Helena había silenciado su móvil por completo para evitar que las llamadas de Abby interrumpieran su cita. Por supuesto que al llegar a casa, tenía varias llamadas perdidas y un sin fin de mensajes de la rubia que comenzaban por hacer preguntas y terminaban con la típica frase: — ¡Bueno, si no quieres contarme, pues no importa! — Y añadió — Te estás comportando como una desagradecida. Helena sonrió. Sabía que su amiga no era ácida por gusto, solo era así, lo de chismosa le salía natural. No iba a dejarla dormir sin antes sacarle la información con detalle. Helena tecleó de regreso para responder. — Acabo de llegar. El teléfono no tardó en sonar. — ¿Y cómo te fue? ¡Cuéntamelo todo! Helena se dedicó a darle el reporte detallado de su cita con Vasil hasta llenarle el tanque de la curiosidad. La conversación se extendió hasta pasada la medianoche, cuando la pelirroja debió hacerse la dormida para dar por terminada la plática. El sonido del móvil la sacó de sus sueños, Helena se so
Adam se habían propuesto a conocer a Helena, y por supuesto ligar con la chica, la mayoría de los lobos tenía una pareja, si no su mate, o al menos alguien con quien sentirse acompañado mientras apareciera su amor destinado. Bueno, eso había escuchado en la manada y de su mentor, un lobo viejo y gruñón que había perdido a su esposa hacía tiempo y siempre parecía faltarle algo en la vida, como si la alegría de vivir se hubiera ido con ella. Él no podía saber ni de lejos lo que era conseguir a su mate, pero seguramente se parecía al capricho que ahora tenía por la pelirroja… ¡Ja, si claro! Nada más equivocado que eso. Ambos se dirigieron a la cafetería hablando animosamente sobre cómo suelen tejerse historias maravillosas alrededor de algún objeto que fue valioso para alguien importante, o solo por las creencias de un grupo de personas. Tomaron café y mientras hablaban la Dra. Frazer pasó a buscar algo para llevar, no tenía intenciones de salir de su oficina en todo el día, se le ha
— Vasil dijo que buscáramos lobos, así que por eso los trajimos — Contestó uno de los hombres que traía tras de sí a unos seis o siete lobos grises trotando tras de él, después de que los guardias se le quedaran mirando como bicho raro. — ¿Cuándo dijo eso el Príncipe? — Gruñó otro, uno de los encargados de cuidar el perímetro de la propiedad — ¿Para qué querría perros aquí? — Me dijo a mí que enviara por ellos… — Era la voz del Beta interrumpiendo la conversación de aquel par — ¿Cómo lograste que te siguieran? — Con ingenio… y algo de olor… — Admitió. La mayoría de los hombres lobos en el terreno de atrás de la propiedad se echaron a reír. — No les habrás dado la impresión de que estás en celo, ¿Verdad? Las risas prosiguieron. — ¡Qué inmaduros son! ¡Cualquiera que los escuchara diría que ninguno ha vivido más de un siglo! — Somos viejos, hombre, pero eso no nos ha quitado el sentido del humor… — Sí, claro, ya lo veo — Respondió incómodo mientras seguía caminando desnudo hacia
— Helena, ¿Dónde diablos estabas metida? La rubia podía ser escandalosa y metiche, pero cuidaba en extremo la impresión que daba de su persona a todo el mundo, incluidos los maestros, lo había aprendido de su madre que siempre le decía que la imagen debía estar ante todo. — Sabes que llegar tarde nos hace ver mal, ¿Verdad? —Lo siento, me entretuve con Adam y luego llevo la Dra. Frazer... — ¿El becario de antropología? Bueno, Helena, pero estás arrasando con todo, al menos deja algo para mí je, je, je — Soltó Abby sorprendida. — No seas tonta, apenas he conversado con él un par de veces, pero hoy sentí algo muy raro en esa oficina... — ¿Raro? ¿Raro como qué? — No estoy muy segura... Fue de algo en lo que estábamos hablando y luego la profesora Frazer se puso algo intensa... — Dijo frunciendo el ceño. Abby se encogió de hombros sin darle más cuerda al asunto. — Bueno, será mejor que dejemos la charla para más tarde, el profesor nos está mirando feo. Helena concluyó mientras com
