcía por el pavimento, rodeando la cabeza de Valentina. Sus ojos aún seguían abiertos y lograba ver el auto estacionado a varios metros de distancia. La puerta del piloto se abrió y unos zapatos de cuero negro avanzaron hacia ella, hasta que el hombre apareció en su campo de visión y se agachó para observarla de cerca. Aquellos ojos verde claros se abrieron en gran manera y el miedo lo consumió.Marko Rumanof dio un impulso hacia atrás, cayendo sentado, teniendo que sostenerse sobre sus manos. Empezó a hiperventilar.La había asesinado. Se acababa de convertir en un asesino.Cuando Valentina notó el espanto en el rostro de Marko Rumanof entendió que ya no le quedaba vida, ahí acababa todo.Qué irónica era la vida. Su jefe acababa de asesinarla. Después de años de abuso físico y psicológico por parte de él, terminó arrancándole la vida. Y todo porque ella decidió desobedecerlo.Minutos atrás Marko le había aventado los papeles a la cara:—¡Esto no sirve, vuél
Marko soltó una sonrisa socarrona.—Claro, una persona como tú jamás pensará en que hizo mal —soltó él con amargura—, mucho menos sentiría arrepentimiento por sus acciones. Tú jamás pedirías perdón. —¿Por qué debería arrepentirme por algo que nunca hice? —cuestionó Valentina—. ¡¿Por qué debería arrepentirme y pedirle perdón a la que desde niña me ha maltratado?! —preguntó con amargura—. Ojalá nunca se deba arrepentir por todo el daño que usted me ha hecho. Ojalá y cuando se entere de la verdad de quién es realmente la mujer con la que se casó el cargo de conciencia no lo mate.Valentina aventó los papeles al suelo con fuerza.—Y ojalá usted nunca deba pedirme perdón por todo el daño que me ha ocasionado, porque yo nunca lo voy a perdonar —finalizó.Valentina salió a toda prisa de la oficina. Era de noche y la mayoría de los empleados ya se habían marchado, así que la joven caminó con premura por los cubículos vacíos. Escuchaba al fondo a su jefe y esto la hacía temblar del miedo. To
No entendía lo que estaba pasando. Ahí estaban sus padres desayunando alegremente, antes, cuando la habían visto le preguntaron por qué no se había cambiado.—Ya vas tarde a clases, anda, ve a cambiarte —le ordenó su mamá.¿A clases? Valentina no lo entendía. Aun así, fue a tomar una ducha y al abrir el closet para sacar la ropa, encontró el uniforme del colegio.Mientras se terminaba de arreglar comenzaba a procesar lo que estaba pasando. Todo le parecía tan real que creyó que tal vez y toda su vida pasada fue un mal sueño y por fin había despertado. Sin embargo, mientras tomaba el desayuno con sus papás se dio cuenta por el calendario que colgaba de la pared que se encontraba en el pasado, justo en el dos mil diecisiete: el año en que comenzó toda su pesadilla.Bajó la mirada a su taza de avena y empezó a cuestionarse… ¿y si esto en realidad era una recompensa de la vida? ¿Y si le habían entregado una segunda oportunidad para que pudiera dejar de ser una cobarde y enfrentara todo lo
Y ahí estaba la razón para que Valentina creyera que Mariana la iba a traicionar: su cercanía con Marko.—¿Qué carrera va a estudiar? —preguntó.—Finanzas, claramente —respondió su amiga. Valentina por fin pudo recordar en qué etapa de su vida se encontraba. Marko apenas acababa de mudarse al país, eso quería decir que aún no conocía a Merina y mucho menos la familia Rumanof estaba considerando el comprometerlo con ella. Merina tampoco en ese punto consideraba el empezar a molestarla: ni siquiera existía en su radar.Así que había regresado al pasado en un punto de paz, donde todo funcionaba perfectamente bien. Pero pronto el caos iba a comenzar.—Marko va a venir a buscarme al colegio, me invitó a almorzar —informó Mariana—. ¿Quieres venir?Valentina recordaba que aquel día se negó, la idea de conocer a la familia Rumanof le intimidaba de sobremanera, sobre todo porque no quería ocasionar problemas que pudieran terminar afectando de alguna forma el perder la beca. Pero eso ocasionó