Le recordaba que era un tipo fuerte y capaz… Y que estaba listo para ir a una segunda etapa. Se quitó el resto de la ropa, salvo por los vaqueros. Incluso los zapatos. El suelo era de madera que estaba atemperada especialmente para el frío invernal. Así que movió un poco los dedos de sus pies y se sintió cómodo, a punto de seguir con lo que se tenía previsto.Se estiró un poco y respiró lento y profundo. Parecía prepararse para una especie de batalla, un evento especial. De alguna manera, estar con ella sí lo era. Una sesión era el momento en el que poco a poco se iba despejando de su ser común, del personaje de hombre poderoso y sofisticado. En una sesión, Michael, era un dominante en el que le gustaba ejercer el control y el poder sobre un cuerpo.Emily, no obstante, no solo era un cuerpo, también era una mujer que parecía calzar perfectamente en cada uno de sus gustos y preferencias. Ella le hacía recordar que su ser como tal era ideal y que podía ir tan lejos como fuese necesario.
La erección estaba a punto de explorar, así que le pareció señal más que suficiente como para que se preparara para introducirse. Se levantó, tomó un poco de aire y le penetró casi que en un solo movimiento. Ella hizo un gemido largo y cuando Michael estuvo en la posición en la que deseaba estar, lo demás vino prácticamente solo.Las embestidas eran más suaves de lo que está acostumbrado. Él estaba en su ambiente natural, así que era de esperarse que se comportara de esa manera. Mientras tanto, ella, recibía su rigidez sin parar, prácticamente en una seguidilla que casi la llevaba a la locura. Sin embargo, no solo era la forma en cómo la cogía anteriormente, sino también el estímulo que recibía su trasero.Él movía un poco el plug, suave, claro, para no alterar el hecho de que ella estuviese tan excitada. Ser brusco no era la opción. Tenerla así, en esa posición, bajo ese tipo de máquina de placer lo hacía sentir como si fuera el hombre más poderoso del mundo, que era capaz de dominar
Estaba en su oficina, revisando la contabilidad y una fuente confiable de la policía le dijo que Michael estaba siendo objeto de investigación. Para él, era más de lo mismo. De hecho, no le quiso hacer mucho caso porque no era la primera vez, pero la voz se escuchaba un poco preocupada. Quizás más de lo que esperaba.—¿Qué es lo que te preocupa en particular?—Parece que tienen un testimonio de alguien importante. Estos tíos quieren pescar a ese pez gordo a como dé lugar y ese informante les cae como anillo al dedo.—Necesito que me cuentes más.—Trabajó también para Marcos Finac, así que conoce al chico desde que era un crío. Eso es más que suficiente como para que le metan una sentencia, porque comprobaría que no todo fue un asunto inocente desde que metió en los negocios.—¿Hay algo más?—Es posible, pero no sé mucho por qué no tengo contacto directo con el caso. Creo que es momento de que le digas a tu cliente que está en serios problemas y que seguramente no habrá suficiente plat
*EMILY*Estoy muy molesta conmigo misma, soy una completa idiota, no sé cómo demonios caí en este juego. Dónde las que la llevo de perder, siempre soy yo. Bien decía mi madre que los hombres son puercos. Lo único que les interesa es un buen revolcón. Tengo que alejarme de este hombre sea como sea. No puedo seguir así. No salí de control de mis padres para ser la amante de esta bestia. Buscando unas cosas en mis maletas encontré una de mis agendas de la secundaria, donde hace algunos números de mis amigos en aquellos entonces, aunque no creo que todavía los conserven, pero no pierda nada con probar.Primero marqué el número de María, ella era una muchacha muy centrada. Ella siempre me dio muy buenos consejos. Marque tres veces no recibí contestación, así que probé llamar a Adrián, él fue mi mejor amigo. Aquellos entonces siempre bien serviciales conmigo. Ojalá me conteste, lo llamé dos veces, no pensé volver a marcar, pero. Lo intenté una vez más.—¡Halo!— Halo, Habló con Adrián.— ¿S
