La mañana ha iniciado de una manera muy tranquila, después claro está de lo ocurrido con Dominieck a tempranas horas mientras aquel se encontraba en mi habitación cuando de la nada se mostró dulce y apacible conmigo, cosa en la que no dejo de pensar aún más ahora luego de verlo desayunar junto a nosotros. Su compañía luego de haberme abrazado de la manera en que lo hizo se siente tan incómoda que ni siquiera soy capaz de levantar completamente mi rostro y mirarle así a la cara debido a que la vergüenza me domina controlando incluso mi modo de pensar. Lo bueno ante todo ha sido que, a pesar de mi baja evidente de alegría al los demás encontrarse allí sacando uno que otro tema de conversación del cual a veces yo formaba parte, mientras intentaban alegrar el momento, que aquello por lo menos bastó para mantenerme por un buen rato fuera de su foco de atención. Así que, cuando al fin terminamos de desayunar verlo marchar de allí junto a Lyall me brindó más que un completo respiro al
— No, no, no de nuevo … no es justo — gritó Susan con evidente miedo tras caer en las garras de la desesperación — ¿Que haremos Dominieck? No nos podemos quedar aquí, tenemos que huir de este lugar lo antes posible. Susan se mostraba reacia y muy temerosa contra la gran posibilidad que existía de encontrarnos con aquellos cara a cara, ella estaba muy asustada tanto que incluso parecía encontrarse bastante sumergida en la desesperanza. Ahora bien, en tanto una vez Emma la escuchó no pasó mucho tiempo hasta que las dudas en ella comenzaron a aflorar respecto a tal tema y las preguntas de parte suya empezaron a ser lanzadas intentando así saciar su evidente inquietud. — ¿Cómo que de nuevo? — cuestionó aquella sin tardar — acaso ustedes ya habían tenido problemas con los alfas. Martín al escucharla intento hacer que Susan se tranquilizara y con ello aprovechar la situación para sacarla de allí pues aquellos no querían por nada en el mundo tocar tal asunto delante de Emma, pues es
— Como que salvar nuestras vidas Lyall — indicó Emma atónita ante tal afirmación — acaso no ves que estamos entre la espada y la pared, estamos en un lugar en el cual incluso no hay salida, es que no lo ves. Emma no lo entendía, eso era algo notable, al igual que Lina que al lado suyo junto a Silea para aquel momento se encontraban, las tres estaban confundidas ya que sus expresiones las delataban, por lo que era fácil de deducir que para nada comprendían cómo era que estando entre aquellas cuatro paredes lograriamos salir bien librados de toda aquella situación, cosa de la cual los demás si éramos conscientes, así que Lyall con una sonrisa llena de victoria le increpó. — No Emma, la que no lo ves eres tú — insistió aquel contra aquella chica al ser la única que eventualmente le interrogó. Así fue que instantáneamente dicho aquello, aquel se acercó hasta la pared que da justo al frente de la escalera próximo al rincón y volteando hacia su flanco izquierdo al lado de un viejo libr
Ahora bien, una vez aquí caminando por este lugar como es evidentemente un tanto tenebroso y claustrofóbico para ser sincero, pensándolo bien se me hace difícil no recordar un día en específico en cual y sí, termine dentro de las galerías a causa de mi desobediencia historia la cual puedo narrar a plenitud. Había transcurrido quizás una semana desde que mis padres a orillas de una de las entradas de las galerías una vez nos alejamos del centro del bosque en el cual nos ocultábamos, tras hacer estos un pedido especial a su fiel sirviente, fui entregado a las manos de Lyall para seguir siendo educado, esta vez dentro de la sociedad luego de la tragedia. Para aquel entonces Lyall y yo acordamos establecernos a las afueras de Belcier, en una primera instancia queriendo no levantar sospechas en tanto guardar por sobre todo las apariencias por tanto a fin de cuentas ambos nos alojamos en una pequeña casa próxima a la entrada que da rumbo al mirador y la cual al igual que la residencia L
