Los días fueron pasando Mateo seguía con sus cambios de humor, Diego también tenía los suyos, pero se mostraba más sensible y el doble de posesivo ya que seguía al cuidado de James. No podía evitar gruñir al verlo, pero mientras la hermana de Mateo se encontraba en el país debían protegerlo, a juzgar por lo que se dedicaba no se podía esperar nada bueno de ella. Diego insistía para que fueran al médico ya que el periodo de celo estuvo junto con Mateo, debían controlarse ambos. Mateo decidió a que hospital ir. Conociendo a un médico en esos tiempos que se había realizado la prueba varias veces. Ambos se encontraban en el pasillo frente a la puerta donde este médico hacía consultorio. Saliendo una mujer con el cabello totalmente recogido y un uniforme impecable, los llama por sus nombres para que pasaran. Una vez dentro el médico reconoce a Mateo de inmediato, saludando. —Oh Mateo, ¿de vuelta? ¿no me digas que aun quieres hacerte la prueba? —Dr. Wilson, no, ya no es necesario. A
Mientras transcurría los días, Mateo seguía sintiendo que era observado incluso podía oír sus pensamientos, pero no lograba encontrar a la persona, esta no poseía un aroma fácil de percibir. Diego se sentía preocupado ya que Mateo gruñía en todo momento, cada vez que les tocaba salir a la calle. Pensaba que era por posesivo, pero no lograba entender ya que no se les acercaba ninguna persona. A pesar de insistir Mateo no decía lo que sucedía o qué lo molestaba, solo miraba por todos lados como buscando algo. James seguía resguardándolo, para molestia de Diego este seguía cada paso que daba Mateo, era un alivio no verlo dentro del departamento. Ángel y Matías fueron a visitarlos, este último cuando llegaron a la puerta de Mateo se dirige a James para que se tomara el libre, ya que estarían con la pareja todo el día. Dejando su puesto, James se retira, aunque no estaba muy de acuerdo, algo le decía que no debía irse. Pero como su amigo estaría allí se dijo a sí mismo que estaría b
La visita de Sarah al principio removió muchos recuerdos y molestias, pero al transcurrir de las horas fue una agradable compañía, Ángel ya se sentía cómodo con su presencia, se aparta de Matías para compartir con los demás. Sarah se veía relajada y amable mientras conversaban, les contaba como fue su vida mientras estuvo trabajando para Max, no era sencillo, todo el tiempo debía andar con cuidado, si la apresaban no había forma de detener a Max en su plan, debía cuidarse mientras seguía en busca de más víctimas, no estaba orgullosa de lo que hacía, pero si eso mantenía a Max con la promesa de mantenerse alejado de Mateo, lo seguiría haciendo. —¿Y qué piensas hacer? ¿dónde vivirás? —pregunta Mateo llevándose una rebanada de pan tostado untado con manteca y dulce de leche. Todos lo miran asombrados de como disfrutaba de ese bocado, sus ojos brillaban de alegría, era notorio que se trataba de unos antojos en que Diego también lo veía con ganas. —¿Qué? esto es mío —Dice Mateo metiénd
Los ojos rojos de Mateo estaban puestos en el rostro de una mujer de apariencia normal, sin cualidades, casi sin aroma, unas gafas redondas que dejaban ver sus ojos color miel, que no podía dejar de fijarlos en los de AlfaMateo.Sarah en una corrida los alcanza tomando a Mateo de los brazos con preocupación.—¡Mateo estás loco! Puedes hacerle daño al bebé sin corres de esa manera.—¿Bebé? No puede ser posible —Dice la mujer murmurando para sí.—¿Quién eres?—Veo, que ya te has desarrollado Alfa —Dice la mujer bajando la cabeza ante la voz de AlfaMateo.—¿¡Quién eres!? —Levanta la voz, acercándose al rostro para intimidarla.—En verdad, eres un Alfa fuerte —vuelve a hablar la mujer.AlfaMateo comienza a enfurecerse, no le agradaba esta persona, sabía que lo ha estado acechando desde hace días.Sus ojos brillaban en gran manera, si esta persona seguía sin declarar su identidad, no dudaría en tomarla con fuerza del cuello hasta dejarla sin aliento.—¡Mateo! —Se oye la voz de Diego.AlfaM
