MENTIRAS QUE CRECEN

*MICHAEL*

La convencí finalmente de comer. Sé que está agotada; apenas come y se recuesta, quedándose dormida rápidamente. Mientras ella descansa, yo reviso mensajes y correos en mi celular. El trabajo nunca puede descuidarse. Observo cómo duerme, tranquila, como un bebé. Luego, saco mi laptop y continúo trabajando. Dos horas después, cierro la laptop y me acurruco junto a ella, atrayéndola hacia mí. Esta mujer me tiene completamente fascinado.

A la mañana siguiente, estoy en la sala, con una llamada, la veo salir del dormitorio con la ropa que le deje sobre el sillón que hay en el dormitorio, la saludo y ella hace lo mismo, se admira que ve gente trabajar afuera. Ya que ayer que venimos no había nadie. Ella se acerca, ya estoy por terminar de hablar, cuando cuelgo le tomo de la mano, de un jalón hago que se siente en mi regazo.

—¿Dormiste bien?

—Sí, la verdad no sentí la noche, la cama es muy cómoda.

—Me alegro. ¿Tienes hambre?

—Sí, dime donde está la cocina, voy a ver que preparo.

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