Liam
— ¿Regina? —la llamada se había cortado, volví a insistir, pero ya me mandaba a buzón directamente, llamé más alertado a mi padre, un tono, luego el segundo y contestó.
—Dime, ya voy en camino al departamento de tu madrina—dijo mi padre.
—Regina—dije alertado—Ella, E-Ella salió, iba algo de caminar, iba a Central Park, escuché a alguien más, ella no estaba sola—comencé a balbucear.
— ¡Liam! Tranquilo, llevo a mi equipo de seguridad, el auto que le di tiene un rastreador, con eso sabremos dónde está, respira…—sé qué lo decía para tranquilizarme, pero estaba empeorando mi preocupación.
— ¡Había alguien más y no sé quién era! ¡No me voy a perdonar si algo le pasa, yo me volver&eacut
ReginaDesperté con el dolor de cabeza, parecía que me iba a estallar, intenté abrir mis ojos poco a poco, pero me fue imposible, los sentí demasiado pesados, me sentía extraña.—Es demasiado arriesgado, es mejor que no te vea para que no te involucren.Intenté abrir mis ojos, pero no pude.—Lo sé…—me tensé, esa voz… ¿Adolfo? —Cubre sus ojos antes de que despierte. —pidió.—Todavía no es hora de que pase el efecto.— ¿Qué es lo que le hiciste? —preguntó Adolfo. —Llego de Dubái y haces esto sin mi aprobación, ¿Qué quieres que den con nosotros?Adolfo pareció molesto.—Adolfo, su textilería llevó a la ruina los negocios de mis padres, tuviste que darme empleo por culpa de los
Liam“—No te sientas culpable—dijo mi madre cerca de mí, giré mi rostro.—Estoy preocupado porque no han encontrado a Regina—hice una breve pausa regresando la mirada a mis manos. —Lo único que me importa en este momento son ellos.—Entonces ve a buscarlos, que yo me encargo de ver este asunto.”— ¿En qué momento el destino de ambos cambió drásticamente? —me hice esa pregunta, al no tener la respuesta, miré por la ventanilla del avión privado, podía ver las luces de la ciudad a lo lejos.—Joven Foster, en diez minutos aterrizaremos, por favor, ponga su cinturón de seguridad—dijo la azafata, hice un movimiento de barbilla, ajusté el cinturón y recargué la cabeza en el respaldo del sillón, ce
Liam —Así que él fue parte de todo esto del desfalco—dijo sorprendida mi madre, asentí lentamente. — ¿Adolfo hizo todo eso? —Es lo que contó Regina ante la policía…—tomé un sorbo a mi café. —Es sorprendente que haya regresado lo que robaron, eso le restará años a su sentencia. Es el remordimiento o la —Eso fue el acuerdo. —dijo mi padre. — ¿Y cómo sigue Rachel? —pregunté. —Lo último, el bebé está bien. Reposo absoluto, confesó ante mi amenaza que el bebé no era tuyo, así que pude regresar cuanto antes. Supe qué Raileey sigue internada bajo un fuerte tratamiento cuando intentó escapar y decir que se vengaría, amenazó a todo personal del psiquiátrico, sus padres dijeron que fue nuestra culpa su situación, que me perdone Dios, pero esa familia, está mal. —Ambiciosos. —susurró mi padre a mi lado. —Lo son…—confirmó mi madre esas palabras, —Los Arquette quedaron mal al perder todo su dinero, lo
Regina se miró en el espejo que colgaba frente a ella, el vestido blanco veraniego caía debajo de las rodillas, dos tirantes delgados, escote cruzado hasta la cintura, dejando una desnudez exquisita a la vista, estaba descalza, se acomodó la diminuta corona de flores blancas, le daba un toque espectacular y angelical, sus mejillas tenían ese sonrojo, su vientre de cinco meses ya se notaba, su cabello rebelde estaba suelto, había regresado a su color natural, su castaño.—Tu padre está festejando con nosotros este día—dijo su madre al entrar a la habitación. —En el cielo, dando todas las bendiciones para ustedes—se limpió las lágrimas de la emoción. Regina se llevó una mano a su vientre e intentó poner a raya esas lágrimas.—Lo sé, debe de estar emocionado porqué su empresa está trabajando de nuevo, que su úni
Regina La radio sonó a todo volumen dentro de mi auto recién comprado, el tráfico de la ciudad de México era horrible, embotellamientos, gente desesperada golpeando su claxon. La canción de Pablo Alborán-Tu refugio la canté a todo pulmón cuándo comencé a esquivar los autos, no me importó lo enfurecidos que estaban, yo necesitaba llegar a tiempo a la empresa o mi padre tendría que reñirme otra vez por no ser puntual. Después de veinte minutos, casi a punto de chocar uno que otro auto, estaba entrando al parqueadero del edificio, el guardia inmediatamente con amabilidad me abrió la puerta y me sonrió. —Buenos días, señorita Montenegro, su padre ha llamado dos veces preguntando si usted había llegado.
Regina Me observé delante del espejo de cuerpo completo que adornaba una esquina de mi armario, el vestido rosa claro con pedrería discreta, se adhiere hasta mis caderas, un poco más debajo de ellas, tenía una caída bastante sexy hasta la duela oscura. El escote en V hasta la mitad de mi abdomen es lo más alucinante que he podido usar. Nunca fui de mostrar tanto, pero ahora era mi noche, mi cabello corto y rubio luce perfecto, mi cuello se ve más largo y el maquillaje le dio luz a mi rostro, el color de mis ojos verdes, resaltaron demasiado. El chófer me esperaba en la camioneta blindada, me había puesto un chal que me cubría la parte de arriba y no podía esperar a quitármelo en cuanto entrara a la fiesta. Nos perdimos dentro del tráfico de la ciudad de México. &mdas
Regina Eran pasadas las cuatro de la madrugada cuando aún estaba dando vueltas en mi cama, pensando en las palabras de Liam Foster.—Foster.—susurré con irritación ese apellido, me prometí a no seguir pensando en él, en su prometida, la cual parece ser una...me niego a seguir pensando en ellos.—Tienes que...—entonces la imagen del rostro de Adolfo Villanueva aparece, suelto una pequeña risa al ver el rostro que puso al verme con él, — ¡Pues, Regina! Saca a ese hombre de tu cabeza, de tu vida.— Me vuelvo a mover, no en sé en qué momento me pierdo entre los brazos de Morfeo.Por la mañana enciendo el televisor que se encuentra frente a mi cama, entro al baño, me doy una ducha, me pongo algo cómodo, empieza el fin de semana y mis planes es descansa
Regina Sentí un hueco en el centro de mi estómago al escucharlo decir eso. ¿Entonces están aquí en México para casarse? ¿Por qué soy la última en enterarse? ¿Por qué quiero arrancarle la cabeza? Dios mío, tranquila, Regina, tranquila, sus ojos me miraron fijamente, revisando a detalle mi reacción, me crucé de brazos y ladeé mi rostro con una sonrisa en mis labios. —No me importa.—él abrió sus ojos un poco más por la sorpresa de mi respuesta.—No me importa si te casas aquí en la ciudad de México o en medio de un desierto, si tanto te preocupa lo que piense tu prometida, arréglalo tú, yo no tengo tiempo para ir a convencerla de que no tenemos nada. —Regina, por favor. Ha estad