Despertar y que todo hubiera sido un sueño fue lo que esperaba Mateo, encontrarse con el rostro de Diego apenas abriera sus ojos fue un alivio a su corazón, o fue solo una pesadilla pensaba.Pero observar dónde se encontraba, todo le demostraba que fue una cruda realidad. Sentía una presión en su pecho, no recuerda como fue liberado de esos hombres, lo último que tenía en su mente fue ver a Max aproximarse a él amenazando con tomarlo.Bajando la mirada de Diego sus deseos de morir volvieron a él, ¿qué pasaría cuando Diego se enterara que otro Alfa se aprovechó de su estado para poseerlo? su cuerpo ya está ultrajado por un ser desagradable, estaba seguro que Diego lo rechazaría, no quería imaginar todo lo que podría decirle, pensaba en todas esas veces que le había pedido que dejara de investigar, que no se arriesgara, pero su deseo de venganza o justicia como él lo llamaba era más fuerte, pero ahora nada de todo lo que creía era cierto, las personas que defendía y deseaba que la perso
Mateo solo deseaba confiar en las personas que amaba, pero oír a Ángel diciendo que todos tenían algo que ocultarle, hizo que todo su mundo se viniera abajo, ¿de qué más tendría que enterarse? ¿acaso no era suficiente el mal trago que se llevó con lo de su padre y su hermana?Dejándose llevar por el temperamento de AlfaMateo se enfurece en gran manera ante estas personas que consideraba amigos y el hombre a quien amaba.—¿Ocultándome cosas? —Ruge AlfaMateo.Diego da un brinco al oír la voz del Alfa furioso, sabía que no sería bueno.—Mateo, por favor cálmate —Dice Diego intentando acercarse, pero AlfaMateo le ruge.—¡No te me acerques! —desviando la vista va hasta Ángel, pero Matías se interpone notando el miedo en su Omega —Tú, ¿te atreves a ocultarme alguna cosa?—Mi Mateo —tartamudea Ángel con miedo.—¡No me llames de esa manera! ¡dime ahora qué me has estado ocultando!—Mateo cálmate —Dice Diego tomándolo del brazo para que no fuera por el Omega que se encontraba aterrado, pero és
Resultaba increíble descubrir que cada una de las personas a las que amaba y confiaba tuvieran algo que le estuviera ocultando.Mateo sentía que su mundo caía lentamente, solo deseaba que lo que Diego tuviera que confesarle no lo terminara por derribar, pero no fue así.Ver como Diego intentaba mantenerse fuerte, a pesar de las lágrimas que caía de sus ojos. Podía entender que no resultaba fácil decirlo, mientras pensaba en cómo debía afrontar aquello que al parecer no sería bueno saber.Todo quedó en silencio cuando oyó esas palabras, las que jamás imaginó que le diría.— Yo, soy el hijo de Joe —unas simples palabras que dejaban sin aliento a Mateo. Sentía como su cuerpo perdía sus fuerzas, su vida estaba perdiendo sentido.Ahora más que nunca sentía que estaba solo, como podía el hombre a quien amaba, su destinado, fuera el hijo de una de las personas que juró odiar el resto de su vida, mientras recordaba el dolor de aquellos golpes que le habían propinado, gracias a las órdenes de
Sentir el calor de su cuerpo, era lo que había extrañado en gran manera.Sus labios dulces y suaves apoderándose de los suyos, lo había pensado tantas veces mientras su cuerpo era azotado. Tenerlos ahora dándole suaves roces hacía que sus seres disfrutaran como si sus almas fueran acariciadas.Diego sentándose en el sofá arrastra el cuerpo de Mateo sobre sus muslos haciendo que este abriera sus piernas en los lados. Acariciando la espalda por debajo de la camiseta Diego suspira entre los labios, sus lenguas se encontraban generando gemidos en ambas bocas.—Mateo —Susurraba sintiendo como su cuerpo se estremecía con cada gemido —te amo tanto.Mateo lo abraza con más fuerza profundizando el beso, comenzando a mover su cadera sintiendo como el miembro de Diego iba creciendo haciéndose duro. Mientras más los movía más gemidos salían de la boca de este. Sus besos se volvieron más demandantes, ambas lenguas luchaban como si sus vidas dependieran de ellos.Diego arrastra sus dedos apretando
