— Helena, ¿Dónde diablos estabas metida? La rubia podía ser escandalosa y metiche, pero cuidaba en extremo la impresión que daba de su persona a todo el mundo, incluidos los maestros, lo había aprendido de su madre que siempre le decía que la imagen debía estar ante todo. — Sabes que llegar tarde nos hace ver mal, ¿Verdad? —Lo siento, me entretuve con Adam y luego llevo la Dra. Frazer... — ¿El becario de antropología? Bueno, Helena, pero estás arrasando con todo, al menos deja algo para mí je, je, je — Soltó Abby sorprendida. — No seas tonta, apenas he conversado con él un par de veces, pero hoy sentí algo muy raro en esa oficina... — ¿Raro? ¿Raro como qué? — No estoy muy segura... Fue de algo en lo que estábamos hablando y luego la profesora Frazer se puso algo intensa... — Dijo frunciendo el ceño. Abby se encogió de hombros sin darle más cuerda al asunto. — Bueno, será mejor que dejemos la charla para más tarde, el profesor nos está mirando feo. Helena concluyó mientras com
Las chicas ya estaban por salir cuando de pronto un hombre alto y de traje cruzó la puerta del salón de belleza. Todos los ojos presentes en el lugar se giraron para ver el monumento que acababa de llegar, incluso se escuchó algún suspiro entrecortado y disimulado de laguna fémina.— ¡Vasil!, pensé que llamarías de nuevo, ¿Cómo supiste que estaría aquí?Exclamó Helena sorprendida mientras sentía como sus mejillas seguramente adoptaban el mismo tono de su cabello, y de inmediato, sin darse cuenta, comenzó a enrollar un mechón con su mano inconscientemente—Bueno, simplemente caminé por todo el centro comercial buscándote de salón en salón… No es que haya muchos realmente… — Explicó él con un de miradas sexis y arrebatadoras.La sonrisa de Helena se distendió de forma diáfana iluminando su rostro.—Bueno, Helena, nos vemos mañana, no llegues tarde, recuerda que estaremos como colaboradoras — Le recordó Abby mientras se despedía — Vasil, supongo que has sido invitado a la gala de mañana.
“…hijo de la Lunaaa…”La frase y la melodía quedaron colgadas en el aire como un eco en la cabeza de Vasil mientras se perdía en el azul profundo de los ojos de su amor destinado.— Eres tan hermosa como ter recodaba…Helena inclinó la cabeza en señal de interrogación sin comprender a lo que se refería.— Perdona, no me hagas caso, es que… dirás que estoy loco, pero siempre te imaginé así… — Se apresuró a decir antes de plantar suspicacias en la mente de la chica, no fuera a pensar que era alguna clase de acosador, o que estaba mal de la cabeza.— Dijiste que necesitabas decirme algo…— Ah, sí… eso… es que me llegó una invitación a un evento de beneficencia de la universidad, y quería preguntarte si… te gustaría venir conmigo…
Vasil siguió acercándose, acortando la distancia entre los dos con la mirada fija en los labios de Helena, mientras la chica temblaba como una hoja entre sus brazos y el corazón latía con una fuerza superior a cualquier cosa.Ella se dejó llevar, cerró los ojos y se abandonó contra su pecho esperando a que él diera el primer paso. Pero solo sintió los labios de Vasil en su frente y luego se alejó de ella tan rápido que apenas si se dio cuenta de que ya estaba sola.Cuando abrió los ojos, el auto de Vasil ya daba la vuelta y regresaba a la carretera.Se recostó a la puerta pensando en qué era lo que había hecho mal para que él se arrepintiera de besarla y saliera huyendo. Lo único que pensó es que tal vez no era suficiente para él, se sintió tan poca cosa, tan disminuida que las lágrimas se represaron en sus hermosos o
— ¡Aaachi!!!!! Demetrio seguía estornudando justo cuando Vasil cruzó por el portón y aparcó el vehículo en el garaje. — ¡Maldición! Seguramente pesqué un resfriado, ¡Pero esto es tan extraño! — ¿Sigues estornudando? — Preguntó el otro bajando del vehículo. — Sí, ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me enfermé… Limpiándose la nariz con un pañuelo. — Creo que eras humano todavía — Vasil trató de recordar poniéndose una mano en el mentón — Si, casi estoy seguro de eso. — Entonces no sé qué coños es lo que tengo — Soltó el Beta con enorme fastidio. — Puede ser algo en el ambiente… y hablando de eso… — Vasil se acercó al muro en donde estaba la nueva valla electrificada — Huele raro aquí… Pero antes de que pudiera seguir revisando de dónde provenía el mal olor, se acercó corriendo uno de sus hombres. — ¡Señor! ¡Señor! ¡Tiene que venir a ver esto! — Gritó uno de los chicos de la manada agitando
— ¡Hey!, Demetrio, hay algo que necesito que hablemos…Demetrio caminó detrás de su amigo con rumbo al despacho del Alfa.— Tú dirás…Le dijo tras cerrar la puerta a sus espaldas y sentarse en el cómodo sofá de piel.La habitación era elegante y gritaba dinero por todas partes, de la pared colgaban un Pollock y un Krasner genuinos.— ¿Recuerdas que mañana es el evento de caridad en la universidad?— ¡Ah… sí! Lo había olvidado por completo con todo ese asunto de los lobos, el tónico y la seguridad.— Sin sumarle lo de tu cola rebelde... — Dijo Vasil con una sorrisita sarcástica.— No me lo recuerdes, me dañó un buen par de pantalones... y a todas estas, ¿Dónde se llevará a cabo?—
Abby había estado llamado con insistencia al teléfono de Helena, pero ella en realidad no quiso contestar, no tenía nada emocionante que contarle a la rubia. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué Vasil había estado a punto de besarla y que a último minuto se arrepintió? ¡No!, no iba a pasar por esa vergüenza ni porque ella fuera su mejor amiga. Se acomodó con el rostro enterrado en la almohada y después de casi deshidratarse de tanto llorar, se había quedado dormida. Comenzó por tener una vista aérea impresionante, un bosque fresco y frondoso con un aroma exquisito a pino silvestre. El aire cálido golpeaba contra ella de forma agradable. Dio un vistazo hacia abajo, y fue cuando lo vio. El fuego. Se había apoderado de una construcción hermosa, hecha de piedra pulida, elegante, pero no ostentosa, de líneas rectas como la arquitectura romana, el jardín y los campos de trigo ardían como paja y la casa crepitaba por dentro. La sintió extrañamente famil
Cuando se levantó, estaba entumida de frío, se dio una ducha caliente y se abrigó lo mejor que pudo, se asomó por la ventana, el paisaje estaba más blanco que nunca, y fue cuando lo vio. Él estaba ahí, justo en el lugar en donde se terminaba el claro y comenzaba la hilera de pinos centenarios del bosque.El lobo, su lobo, su salvador, esos grandes y expresivos ojos ambarinos con destellos dorados. Su pelaje plateado tenía rastros de nieve y estaba de pie junto a un árbol, bajo las ramas, en la sombra, esperando…Helena se pegó al vidrio de la ventana y los recuerdos de aquella noche golpearon con fuerza su mente. Vasil inclinó la cabeza como haciendo una pequeña caravana y trató de mirar con los ojos de Helena, buscó la conexión entre ellos, como la que tuvieron él y Freya, que era tan natural como respirar, aún más fácil y natural