Liam
Horas después…
—Tu madre está dormida. —dijo mi padre cuando se sentó a mi lado. —tuvieron que ponerle un sedante. —el tono que empleó mi padre estaba cargado de dolor. —Es la primera vez que la veo así…—sentí su mano en mi brazo. — ¿Cómo está Rachel? —miré detenidamente mis pies, había llorado en privado la pérdida de mi hija.
—Mal. Destrozada. Inestable. —mi voz se quebró. —Ella, ella no cree superarlo.
—Lo lamentó tanto…—susurró mi padre a mi lado.
—No entiendo cómo es que…—detuve mis palabras al sentir el gran nudo en mi garganta.
—Yo lo sé…—giré mi rostro hacia a él en mi misma posición, arrugué mi ce&ntil
Regina Cerré la puerta de mi departamento de golpe, lancé las llaves en el cuento de cerámica de figuras extrañas, me dejé caer en el sillón en forma de “L” de la sala. Mis manos seguían temblando de la ira que tenía en mi interior, me creían la culpable, sea las veces que dijera que soy inocente y dijera lo que pasó una y otra vez lo que pasó, ellos ya me habían puesto el cartel en mi frente: “Culpable”. Dejé caer mi cabeza en el cojín del sillón a mi espalda, miré el techo e intenté no romperme, mantuve las lágrimas de impotencia a raya. Repasé una y otra vez la escena en el baño, es ilógico que la fuerza que usé para soltarme de su agarre la haya tirado.—Niña Regina—escuché a Elena llamarme.—Dime&mdas
LiamLunes por la noche y arrastraba la última maleta a la entrada de la suite. Había hecho las maletas con la ayuda de Rachel, quien parecía tener mejor humor desde ayer domingo, hoy, era otra.— ¿Tienes los documentos para abordar? —dijo a mi espalda, ya había podido levantarse, pero caminaba despacio, me volví hacia a ella.—Sí, están en tu bolso, tienes que ir a descansar, recuéstate—Rachel sonrió, caminó hacia a mí, llegó y me rodeó por la cintura.—Ya quiero irme de esta ciudad—Arrugué mi ceño.—Ya somos dos—ella mostró extrañez.— ¿Por algo en especial? —sabía que se refería a Regina.—No. Nada en especial, simplemente que quiero retomar la empresa de la fam
Regina— ¡No puedo creerlo, Regina! —gritó mi padre, mi madre a su lado intentó tranquilizarlo.No sabía cómo, ni cómo fue ese gran desfalco de setenta millones, lo peor de todo, el dinero había sido retirado con mi usuario, desde mi computadora y a una cuenta extranjera, las cámaras no muestran quien fue, quien entró en ese preciso momento, mi corazón se estremeció cuando mi padre me lanzó una mirada de decepción. “¿Qué es lo que pasa conmigo? ¿Desde qué momento todo se había vuelto en mi contra? ¿En qué momento todo se empezó a desmoronar a mí alrededor? Juré dentro de mí qué cuando tomé las riendas de presidencia, todo estaba en orden, conforme pasaron estas cuatro semanas, iba mejor que antes, ¿Entonces?—No fui yo. No
LiamLa abracé con fuerza a mi cuerpo, ella simplemente se derrumbó entre ms brazos, convulsionó debido al llanto, sentí un nudo en mi garganta, el pensar que podría perder a cualquiera de mis padres, solo sentí terror, no podía imaginar a Regina y más cuando es muy apegada a ellos.—Tranquila, todo estará bien—susurré cerca de su oreja, ella se separó de nuestro abrazo y se limpió las mejillas con rapidez, intentó controlarse.—Gracias por venir, no era necesario que volaran desde New York…—dijo apenada mirando por un momento en mi dirección y luego hacia mi padre que tenía abrazada a mi madrina. Él suavizó su mirada.—No digas eso. Si es necesario, ya mis abogados se están poniendo al día con lo que está pasando con la empresa, cuando esté bi
Regina-Una semana después-Estaba mirando por la ventana de la oficina de presidencia, metí mis manos en los bolsillos del pantalón de vestir, no me había podido quitar el luto en mi ropa, no podía reponerme a la pérdida de mi padre.—Mañana es la audiencia ante el juez, los abogados tienen poco para intentar defenderte—escuché a mi padrino decir a mi espalda, escuché un murmuro de mi madre, entonces me giré hacia a ellos, ambos estaban sentados en la sala de la oficina, seguía mirando mucha preocupación en su mirada. Me crucé de brazos y solté un largo suspiro.—Lo sé, ¿Crees que puedan conseguir un amparo para evitar que toque la prisión? —mi padrino no pudo responderme, miró a mi madre quien tenía pánico en su mirada.—Hija&
LiamLas puertas del elevador se abrieron, mi padre tenía su celular en su oído y gritaba algo que no entendí, al verme, dijo algo y colgó.— ¡Apareciste! —gritó mi padre, intenté decirle lo que me vine repitiendo en el camino.—Lo siento, me quedé dormido con un amigo, —me pasé una mano por mi cabello revuelto, el dolor de cabeza, seguía molestándome.Tiró de mi hombro y me rodeó con sus brazos, me quedé quieto, sorprendido por ese gesto.—Pensé lo peor, odio la inseguridad de México. —se separó y me revisó.—No tengo diez años, padre. —él negó.—Estuve a punto de llamar a los hospitales y averiguar si no estabas en uno, —me dio un golpe en mi brazo, me quejé del dolor.—Eso doli&o
ReginaFinalmente mi padrino había conseguido fabricar las pruebas para poder salir del mi arresto domiciliario, el juez había aceptado lo que los abogados le entregaron en mi siguiente cita ante él, después de un mes, de aquel día que empezó mi arresto, no había vuelto a ver a Liam, pasó un segundo mes ysolo sabía por parte de mi padrino cosas vagas de su vida, él pobreiba y venía para revisar que todo estuviese bien con su empresa y la próxima fusión, empezaría a trabajar arduamente para poder recuperar lo que se desfalcó, mi padrino había vendido la casa de mis padres, mi departamento y, otras propiedades para inyectar capital al proyecto, Adolfo, no lo había vuelto a ver desde entonces, pero leí un par de cartas, que por petición de su familia, necesitaba mantenerse al margen de mi situación.
LiamQuité el brazo alrededor de mimadrina para abrir la puerta de la camioneta, el chófer de mi padre, terminó de subir las maletas y rodeó el auto para subir a su lugar, cuando ayudé a mi madrina subir a la parte de atrás, me volví para ver si ya venían, pero, ellos se detuvieron y mi padre movió sus manos de un lado a otro, luego, retomaron su camino hacia nosotros.— ¿Todo bien? —pregunté a mi padre, quien asintió, arrugó su ceño.—Iré en la parte de atrás—lo detuve, Regina y él me miraron.—Yo traje mi auto, tengo que hacer unos pendientes antes de llegar al departamento, espero hayan tenido un buen viaje—miré a los dos.— ¿Seguro? Pensé que habías venido con el chófer...—hice un gesto de negativa con m