Dos cuerpos desnudos descansaban en la cama desordenada, luego de que Diego llegara de la oficina hace dos días ambos Alfas no han cesado de entregarse a sus deseos.Mateo dormía boca abajo con la respiración suave, Diego lo observaba con fascinación cada parte de su rostro y cuerpo.Su cuerpo seguía exigiendo de más placer, el aroma de Mateo era exquisito una vez mezclada con el suyo que ya ocupaba toda la habitación.Lo deseaba con locura, luchaba consigo mismo, era la primera vez que pasaba su celo con su destinado incluso con alguien, nunca había permitido que se le acercara nadie mientras estaba en este periodo, siempre había pensado y decidido que solo se entregaría a su destinado, estaba más que agradecido de poder vivir este momento de plenitud.Mateo se volvía el primero y el único, no deseaba a otro, lo amaba más que a nada en la vida, tenerlo a su lado es el mejor regalo que la Madre Luna pudo haberle dado.Contemplar la belleza de ese ser que dominaba cada partícula de su
El aroma de celo de ambos Alfas tomaba todo el departamento. Mateo se había encargado de colocar supresores a las ventanas y puertas desde el primer instante en que lo percibió, para nadie que estuviera cerca se sintiera atraído e irrumpiera en su intimidad con su destinado.Un nuevo día empezaba y Mateo se encontraba en la cocina preparando algo para comer, ya que con la actividad exigía mucho de sus cuerpos que debían mantenerse alimentados y fuertes.Diego se encontraba en la habitación, según Mateo este estaba durmiendo, pero ya había despertado hace unos momentos notando que no estaba a su lado.Con el ceño fruncido gruñendo abre la puerta buscando a Mateo, viendo ese cuerpo desnudo exquisitamente sexy utilizando solo con un delantal para colocarse frente a la cocina, solo se limita a deleitarse.Vestir alguna prenda en estos días era prácticamente innecesario, si al final de cuentas volverían a desnudarse para volver a encontrarse en un acto placentero.El celular de Mateo suena
Los siguientes días fueron intensos y pura entrega de ambos alfas, que sus almas vibraban de placer.El aroma seguía en la habitación a pesar que el periodo de celo acabó hace 2 días.Mateo se encontraba en la sala sentado en el sofá viendo televisión, mientras Diego se daba una relajante ducha.El timbre suena y Mateo levantándose de su comodidad va hasta la puerta para saber de quién se trataba.Al abrir la puerta se encuentra con sus amigos Matías y Ángel.—¡Oh por Dios! ¿aún siguen en celo? —Pregunta exaltado Ángel percibiendo el aroma de la habitación.—Acabó hace dos días, —¿qué quieres? —Responde Mateo áspero.—¿Nos dejas entrar o quieres mantenernos aquí fuera? —pregunta Matías con seriedad, más de lo normal llamando la atención de Mateo.Mateo asiente con la cabeza dejándolos entrar, estos se adentran en el lugar yendo directo al sofá.—Mateo, tenemos que contarte algo importante —Comienza Ángel también serio.—¿Qué es lo que sucede? el otro día olvidé preguntarte que es eso
La noticia de que Sarah se encontraba en el país no tenía muy tranquilo a Mateo, el haberse enterado que era la mano derecha de Max hizo que sus sentimientos hacia ésta fueran diferentes.Cuando fueron niños eran muy unidos, iban a la misma escuela y recordaba que siempre la había admirado.Sarah era fuerte y decidida, con un carácter bastante imponente pero amorosa con su hermano. Los rasgos denotaban que sería una Alfa genuina, que de hecho la prueba lo había confirmado al cumplir sus 18 años.Cuando terminó la secundaria comenzó a tener amigos que rápidamente la habían influenciado y su actitud comenzaba a cambiar.A pesar de que fue dejando a un lado a su hermano, este siempre trataba de mantenerse cerca, le preocupaba que algo le sucediera, él solo tenía 16 años, pero su edad no lo detenía, amaba a su hermana mayor y estaría dispuesto a cualquier cosa con tal de protegerla.El día que había desaparecido se juró a sí mismo que no se detendría hasta encontrarla, estaba seguro que d
