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El aroma de celo de ambos Alfas tomaba todo el departamento. Mateo se había encargado de colocar supresores a las ventanas y puertas desde el primer instante en que lo percibió, para nadie que estuviera cerca se sintiera atraído e irrumpiera en su intimidad con su destinado.

Un nuevo día empezaba y Mateo se encontraba en la cocina preparando algo para comer, ya que con la actividad exigía mucho de sus cuerpos que debían mantenerse alimentados y fuertes.

Diego se encontraba en la habitación, según Mateo este estaba durmiendo, pero ya había despertado hace unos momentos notando que no estaba a su lado.

Con el ceño fruncido gruñendo abre la puerta buscando a Mateo, viendo ese cuerpo desnudo exquisitamente sexy utilizando solo con un delantal para colocarse frente a la cocina, solo se limita a deleitarse.

Vestir alguna prenda en estos días era prácticamente innecesario, si al final de cuentas volverían a desnudarse para volver a encontrarse en un acto placentero.

El celular de Mateo suena
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