Capítulo 52 —Para dejarme en desamorNarrador: Esa mañana, Janina se había levantado muy temprano ya que no había podido pegar un ojo en toda la noche. Sabía que le esperaba un día nefasto, tal vez el más nefasto de toda su vida. El día que caminó hacia el altar, tomada del brazo de su padre, donde estaba siendo entregada a un hombre que despreciaba, creyó que moría y pensó que era el peor día de su vida, solo que no se imaginaba que podría llegar a haber un día peor, también causado por aquel hombre, pero esta vez por amor, no por desamor. El primero que llegó fue Max, con la esperanza de llevarle algo de consuelo a su hermana, antes de la hora fatídica. Minutos después que él, llegó Javier, tratando de ser lo más puntual posible. El camino a la penitenciaría fue en silencio, ninguno de los tres omitió ni una sola palabra, cada uno iba sumido en sus propios pensamientos, unos más oscuros que otros, pero tristes los tres por igual. Sebastián por su lado, tampoco había podido pegar un
Capítulo 53 —LibertadJanina: Cuando Sebastián me dijo que le había hecho conocer el amor para luego dejarlo en desamor, el único sonido que pude escuchar, fue el de mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Yo amaba a ese hombre y hacerle creer que no era así, me estaba consumiendo. Pero, también sabía, que era lo que tenía que hacer, si quería que pudiera volver a caminar bajo la luz del sol y en libertad. Al tomar la lapicera, para firmar los papeles del divorcio, mi mano tembló, creí que no iba a ser capaz de hacerlo, pero lo hice. Verlo a él, tomar la lapicera con la misma angustia, que la había tomado yo, mirarme a los ojos, esperando que lo detuviera, cosa que no hice, para luego bajarla y volverla a fijar en el papel, para estampar su rúbrica terminó de destrozarme. Pude ver el movimiento de su nuez de Adán, tragar grueso, tratando de ahogar la angustia que, claramente, estaba a punto de brotar y lo amé más aún por eso. Pero yo tenía que hacer lo que tenía que hacer y lo hice. A
Capítulo 54 —Una mala personaNarrador:Días complicados siguieron en la vida de esta pareja, pues Sebastián, más allá de no haber pasado un período muy largo en prisión, el que había pasado era suficiente como para trastocar su vida anterior y hacerle tener una nueva perspectiva respecto a todo. En cuanto a Janina, seguía luchando entre sus ganas de vivir y de morir, pero tenía que vivir, pues debía cumplir con un pacto, ese que había hecho con Daniel, por la libertad de su ser amado.—Javier, necesito que me ayudes estoy desesperadaLe había dicho en una de las tantas conversaciones a su abogado—Dime, ¿qué puedo hacer por ti, Janina?—¿Qué tiempo es el que tiene que pasar, para que Daniel no pueda volver a inculpar a Sebastián, por lo hecho?—No, al haber retirado los cargos, ya no puede volverlo a culpar por lo mismo, porque si no estaría cometiendo perjurio. Puede acusarlo de alguna otra cosa, pero de haberlo agredido y los mismos cargos por los cual fue encerrado, eso no lo podr
Capítulo 55 —El regresoNarrador:Janina se encontraba tranquilamente, tomando el té, en su apartamento, cuando de pronto, el teléfono que celosamente guardaba en el cajón del módulo, que se encontraba en el dormitorio, comenzó a sonar. Eso hizo que un escalofrío le corriera por la espalda, pues sabía que si ese teléfono sonaba, no eran buenas noticias. Hacía ya dos años que se había ido, y ese teléfono solo había sonado tres veces; la primera para decirle sobre la muerte de su padre, la segunda para avisarle que tenía que hacerle una transferencia y que le iba a llegar en dos partes, porque era demasiado dinero como para enviarla en una sola, y la tercera era ahora. Lo dejó timbrar varias veces, pues su corazón se había prácticamente paralizado y sus piernas no le respondían. Luego de unos segundos la llamada se cortó. Pero tan solo unos minutos más tarde, volvió a sonar, insistiendo esta vez un poco más.—Javier… —respondió con la voz temblorosa, cuando al fin se dignó a contestar l