Mateo se encontraba en el parque observando todo a su alrededor. Como siempre el lugar fue visitado por muchas familias, que compartían de un agradable clima, los niños corrían y jugaban felices. Mateo los observaba con una sonrisa del que no se había percatado. Pero James que se encontraba a unos pasos de este se quedaba viéndolo atontado. Como puede ser tan hermoso, su sonrisa es radiante. Aunque estuviera allí parado sin hacer alguna cosa, de todos modos, no puedo dejar de verlo. Mateo al oír esos pensamientos deja de sonreír para comenzar a caminar hasta que pudiera encontrar algo que deseara tomarle una foto, James también camina mirando por todos lados para controlar que todo esté en orden. Mateo escuchando unos ruidos entre algunas plantas que decoraban el parque se detiene para observa el por qué las hojas se movían siendo que no había ninguna brisa en ese momento. James al percatarse que Mateo se detiene, se adelanta para inspeccionar el lugar. Mateo le gruñe molesto al
Los días fueron pasando Mateo seguía con sus cambios de humor, Diego también tenía los suyos, pero se mostraba más sensible y el doble de posesivo ya que seguía al cuidado de James. No podía evitar gruñir al verlo, pero mientras la hermana de Mateo se encontraba en el país debían protegerlo, a juzgar por lo que se dedicaba no se podía esperar nada bueno de ella. Diego insistía para que fueran al médico ya que el periodo de celo estuvo junto con Mateo, debían controlarse ambos. Mateo decidió a que hospital ir. Conociendo a un médico en esos tiempos que se había realizado la prueba varias veces. Ambos se encontraban en el pasillo frente a la puerta donde este médico hacía consultorio. Saliendo una mujer con el cabello totalmente recogido y un uniforme impecable, los llama por sus nombres para que pasaran. Una vez dentro el médico reconoce a Mateo de inmediato, saludando. —Oh Mateo, ¿de vuelta? ¿no me digas que aun quieres hacerte la prueba? —Dr. Wilson, no, ya no es necesario. A
Mientras transcurría los días, Mateo seguía sintiendo que era observado incluso podía oír sus pensamientos, pero no lograba encontrar a la persona, esta no poseía un aroma fácil de percibir. Diego se sentía preocupado ya que Mateo gruñía en todo momento, cada vez que les tocaba salir a la calle. Pensaba que era por posesivo, pero no lograba entender ya que no se les acercaba ninguna persona. A pesar de insistir Mateo no decía lo que sucedía o qué lo molestaba, solo miraba por todos lados como buscando algo. James seguía resguardándolo, para molestia de Diego este seguía cada paso que daba Mateo, era un alivio no verlo dentro del departamento. Ángel y Matías fueron a visitarlos, este último cuando llegaron a la puerta de Mateo se dirige a James para que se tomara el libre, ya que estarían con la pareja todo el día. Dejando su puesto, James se retira, aunque no estaba muy de acuerdo, algo le decía que no debía irse. Pero como su amigo estaría allí se dijo a sí mismo que estaría b
La visita de Sarah al principio removió muchos recuerdos y molestias, pero al transcurrir de las horas fue una agradable compañía, Ángel ya se sentía cómodo con su presencia, se aparta de Matías para compartir con los demás. Sarah se veía relajada y amable mientras conversaban, les contaba como fue su vida mientras estuvo trabajando para Max, no era sencillo, todo el tiempo debía andar con cuidado, si la apresaban no había forma de detener a Max en su plan, debía cuidarse mientras seguía en busca de más víctimas, no estaba orgullosa de lo que hacía, pero si eso mantenía a Max con la promesa de mantenerse alejado de Mateo, lo seguiría haciendo. —¿Y qué piensas hacer? ¿dónde vivirás? —pregunta Mateo llevándose una rebanada de pan tostado untado con manteca y dulce de leche. Todos lo miran asombrados de como disfrutaba de ese bocado, sus ojos brillaban de alegría, era notorio que se trataba de unos antojos en que Diego también lo veía con ganas. —¿Qué? esto es mío —Dice Mateo metiénd