Para aquel momento eran alrededor de las tres de la tarde hora que marcaba con fervor el reloj, al tiempo que el sol disponía con énfasis su posición la cual se encontraba fija sobre nosotros algo inclinado por el pasar de las horas marcando con fervor la humedad que por su acción se sentía en el aire. — Tú y yo tenemos una conversación pendiente querida, pues esto finalmente se tendrá que aclarar. En el rostro de Emma tras yo sujetarla de aquella manera se dibujó el miedo y la confusión, aquella chica no podía creer lo que estaba sucediendo aún peor la dirección que estaba tomando todo aquel asunto. — De qué hablas Dominieck, suéltame me estas lastimando. — No hasta que me digas lo que quiero escuchar — Te has vuelto loco acaso ¿Qué es lo que te sucede? — indico aquella despavorida y desconcertada; Emma no muy bien la sujete empezó a asustarse tras sentir como se ahogaba por la falta de aire mientras su respiración comenzaba a perderse, por tanto, ante la desesperación tal
Este día ha sido más que atroz, la sobrecarga emocional que ha descargado este sobre mí debido a cada uno de estos eventos no tienen precedentes ya que han sido muy consecutivos, tanto ha sido el caso que no se me ha dado siquiera el tiempo de digerirlos completamente cada uno de manera individual y así entenderlos debidamente. Todo ha sido un completo caos, la odisea misma de una historia sin fin. La vida misma de por sí es muy complicada y difícil de lidiar con todas sus altas y bajas que a veces nos frenan de golpe mientras que sumado a esto se presentan tropiezos sorpresivos que en tanto de la nada conforman un cúmulo de incongruencias que detienen nuestro camino y sin dudas esto no tiene mucha diferencia. En tanto mientras me encuentro aun allí acomodada sobre las raíces de aquel árbol con las rodillas levemente recogidas intentando analizar cada uno de los acontecimientos y así entender porque todo ha ocurrido de golpe sin darme un respiro y lo peor sin poder dar marcha a
(Dominieck y Emma Avanzan) Caminar por aquel lugar parece tan sencillo de ver y en parte lo es, pero como el bosque es una fracción de la frontera imaginaria que divide a ambas ciudades por igual, la tranquilidad no comporta ante todo un hecho estrictamente perceptible allí. Los estallidos de violencia entre manadas contrarias a veces suelen ser bien desastrosos, de modo que pueden escucharse los gritos de dolor incluso a cientos de kilómetros a la redonda tras acabar las brutales peleas que aquí se forman, por tanto, el caos suele pesar más allá de la incidencia que la misma luz proporciona ante el bien. Así que es más que tangible entender, que el bosque tiene mil y una manera de demostrarte cuando no eres bienvenido en sus límites y es eso un hecho que indudablemente yo conozco, no solo porque soy parte del mismo, sino porque también soy una omega por tanto en estas tierras no es precisamente que sea bien recibida. Las omegas aquí son consideradas como seres antinaturales as
— Esto tiene que ser una broma, dime Emma que lo es — replicó aquel dando a mostrar un tanto el sentimiento de perturbación que experimentaba — esto no puede ser posible, no lo entiendo y tampoco recuerdo haberle visto, nada de esto. — Es entonces posible que mientras estabas aquí aún no había pasado nada de lo que haya provocado la aparición de la misma por lo cual estimo que por ello no tienes memoria respecto a esto. Ahora bien, yo también no soy la mejor indicada para hablarte de ello pues cuando llegue ya se encontraba así — indique aquello inmediatamente ante aquel — ahora bien, Dominieck disculpa que te pregunte, pero hace cuanto no vienes aquí. — Desde hace alrededor de treinta años, la última vez que estuve aquí precisamente fue el mismo día que fui entregado a Lyall. Dominieck proclamó aquello mientras su voz se sentía algo quebrada e indudablemente me hizo sentir intranquila e incómoda por haber realizado tal pregunta, así que por la incidencia del mismo sentimien