Sacrificio.... palabra que no ha dejado de sonar en la mente de Mateo, ¿acaso su vida siempre estaría rodeada de esa palabra? A partir de ese día nada parecía que estaría bien, Diego estaba preocupado con el silencio prolongado de Mateo ante esa situación. Mientras sus vientres iban creciendo también se acercaba ese día que había mencionado esa mujer. Luego de una semana ajetreada en la revista Diego por fin podía dejar de ir día a día, Mateo era acompañado por Sarah al igual que Ángel para que no se quedara solo mientras este estaba ausente. Por las noches Diego sentía como el Alfa de Mateo se entristecía como si supiera lo que pasaría, por más que intentaban sonsacarlo, no quería hablar del tema, pero su chillido hacía que también se sintiera agobiado. En el día Mateo se dedicaba a sentarse al sofá solo pensando, sus amigos y su hermana no dejaban de preocuparse, intentaban persuadirlo para que saliera al parque, a tomar fotos, pero nada parecía tentador, para que pudiera olvidar
Han pasado tres días, donde nadie podía dejar de pensar en todo lo que podría suceder. Diego ofreció a Sarah su antiguo departamento para que se quedara allí ya que no estaba dispuesta a separarse de Mateo. Ángel fue a su departamento, pero al día siguiente ya se encontraba frente a la puerta para acompañar a su amigo. En la noche anterior Diego había pedido a sus amigos que dejaran que Mateo estuviera solo con él para que no se sintiera agobiado, de que el departamento este con visita constantemente. Estos no estaban muy de acuerdo, pero aceptaron para que la pareja tuviera su tiempo juntos. Mateo se encontraba acostado en la cama descansando mientras Diego lo abrazaba dándole calor para que se sintiera tranquilo. Mientras liberaba feromonas, Mateo respiraba aliviado a causa de ellas. —No dejaré que te hagan daño, amor —Susurra Diego a un lado del cuello de Mateo dándole un suave beso mientras le acariciaba el vientre. —No quiero que te apeligres Diego… nuestros cachorros… —Di
Las horas fueron pasando, Mateo despierta de un sobre salto notando que Diego aún seguía dormido. Mirando la hora en el reloj, a un lado de la cama siendo las 9 de la mañana decide salir de la cama sigilosamente, para ir al baño a darse una ducha. Quería dejar de estar en ese encierro, mientras sentía la calidez de las gotas caer sobre su cuerpo, en su mente pasaron imágenes del viaje que había tomado con Diego a Lampang. Recordaba que tenía deseos de volver para disfrutar de sus paisajes, si en unos días podría ser su final, ¿por qué seguir encerrado, en lugar de disfrutar de todo en cuanto pueda? Luego de unos minutos con una toalla ceñida a su cintura y otra secando su cabellera negra se dispone a salir del baño. Encontrando a Diego aún en la cama, se aproxima lentamente sentándose a un lado de este comienza a acariciar su rostro. Delineando con un dedo la fina y suave piel del rostro ajeno, Diego despierta abriendo sus ojos lentamente encontrándose con la mirada más tierna q
Mateo sonríe, sentándose, se apoya contra la cabecera de la cama para que Diego pusiera sobre sus muslos una de las charolas. —Ahhh ¡piñas! ¡uvas! ¡bananas! y ¡huevos revueltos! —da un chillido de alegría emocionando a Diego en gran manera, era más que seguro que su amado estaba feliz con lo que se llevaría a la boca. —Mateo, eres hermoso —Susurra Diego mordiéndose los labios —tu felicidad es la mía —Dice llevando la suya a la cama sentándose a un lado disfrutando en la mejor compañía que podría tener. Un momento perfecto que no necesitaba de imágenes para atesorarlo, estará en el mejor de los recuerdos. A ambos los llenaba de alegría disfrutar del sabor de cada fruta junto con los huevos revueltos, se sonreían cada vez que lo llevaban a la boca. Incluso Mateo, sin peleas compartía de su comida con Diego sin que este se lo pidiera, aunque ambos tuvieran el mismo menú. Luego de que hayan desayunado con gran emoción, con la cámara colgada del cuello de Mateo salieron a las calles