Sacrificio.... palabra que no ha dejado de sonar en la mente de Mateo, ¿acaso su vida siempre estaría rodeada de esa palabra? A partir de ese día nada parecía que estaría bien, Diego estaba preocupado con el silencio prolongado de Mateo ante esa situación. Mientras sus vientres iban creciendo también se acercaba ese día que había mencionado esa mujer. Luego de una semana ajetreada en la revista Diego por fin podía dejar de ir día a día, Mateo era acompañado por Sarah al igual que Ángel para que no se quedara solo mientras este estaba ausente. Por las noches Diego sentía como el Alfa de Mateo se entristecía como si supiera lo que pasaría, por más que intentaban sonsacarlo, no quería hablar del tema, pero su chillido hacía que también se sintiera agobiado. En el día Mateo se dedicaba a sentarse al sofá solo pensando, sus amigos y su hermana no dejaban de preocuparse, intentaban persuadirlo para que saliera al parque, a tomar fotos, pero nada parecía tentador, para que pudiera olvidar
Han pasado tres días, donde nadie podía dejar de pensar en todo lo que podría suceder. Diego ofreció a Sarah su antiguo departamento para que se quedara allí ya que no estaba dispuesta a separarse de Mateo. Ángel fue a su departamento, pero al día siguiente ya se encontraba frente a la puerta para acompañar a su amigo. En la noche anterior Diego había pedido a sus amigos que dejaran que Mateo estuviera solo con él para que no se sintiera agobiado, de que el departamento este con visita constantemente. Estos no estaban muy de acuerdo, pero aceptaron para que la pareja tuviera su tiempo juntos. Mateo se encontraba acostado en la cama descansando mientras Diego lo abrazaba dándole calor para que se sintiera tranquilo. Mientras liberaba feromonas, Mateo respiraba aliviado a causa de ellas. —No dejaré que te hagan daño, amor —Susurra Diego a un lado del cuello de Mateo dándole un suave beso mientras le acariciaba el vientre. —No quiero que te apeligres Diego… nuestros cachorros… —Di
Las horas fueron pasando, Mateo despierta de un sobre salto notando que Diego aún seguía dormido. Mirando la hora en el reloj, a un lado de la cama siendo las 9 de la mañana decide salir de la cama sigilosamente, para ir al baño a darse una ducha. Quería dejar de estar en ese encierro, mientras sentía la calidez de las gotas caer sobre su cuerpo, en su mente pasaron imágenes del viaje que había tomado con Diego a Lampang. Recordaba que tenía deseos de volver para disfrutar de sus paisajes, si en unos días podría ser su final, ¿por qué seguir encerrado, en lugar de disfrutar de todo en cuanto pueda? Luego de unos minutos con una toalla ceñida a su cintura y otra secando su cabellera negra se dispone a salir del baño. Encontrando a Diego aún en la cama, se aproxima lentamente sentándose a un lado de este comienza a acariciar su rostro. Delineando con un dedo la fina y suave piel del rostro ajeno, Diego despierta abriendo sus ojos lentamente encontrándose con la mirada más tierna q
Mateo sonríe, sentándose, se apoya contra la cabecera de la cama para que Diego pusiera sobre sus muslos una de las charolas. —Ahhh ¡piñas! ¡uvas! ¡bananas! y ¡huevos revueltos! —da un chillido de alegría emocionando a Diego en gran manera, era más que seguro que su amado estaba feliz con lo que se llevaría a la boca. —Mateo, eres hermoso —Susurra Diego mordiéndose los labios —tu felicidad es la mía —Dice llevando la suya a la cama sentándose a un lado disfrutando en la mejor compañía que podría tener. Un momento perfecto que no necesitaba de imágenes para atesorarlo, estará en el mejor de los recuerdos. A ambos los llenaba de alegría disfrutar del sabor de cada fruta junto con los huevos revueltos, se sonreían cada vez que lo llevaban a la boca. Incluso Mateo, sin peleas compartía de su comida con Diego sin que este se lo pidiera, aunque ambos tuvieran el mismo menú. Luego de que hayan desayunado con gran emoción, con la cámara colgada del cuello de Mateo salieron a las calles