Todo empezaba a ser perfecto, aunque aún pareciera que su mente recobrará lo que había pasado, el cuerpo de Diego lo hacía entrar en razón de que todo aquello quedará en el pasado.Abriendo sus ojos, se encuentra con la suave respiración de un hermoso hombre abrazándolo, como tenía acostumbrado desde aquella noche después de una escena de celos y haber bebido tanto alcohol, que su Omega jugó en su contra entregándose a este Alfa que dominaba cada partícula de su ser.No estaba arrepentido de nada, todo lo que había vivido a lado de este Alfa persistente solo hizo que sintiera, que sin su compañía sencillamente no podría seguir con su vida.Mateo aferrándose más al cuerpo de Diego levanta la pierna derecha posando sobre el cuerpo de este que comienza a ronronear.Le encantaba oír cuando Diego se sentía mimado, en verdad amaba cada cosa que hacía, hasta esa actitud posesiva, lo hacía sentir tan pleno, que si algún día dejara de hacerlo se sentiría bastante raro.—Buen día amor —Susurra
El camino al departamento de Ángel fue silencioso, Mateo solo pensaba que Ángel estaría molesto y con justa razón, no debió dejarse llevar por el impulso, en realidad los únicos que lo defraudaron fueron su padre y su hermana. Matías y Ángel solo lo estaban protegiendo.Diego oía todos sus pensamientos, pero prefirió mantenerse en silencio para que sintiera la libertad, de liberar su miedo creando todas las escenas posibles.Mientras llegaban al departamento Diego posa su mano sobre el hombro de Mateo para animarlo, diciéndole que todo estaría bien.Lo poco que conocía a Ángel, sabía en lo absoluto que este no estará molesto con Mateo ya que lo quería y con lo que le había contado de esa vez que lo salvó, antes de estar molesto lo más probable es que se sienta herido de que Mateo le haya gritado y utilizar su voz para que confesara su secreto.Mateo suspira profundo tocando la puerta, una llave es ingresada al cerrojo liberando el seguro y al momento de abrirse ambos quedan sorprendid
Los días fueron pasando, a pesar de que no quería alejarse de Mateo, Diego debía ir a la revista a concretar algunos contratos y organizar otros eventos, donde la empresa sería anfitrión, solo iba por un corto tiempo ya que sabía que Mateo entraría en celo, y deseaba estar con él cuando eso sucediera.Emma se encontraba en su escritorio algo inquieta, más de lo acostumbrado, su Omega no dejaba de chillar.Diego estaba en su oficina sentado en el escritorio concentrado en algunos documentos cuando, ajustando su corbata comienza a sentirse acalorado, verificando que el aire acondicionado esté funcionando intenta tomar de nuevo los papeles, pero fijar sus ojos en las escrituras era casi imposible, su cuerpo se estremecía mientras más sentía un ardor en su interior.Alfa vuelve Oye la voz de Mateo con un rugido.Mateo… Frunce el ceño sintiendo aún más calor. Mateo no lo llamaba Alfa al no ser que fuera para insultarlo o uno de sus seres.—¡Mierda! —Maldice notando que su cuerpo empieza
Dos cuerpos desnudos descansaban en la cama desordenada, luego de que Diego llegara de la oficina hace dos días ambos Alfas no han cesado de entregarse a sus deseos.Mateo dormía boca abajo con la respiración suave, Diego lo observaba con fascinación cada parte de su rostro y cuerpo.Su cuerpo seguía exigiendo de más placer, el aroma de Mateo era exquisito una vez mezclada con el suyo que ya ocupaba toda la habitación.Lo deseaba con locura, luchaba consigo mismo, era la primera vez que pasaba su celo con su destinado incluso con alguien, nunca había permitido que se le acercara nadie mientras estaba en este periodo, siempre había pensado y decidido que solo se entregaría a su destinado, estaba más que agradecido de poder vivir este momento de plenitud.Mateo se volvía el primero y el único, no deseaba a otro, lo amaba más que a nada en la vida, tenerlo a su lado es el mejor regalo que la Madre Luna pudo haberle dado.Contemplar la belleza de ese ser que dominaba cada partícula de su