Según me contó Adrián, ellos son, no son de fiar el dinero y el poder que tienen, pueden destruir a la gente más poderosa. Quién iba a decir que Michael fuera 1 de los ejecutivos más importantes y aparte de ser el heredero de un negocio frondoso, hay muchas cosas que no sabía de ellos.— ¿Con quién demonios te metiste, Emily? Esa gente no me dejará en paz, menos ahora que saben de la existencia de mi hijo. — me reprochaba mentalmente, es que soy realmente una tonta.Estoy por volverme loca, llegó al apartamento. ¿Hay un auto que no conozco, aparcado en el parque del condominio, será de alguno de los otros ocupantes de los demás apartamentos? Abro la puerta del mío. No sé por qué tengo un mal presentimiento. Entró con cautela. No miro por ninguno a la señora Florinda la busco en la cocina, pero nada. Me dirijo a mi dormitorio cuando, de repente, una voz grave masculina me sobresalta.— ¿En dónde demonios estabas?— ¡Santo Dios! Me asustaste.— ¿Te hice una pregunta, en dónde estabas?—
El solo pensamiento de que otro se convirtiera un día en el esposo de su mujer le ponía piel de gallina. Levantó los ojos para evocar a Virginia amorosa. Era una divinidad. No hay nadie como ella para besar y acariciar. No había que rasgarse las vestiduras esperando que ella se lanzara a amar. Lo hacía con suma facilidad, era excitante, apasionada y voluptuosa y a veces mimosa como una gatita.¡Maldita sea! ¿Por qué tenía él que pensar aquellas cosas en aquel instante, precisamente, cuando estaba a punto de reconciliarse? Y además, quizás se iría de luna de miel con Emily. La apretó más contra sí y Emily, asombrada, alzó la cara.—Michael, me haces daño en los hombros.—Oh —y la soltó—. Perdona.—Es que oprimías de un modo…—¿Sí?—¿Qué sucede contigo, acaso es por esa mujer?—Te serviré un Martini —dijo atropelladamente.—Sabes que no bebo licor, ¿no vamos a dar un paseo bajo la luz de la luna? Eso es muy romántico, Michael. El aludido meditó en los viajes que había hecho en el pasad
Le agarro de la mano y se la llevó al salón de baile, ya habían discutido suficiente por alguien que no tiene peso en su vida. Entre las dos verdaderas locuras. Por eso no querían servicio interno, después de bailar en el salón, con las luces casi apagadas, y de ponerse nerviosos, se retiraban a su alcoba, al estar medio desnudos, amándose mientras la fiesta continua abajo, al terminar ambos se ponían a limpiar para que no se enterara la empleada al día siguiente.—Vaya, de vuestra íntima orgía.—Bruce, ¿estás seguro de que quieres estar conmigo?—¿Qué dices?—Te lo pregunto.—Pues claro. —pero se iba al ventanal y se quedaba mirando enfurecido hacia el interior del salón, donde en aquel momento la tenue luz no permitía distinguir a las parejas que bailaban una pieza lentísima. No entendía que le molestaba a él.—Eso no lo aguanto —gritó—. Ahora mismo enciendo todas las luces y verás el susto que les propino. — Emily lo aferró por un codo.—Michael, ¿quieres hacer el favor de desperta
Michael se apresuró a bañarse y cambiarse de traje, tenía una reunión importante a la cual no podía faltar, sin dejar de preocuparse por su mujer, que no sabe a donde ha ido. Contrató un detective para buscarla, algo que tenía claro es que no dejaría que se le escapara de sus manos, siempre la encuentra, y lo hará de nuevo.Si la primera vez dio resultado porque esta vez no, además sabía que no andaría muy largo. Esta vez contrato a uno que es famoso encontrando personas que no desean ser encontradas, no se iba a dar por vencido.— ¿Te contrató para que me busques una persona, ya te envío la información de ella?, ¿entendido? — cascó, «Tengo que encontrarte antes que el viejo, jamás permitiré que te lastime, quieras o no, eres mi mujer».El anciano al darse cuenta de la procedencia de Emily se sintió bien decepcionado de sus hijos, uno se acaba de divorciar de la mujer perfecta y el otro se fijó en una que no tiene conexiones — ¿Qué hice para merecer esta clase de hijos? — ¿Por qué lo