Capítulo 56 —Reencuentro Janina Desde que había hablado con Javier, todavía no había podido asimilar que mi hermano y mi cuñada, quién era mi mejor amiga, habían muerto. Esa es una noticia que nadie está preparado para recibir, y yo no era la excepción. Durante el viaje, traté de hacerme a la idea de que eso era real, pero no pude aceptarlo hasta ver sus cuerpos, es algo que nunca olvidaré en mi vida, jamás había sentido el corazón tan acongojado. Pensé que la separación con Sebastián, era lo peor que me había pasado en la vida, pero eso había quedado chico al lado de esto. Sin embargo, tenía que reponerme. Había una ni*ña de por medio, que me necesitaba y yo había jurado protegerla cuando fuera necesario y ahora lo era. Si bien había llorado y mucho, tenía la sensación de que todavía no lo había hecho lo suficiente. Así que mi corazón se sentía estrujado y mi estómago apretado. Ya no quería perder más tiempo, así que le pedí a Javier que me llevara directo al hospital, necesitaba v
Capítulo 57 —Yo también me odioSebastián: Cuando Javier me dijo que Maximiliano, mi mejor amigo, mi hermano, había muerto junto con Natalia, su esposa, sentí que mi estómago se revolvió y, antes de poder seguir escuchando lo que tenía para decirme, tuve que vomitar. Era algo que no concebía, que estuvieran muertos, era algo impensable. Pero no podía darme el lujo de llorar por mucho tiempo, pues tenía que ocuparme de Sabrina, mi ahijada. Esa ni*ña a la cual yo había prometido cuidar y proteger, en caso de que sus padres faltaran, algo que nunca creí que llegara a suceder. Pero ahí estaba, abriendo la puerta de la habitación del hospital, donde la ni*ña se encontraba internada, bajo observación, ya que, por suerte, ella no sufrió lesiones de entidad. Cuando entré a esa sala, mis ojos no daban crédito a lo que veía, una mujer que me era familiar, pues en el fondo sabía que era ella, pero cuando volteó y confirmé que se trataba de Janina, mi corazón empezó a palpitar de manera descontr
Capítulo 58 —Lo que vé al mirarmeJanina: Cuando Sebastián se retiró del estudio de Javier, dando un portazo y dejando muy en claro que no quería tener nada más que ver, en lo que le quedaba de vida, conmigo, me sentí morir. Pues estaba claro que me odiaba y no podía juzgarlo por hacerlo, porque yo también me odiaba. Destruí su vida, de la manera más vil que se puede destruir la vida de una persona. Todos los días, al mirarme al espejo y ver el reflejo de una persona a la cual detesto, me digo a mí misma; de que lo hice por su bien, de que está mejor así, de que fue lo correcto; pero en el fondo, sé que es mentira, que yo pude haber evitado lo que sucedió. Yo sabía lo emocional que podía llegar a ser Sebastián y aun así le conté lo de Daniel, sabiendo que iba a cometer una estupidez. Claro, nunca pensé que esa estupidez lo llevara a la cárcel, que Daniel me obligara a divorciarme, hacerme cargo de sus mentiras y todo lo que ya se sabe. Pero si hay alguien responsable de la desdicha d
Capítulo 59 —EmpatíaNarrador: Janina tenía muy en claro, que le iba a hacer sumamente dificultoso, lograr que Sebastián volviera a confiar en ella, pero tenía que intentarlo. Con todo lo sucedido, la joven, aún no había tenido tiempo de guardar el luto necesario por la muerte de su hermano Maximiliano y su mejor amiga Natalia. Aceptó la oferta de su ex esposo, de quedarse en el apartamento, por unos momentos pensó que no era buena idea. Pero luego se dio cuenta, de que en algún momento, ésta nueva historia, tenía que comenzar y, ¿qué mejor que esa noche?, los dos solos, sin Sabrina de por medio. Así que se dirigió a su antiguo dormitorio, para darse una ducha, pero se encontró que, en ese baño, no había ni toallas ni jabón ni nada con lo que pudiera efectuar dicha tarea. Por lo que decidió que rompería su promesa, de ser casi invisible para Sebastián.—Sebastián, disculpa, ¡sí que empezamos con mal pie! —y sonrió nerviosa —al yo, ya romper mi promesa de no molestarte, pero necesitar