〜No hay momento en el que no pierda la cordura, acabo de pasar por el escritorio de Amelia, la vi acomodarse en su asiento con una hermosa sonrisa. Distinta a la de ayer.Hoy se fue, se fue de mi casa con su hermana, no quise que se fuera, sin embargo, no puedo hacer nada para evitarlo, ya que no tengo autoridad hacia ella.Mi furia es que esa risa es por la persona que estaba a su lado. ¿Quién es ese idiota? ¿Cómo la hace sonreír con facilidad? ¿Será que ella se enamoró de él? No, no creo porque el destino es que ella sea mía.No puedo evitar que mi mal humor desaparezca fácilmente.Me preparé un trago, no me siento capaz de mantenerme cuerdo. Mi respiración sube y baja. Quiero salir de estas cuatro paredes y matar de una vez a ese idiota. No hay forma de que me relaje.¿Son pareja? ¿Por qué no lo sabía? No, no, no. Ella no haría eso.Dudo que Amelia es de esas mujeres que se van con el primero humano que le endulza el oído. Estoy seguro de que ella tiene fuerza de voluntad y en e
El corazón latía fuertemente en mi pecho mientras nuestras miradas se cruzaban intensamente. Ella y yo estábamos parados tan cerca que podía sentir su aliento mezclarse con el mío. Cada latido resonaba en mis oídos, y podía jurar que el tiempo se había detenido en ese instante mágico.Ella bajó la mirada, y en ese gesto, sentí cómo una oleada de deseo me invadía. Verla lamer sus labios de forma inconsciente provocó un torbellino de emociones dentro de mí. Sabía que no podía resistirme por mucho tiempo. Mi autocontrol se desvanecía rápidamente.Apenas pude reaccionar. Me sentí desesperado, sin saber qué hacer, mientras veía cómo daba dos pasos hacia atrás, claramente avergonzada y confundida por mis sentimientos expresados con tanta brusquedad.—¡Amelia, espera! —intenté decir, pero mis palabras quedaron atrapadas en mi garganta. Ya era demasiado tarde; ella dio media vuelta y salió corriendo de mi oficina, dejándome allí, sin palabras y abrumado por la tormenta de emociones que me emb
+Amelia+—¿Por qué? Hermana, quiero saber qué clase de juego es este —exploté en segundos, me mantenía relajada porque pensé que mi hermana estaba mal, sin embargo, mi jefe, el señor Carlos y el novio de mi hermana me sacaron de la empresa con la cuestión de que mi hermana estaba enferma o algo peor.Ellos… Todos me han traído con engaños, ¿por qué? Quiero y exijo la verdad.—¿Ya almorzaste? —negué con la cabeza—, vamos al salón donde está el comedor, si quieres saber la verdad tienes que acompañarme, ¡ya! Perdóname, hermana, todo fue mi idea y mi novio solo siguió órdenes, ¿es pecado que mi hermana este conmigo?Quise reírme en su cara, todo era una payasada extrema. ¿Por qué Alex se prestó a este juego? Es ridículo.Tengo muchas cosas en la cabeza que me cuestan procesarlo; el jefe me besa y al final mi hermana me prepara un juego del que no me parece nada chistoso.Se supone que debería de estar trabajando, pero no, mi jefe se ha ofrecido, ha caer en las niñerías de mi hermana. Ya,
+Alex+Amelia está en peligro, y todo por mi culpa, no debí de exponerla, no así. Estoy a punto de matar a todo el que se me cruce en mi camino. El maldito vampiro conoce a Amelia, sabe su punto débil, mientras que yo soy un completo extraño, sí, hace poco la detestaba por el simple hecho de que es una humana…, ¿cómo sabría que la diosa luna me sorprendería?Hace unos minutos la bruja nos informó que el maldito vampiro ha salido de la ciudad; escapando como una m*****a rata.Juro por mi manada que lo encontraré y le cortaré las putas alas, me encargaré de arrancarle la cabeza.Entro a mi casa, lo primero que quiero hacer es buscar con urgencia a mi doncella. ¡Mi humana! Esa chica que no piensa dos veces las cosas.—¡Esto debe ser una pesadilla! ¡Estoy loca! ¡Quedaré completamente loca! —me detengo en seco, justo cuando pensaba dar un par de golpes a la puerta para llamar la atención de Amelia, sin embargo, fui yo el que sea llevado la sorpresa, ¿qué es lo que dice?—... Soy una lunática
