Los siguientes días fueron intensos y pura entrega de ambos alfas, que sus almas vibraban de placer.El aroma seguía en la habitación a pesar que el periodo de celo acabó hace 2 días.Mateo se encontraba en la sala sentado en el sofá viendo televisión, mientras Diego se daba una relajante ducha.El timbre suena y Mateo levantándose de su comodidad va hasta la puerta para saber de quién se trataba.Al abrir la puerta se encuentra con sus amigos Matías y Ángel.—¡Oh por Dios! ¿aún siguen en celo? —Pregunta exaltado Ángel percibiendo el aroma de la habitación.—Acabó hace dos días, —¿qué quieres? —Responde Mateo áspero.—¿Nos dejas entrar o quieres mantenernos aquí fuera? —pregunta Matías con seriedad, más de lo normal llamando la atención de Mateo.Mateo asiente con la cabeza dejándolos entrar, estos se adentran en el lugar yendo directo al sofá.—Mateo, tenemos que contarte algo importante —Comienza Ángel también serio.—¿Qué es lo que sucede? el otro día olvidé preguntarte que es eso
La noticia de que Sarah se encontraba en el país no tenía muy tranquilo a Mateo, el haberse enterado que era la mano derecha de Max hizo que sus sentimientos hacia ésta fueran diferentes.Cuando fueron niños eran muy unidos, iban a la misma escuela y recordaba que siempre la había admirado.Sarah era fuerte y decidida, con un carácter bastante imponente pero amorosa con su hermano. Los rasgos denotaban que sería una Alfa genuina, que de hecho la prueba lo había confirmado al cumplir sus 18 años.Cuando terminó la secundaria comenzó a tener amigos que rápidamente la habían influenciado y su actitud comenzaba a cambiar.A pesar de que fue dejando a un lado a su hermano, este siempre trataba de mantenerse cerca, le preocupaba que algo le sucediera, él solo tenía 16 años, pero su edad no lo detenía, amaba a su hermana mayor y estaría dispuesto a cualquier cosa con tal de protegerla.El día que había desaparecido se juró a sí mismo que no se detendría hasta encontrarla, estaba seguro que d
Mateo se encontraba en el parque observando todo a su alrededor. Como siempre el lugar fue visitado por muchas familias, que compartían de un agradable clima, los niños corrían y jugaban felices. Mateo los observaba con una sonrisa del que no se había percatado. Pero James que se encontraba a unos pasos de este se quedaba viéndolo atontado. Como puede ser tan hermoso, su sonrisa es radiante. Aunque estuviera allí parado sin hacer alguna cosa, de todos modos, no puedo dejar de verlo. Mateo al oír esos pensamientos deja de sonreír para comenzar a caminar hasta que pudiera encontrar algo que deseara tomarle una foto, James también camina mirando por todos lados para controlar que todo esté en orden. Mateo escuchando unos ruidos entre algunas plantas que decoraban el parque se detiene para observa el por qué las hojas se movían siendo que no había ninguna brisa en ese momento. James al percatarse que Mateo se detiene, se adelanta para inspeccionar el lugar. Mateo le gruñe molesto al
Los días fueron pasando Mateo seguía con sus cambios de humor, Diego también tenía los suyos, pero se mostraba más sensible y el doble de posesivo ya que seguía al cuidado de James. No podía evitar gruñir al verlo, pero mientras la hermana de Mateo se encontraba en el país debían protegerlo, a juzgar por lo que se dedicaba no se podía esperar nada bueno de ella. Diego insistía para que fueran al médico ya que el periodo de celo estuvo junto con Mateo, debían controlarse ambos. Mateo decidió a que hospital ir. Conociendo a un médico en esos tiempos que se había realizado la prueba varias veces. Ambos se encontraban en el pasillo frente a la puerta donde este médico hacía consultorio. Saliendo una mujer con el cabello totalmente recogido y un uniforme impecable, los llama por sus nombres para que pasaran. Una vez dentro el médico reconoce a Mateo de inmediato, saludando. —Oh Mateo, ¿de vuelta? ¿no me digas que aun quieres hacerte la prueba? —Dr. Wilson, no, ya no es necesario. A