Las chicas ya estaban por salir cuando de pronto un hombre alto y de traje cruzó la puerta del salón de belleza. Todos los ojos presentes en el lugar se giraron para ver el monumento que acababa de llegar, incluso se escuchó algún suspiro entrecortado y disimulado de laguna fémina.— ¡Vasil!, pensé que llamarías de nuevo, ¿Cómo supiste que estaría aquí?Exclamó Helena sorprendida mientras sentía como sus mejillas seguramente adoptaban el mismo tono de su cabello, y de inmediato, sin darse cuenta, comenzó a enrollar un mechón con su mano inconscientemente—Bueno, simplemente caminé por todo el centro comercial buscándote de salón en salón… No es que haya muchos realmente… — Explicó él con un de miradas sexis y arrebatadoras.La sonrisa de Helena se distendió de forma diáfana iluminando su rostro.—Bueno, Helena, nos vemos mañana, no llegues tarde, recuerda que estaremos como colaboradoras — Le recordó Abby mientras se despedía — Vasil, supongo que has sido invitado a la gala de mañana.
“…hijo de la Lunaaa…”La frase y la melodía quedaron colgadas en el aire como un eco en la cabeza de Vasil mientras se perdía en el azul profundo de los ojos de su amor destinado.— Eres tan hermosa como ter recodaba…Helena inclinó la cabeza en señal de interrogación sin comprender a lo que se refería.— Perdona, no me hagas caso, es que… dirás que estoy loco, pero siempre te imaginé así… — Se apresuró a decir antes de plantar suspicacias en la mente de la chica, no fuera a pensar que era alguna clase de acosador, o que estaba mal de la cabeza.— Dijiste que necesitabas decirme algo…— Ah, sí… eso… es que me llegó una invitación a un evento de beneficencia de la universidad, y quería preguntarte si… te gustaría venir conmigo…
Vasil siguió acercándose, acortando la distancia entre los dos con la mirada fija en los labios de Helena, mientras la chica temblaba como una hoja entre sus brazos y el corazón latía con una fuerza superior a cualquier cosa.Ella se dejó llevar, cerró los ojos y se abandonó contra su pecho esperando a que él diera el primer paso. Pero solo sintió los labios de Vasil en su frente y luego se alejó de ella tan rápido que apenas si se dio cuenta de que ya estaba sola.Cuando abrió los ojos, el auto de Vasil ya daba la vuelta y regresaba a la carretera.Se recostó a la puerta pensando en qué era lo que había hecho mal para que él se arrepintiera de besarla y saliera huyendo. Lo único que pensó es que tal vez no era suficiente para él, se sintió tan poca cosa, tan disminuida que las lágrimas se represaron en sus hermosos o
— ¡Aaachi!!!!! Demetrio seguía estornudando justo cuando Vasil cruzó por el portón y aparcó el vehículo en el garaje. — ¡Maldición! Seguramente pesqué un resfriado, ¡Pero esto es tan extraño! — ¿Sigues estornudando? — Preguntó el otro bajando del vehículo. — Sí, ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me enfermé… Limpiándose la nariz con un pañuelo. — Creo que eras humano todavía — Vasil trató de recordar poniéndose una mano en el mentón — Si, casi estoy seguro de eso. — Entonces no sé qué coños es lo que tengo — Soltó el Beta con enorme fastidio. — Puede ser algo en el ambiente… y hablando de eso… — Vasil se acercó al muro en donde estaba la nueva valla electrificada — Huele raro aquí… Pero antes de que pudiera seguir revisando de dónde provenía el mal olor, se acercó corriendo uno de sus hombres. — ¡Señor! ¡Señor! ¡Tiene que venir a ver esto! — Gritó uno de los chicos de la manada agitando