+Amelia+—El amor es tan bello y a la vez peligroso, ¿verdad Emi? —y repentinamente Andrés me acorrala impidiendo que me vaya.No puede ser, ayer tuve una noche difícil y ahora él quiere hacer bromas. Eso me pasa por no poner límites, quiero decirle que solo he venido por un café, ya que tengo micho trabajo y me urge mantener los ojos abiertos.El ogro del jefe siempre me sorprende, ayer teníamos una plena conversación sobre nuestros hermanos, lo más confuso es que de repente cerró los ojos y fuuuufffff… Dio media vuelta y desapareció de mi vista. Intenté seguirlo, pero su amigo me detuvo y me pidió que lo dejara solo.¿Hmmm?El abogado es su mejor amigo, hasta ahora noté que vive en la misma casa. Me sentí extraña, burlada y estúpida, con una media sonrisa di media vuelta y corrí a encerrarme a la habitación. Lo primero que hice al entrar es poner el seguro para luego lanzarme sobre la cama y cerrar los ojos. Es un idiota, me dejó con la palabra en la boca.—Andrés.—No —negó con l
~No hay forma de poder quitar la bendita mancha del pantalón, solo a mí se me ocurrió ponerme el pantalón blanco. ¡Dios! Cómo no pude tener presente que hoy me vendría la roja. La señora Rocío me ha salvado de la vergüenza, aunque hubiese deseado que mi salvación fuese un pantalón… Ah, resultó que es más ni menos que una falda que me queda arriba de las rodillas. ¿Es malo? Claro que es malo porque mis enormes pompas de Jennifer López, “naturales”, hacen que la falda se me suba aún más. Ahora no quiero ser tachada como la chica que quiere ensuciársele al jefe. Ya es demasiado con todas las mujeres que se presentan en su oficina.He salido del tocador con la cara roja, es normal y a la vez ridículo porque no comprendo por qué siento vergüenza de que me vean las piernas. Con la frente en alto me encaminé hacia presidencia; el nervio en mis piernas era algo que debía controlar.—Lo siento Amelia, pero es que la novia de Andrés solo usa ese tipo de ropa y…—Gracias —la detengo en seguid
+Alex+Era momento de aprovechar esta cercanía, me alejo de ella y me apresuro a poner el pasador, todo es para asegurarme de que nadie nos interrumpa. Luego de asegurarme de que nadie entrara, me quedé congelado, mirando lo sensual y atractiva que se ve. Vi cómo su cuerpo se relajaba, se abrazó con más fuerza y escuché un pequeño sollozo. —¿Te sientes bien? Amelia, oh, por favor —corrí hacia ella, me abalancé a sus brazos.—Por favor, quiero que te alejes —súplica.¿Qué? No entiendo por qué está llorando y por qué me quiere lejos.—No, no me pidas que me aleje porque no lo haré —cogí su cara entre mis manos. —Soy una estúpida, la verdad que no tengo nada, de verdad.—Shhh… —la interrumpo abruptamente, uniendo mis labios con los suyos.—¡Te dije que noooo! —explotó, alejándose de mí—, no quiero que juegues conmigo, ¡eres mi jefe! Suficiente, demasiado has cruzado la raya; un día eres el hombre prepotente y al otro día eres el hombre preocupado e interesado, ¿qué quieres de mí?—vocif
+Amelia+¡Y…! ¡Zas!Cuando estaba a punto de caer en los brazos de él, alguien tocó la puerta. Doy tres pasos hacia atrás y mis piernas automáticamente se ponen rígidas. Alzo la mirada y me pongo en alerta, preparándome para la persona que esté detrás de esa puerta.—Alex… Alex… Alex… Necesito hablar contigo, no es una orden, es una urgencia de emergencia —me sobresalto al escuchar el grito desgarrador de…¿Quién será?Alex, da media vuelta y corre hacia la puerta, eso me dice que es urgente. ¿Andrés? ¿Qué hace aquí?¿Por qué le habla de esa forma?¿Hmmm?¿Será que ha venido a rescatarme?Ja, ja, ja, sí que estoy completamente loca, ni que fuese tan importante.—Pasa adelante, puedes ponerte cómodo —dice Alex en tono serio—. Amelia, puedes continuar con tu trabajo, luego terminamos con nuestra conversación.¡Mi señal! “Patita pa' que te quiero”Ni conté hasta tres cuando ya estaba rumbo hacia la salida. Mientras caminaba hacia la salida vi de reojo a Andrés. No sé cuál es su verdad