Mientras transcurría los días, Mateo seguía sintiendo que era observado incluso podía oír sus pensamientos, pero no lograba encontrar a la persona, esta no poseía un aroma fácil de percibir. Diego se sentía preocupado ya que Mateo gruñía en todo momento, cada vez que les tocaba salir a la calle. Pensaba que era por posesivo, pero no lograba entender ya que no se les acercaba ninguna persona. A pesar de insistir Mateo no decía lo que sucedía o qué lo molestaba, solo miraba por todos lados como buscando algo. James seguía resguardándolo, para molestia de Diego este seguía cada paso que daba Mateo, era un alivio no verlo dentro del departamento. Ángel y Matías fueron a visitarlos, este último cuando llegaron a la puerta de Mateo se dirige a James para que se tomara el libre, ya que estarían con la pareja todo el día. Dejando su puesto, James se retira, aunque no estaba muy de acuerdo, algo le decía que no debía irse. Pero como su amigo estaría allí se dijo a sí mismo que estaría b
La visita de Sarah al principio removió muchos recuerdos y molestias, pero al transcurrir de las horas fue una agradable compañía, Ángel ya se sentía cómodo con su presencia, se aparta de Matías para compartir con los demás. Sarah se veía relajada y amable mientras conversaban, les contaba como fue su vida mientras estuvo trabajando para Max, no era sencillo, todo el tiempo debía andar con cuidado, si la apresaban no había forma de detener a Max en su plan, debía cuidarse mientras seguía en busca de más víctimas, no estaba orgullosa de lo que hacía, pero si eso mantenía a Max con la promesa de mantenerse alejado de Mateo, lo seguiría haciendo. —¿Y qué piensas hacer? ¿dónde vivirás? —pregunta Mateo llevándose una rebanada de pan tostado untado con manteca y dulce de leche. Todos lo miran asombrados de como disfrutaba de ese bocado, sus ojos brillaban de alegría, era notorio que se trataba de unos antojos en que Diego también lo veía con ganas. —¿Qué? esto es mío —Dice Mateo metiénd
Los ojos rojos de Mateo estaban puestos en el rostro de una mujer de apariencia normal, sin cualidades, casi sin aroma, unas gafas redondas que dejaban ver sus ojos color miel, que no podía dejar de fijarlos en los de AlfaMateo.Sarah en una corrida los alcanza tomando a Mateo de los brazos con preocupación.—¡Mateo estás loco! Puedes hacerle daño al bebé sin corres de esa manera.—¿Bebé? No puede ser posible —Dice la mujer murmurando para sí.—¿Quién eres?—Veo, que ya te has desarrollado Alfa —Dice la mujer bajando la cabeza ante la voz de AlfaMateo.—¿¡Quién eres!? —Levanta la voz, acercándose al rostro para intimidarla.—En verdad, eres un Alfa fuerte —vuelve a hablar la mujer.AlfaMateo comienza a enfurecerse, no le agradaba esta persona, sabía que lo ha estado acechando desde hace días.Sus ojos brillaban en gran manera, si esta persona seguía sin declarar su identidad, no dudaría en tomarla con fuerza del cuello hasta dejarla sin aliento.—¡Mateo! —Se oye la voz de Diego.AlfaM
Sacrificio.... palabra que no ha dejado de sonar en la mente de Mateo, ¿acaso su vida siempre estaría rodeada de esa palabra? A partir de ese día nada parecía que estaría bien, Diego estaba preocupado con el silencio prolongado de Mateo ante esa situación. Mientras sus vientres iban creciendo también se acercaba ese día que había mencionado esa mujer. Luego de una semana ajetreada en la revista Diego por fin podía dejar de ir día a día, Mateo era acompañado por Sarah al igual que Ángel para que no se quedara solo mientras este estaba ausente. Por las noches Diego sentía como el Alfa de Mateo se entristecía como si supiera lo que pasaría, por más que intentaban sonsacarlo, no quería hablar del tema, pero su chillido hacía que también se sintiera agobiado. En el día Mateo se dedicaba a sentarse al sofá solo pensando, sus amigos y su hermana no dejaban de preocuparse, intentaban persuadirlo para que saliera al parque, a tomar fotos, pero nada parecía tentador, para que pudiera olvidar