Mientras transcurría los días Mateo seguía disfrutando de esa hermosa ciudad, en ningún momento ha demostrado querer volver a su departamento, a su vida al otro lado de este paraíso. El día iniciaba, ambos despiertan abrazados como cada mañana, Diego le ofrece una sonrisa tierna mientras Mateo observaba cada gesto, cada rasgo, sus ojos se movían de un lado a otro disfrutando de la hermosa imagen que le brindaba su amado con esa maravillosa sonrisa. —Buen día amor —Saluda Diego acariciando el rostro de Mateo, mientras este cerrando sus ojos disfruta del tacto. —Buen día —Susurra con un ronroneo. Ambos van al baño a tomarse una ducha entre mimos y caricias, para luego ir al comedor a compartir un agradable desayuno. Las horas fueron pasando mientras decidieron mantenerse en el hotel para ver algunas películas, aunque fuera de ese lugar el día era soleada especial para dar un paseo. Ordenaron algo que comer para no meterse en la cocina, Mateo se mantenía acurrucado en los brazos de
Un grito desgarrador junto con un rugido se oye a pocos metros, un Alfa puro con los ojos rojos furiosos iniciaba su transformación. Mientras su amado yacía a un lado. Jake queda a un lado de Mateo justo cuando intentaba posar sus dedos sobre el vientre de este, que aún seguía haciendo pequeños jadeos intentando respirar. Diego sentía como su cuerpo ardía, ver a Mateo herido aumentaba su furia, los bellos en todo su cuerpo comenzaban a crecer, sus garras abrían paso haciendo que sus dedos desaparecieran. Su lomo cambiaba de forma volviéndose prominentes con grandes músculos, su respiración estaba agitada mientras su forma humana desaparecía dejando lugar a un gran lobo blanco con ojos rojos llenos de furia. Jake abre en gran manera sus ojos al ver el tamaño de este lobo, sin duda era mayor que la de Alexander. AlfaDiego ruge en gran manera, comenzando a tomar velocidad hacia este ser que se atrevió a dañar a su amado, a su cachorro. Con gran furia comienza a correr a una velocidad
Un nuevo día era anunciado por la tibia iluminación de los rayos del sol que traspasaba la ventana, Diego dormía a un lado de Mateo tomado de su mano.Mateo seguía sin despertar, Ángel y Matías pidieron a Génesis poder dormir allí para que al día siguiente puedan llevarlos a su departamento, esta aceptó ofreciendo una habitación de su gran departamento.********El camino fue silencioso, Matías manejaba su auto, a su lado iba Ángel que lo tomaba de la mano con la mirada perdida al horizonte.Diego se encontraba en el asiento trasero junto con Mateo que seguía dormido en sus brazos, no permitía que se les acercara, aunque fueran sus amigos, impregnaba el cuerpo de este con su aroma cada instante, la respiración de Mateo era tranquila y constante.Una vez en su departamento la pareja se despide de Diego, no sin antes informar que dejaron comida en la nevera y que volverían a visitarlos, aunque este se negara.Diego va hasta la habitación donde se encontraba Mateo cubierto con una manta
—Los cachorros están en buenas condiciones, ¿pero tú, como te sientes Mateo? —Pregunta el Dr. Thomas. —¿Por qué? yo estoy bien —responde con el ceño fruncido. —Te ves extraño y tu aroma a cambiado, ¿estás tomando los medicamentos? Como Thomas se convertiría en el médico de ambos, debieron contarle lo que había sucedido, al principio no podía creerlo, pero como estos se mantenían serios en la historia, no le ha quedado de otra que oír todo. —Como han pasado por algo tan grave, es bueno saber que todos se encuentran bien, pero de todas maneras será mejor verlos cada mes para asegurar el desarrollo de ambos chicos, si tienen alguna molestia deben de venir de inmediato. —¿Cuándo sabremos el sexo de los cachorros? —pregunta Diego con cierta ansiedad. —En unas semanas más, aún son muy pequeños, apenas llevan 12 semanas, pero debemos de hablar sobre el parto. —¿Qué hay con eso? —Como son solo días de diferencia, Diego tendrá primero, pero para asegurar ambos deben ya estar en el hosp