Pov Keira ¿Cómo puedes luchar contra algo que simplemente no puedes tocar? Esa era la pregunta que nos hacíamos todos con nuestras expresiones, dándonos cuenta de que nuestro enemigo no sería nada fácil de destruir. —Mis visiones llegan hasta aquí; necesitarán estar juntos si piensan ganar—. Ella se giró hacia Xantea, que permanecía en silencio. —Es momento de que tomes lo que es tuyo. Mis hermanos te ayudarán; debes estar en tres días en tu Reino. Una vez que la luna en el cielo desaparezca, da el golpe final, Xantea, o será muy tarde. Ella asintió, abrazándose a sí misma mientras sus compañeros se acercaban para dejar un beso en cada lado de su cuello, donde llevará sus marcas. —Los demás, retírense. Déjenme a solas con Ethan y su compañera. La cueva volvió a su estado natural; todos comenzaron a salir, dejándonos a los tres solos. —Acerquense. Ethan tomó mi mano, guiándome hasta el borde del estanque, donde pude admirar a los peces, mejor. —Sé lo que buscas, Ethan,
Pov Ethan Hoy era el día; por fin regresaríamos a casa después de tanto. No es que fuera mucho, pero se sintió como una eternidad. Parado frente a la reja que nos separa del mundo exterior, recorro el lugar con la mirada: el bosque denso que pronto nos recibirá, la suave brisa moviendo sus hojas verdes mientras los primeros rayos de sol iluminan el cielo. Me doy la vuelta mirando la manada, dos magníficas estructuras que te permiten ver la inmensidad desde las alturas. La cascada que cae en medio de ellas crea una humedad que flota en el aire, convirtiéndose en un arcoíris cuando los rayos del sol la acarician. Cierro los ojos, dejando que el frío matutino calme mis músculos tensos y el remolino de pensamientos sobre lo que se viene. Se puede percibir en el aire la oscuridad, la tensión palpable de una guerra que ya está a las puertas, de una guerra que dejará a su paso más destrucción que esperanza. Espero que la Diosa nos ayude porque esto no será fácil. —Ethan. Abro los oj
Pov Keira Avanzar tanto en el día como en la noche ya no era seguro. Hay más movilizaciones de esas bestias con garras y grandes colmillos. No se veían igual que la última vez; parecían más grandes, más siniestras, con una energía abrumadora. Nos escondimos entre algunos arbustos más allá de ellos. Teníamos el viento a nuestro favor y la luna hoy estaba totalmente oscura, lo que significa que Xantea ya debe estar dando su golpe. «Ojalá lo logre», dice Alba. Ethan analiza con cuidado sus movimientos, lo que hacen, cómo se mueven y por qué. Alba da algunos pasos acercándose a él, tratando de ver algo, pero somos las más bajas de todo el grupo. Sus garras afiladas acarician nuestro pelaje con suavidad, aunque toda su concentración esté en lo que tenemos al frente. Veo que sus ojos brillan; debe estar comunicándose con Mara. Yo solo puedo permanecer en la oscuridad por ahora. Un suave empujón me anima a seguir; una vez que Anouk avanza, vamos tras él. No los estamos evitando; lo
Pov KeiraEl bosque entero resuena con garras y colmillos, enviando una amenaza clara hacia nosotros.Tratan de intimidarnos, esperando a que nos detengamos a toda costa.Entre las sombras hay algo más que se mueve con la brisa que bate las hojas con fuerza, una energía que no pasa desapercibida.Se mueve rápido, trata de cortarnos el paso y, si no hacemos algo pronto, nos rodearán.Desesperada, miro a Ethan, esperando que entienda lo que quiero decirle; sin embargo, no hay respuesta, no hay nada.Alba está menguando, puedo sentirlo en sus músculos cansados, en sus resoplidos erráticos tratando de soportar el ardor que nos atraviesa a ambas.El primer eco de un rugido llega a mis oídos, luego el golpe de su cuerpo al caer sobre la tierra. Nos tienen, ya nos tienen.Pronto, toda la brisa se detiene de golpe, el ambiente a nuestro alrededor se vuelve frío y el aire tan denso que se te hace casi imposible respirar.Giramos hacia un lado para ver la niebla alzándose a nuestro alrededor, c
Pov KeiraLlegamos al Reino de Artron, cansados, agotados y con algunos golpes por el difícil camino.Los primeros en recibirnos fueron los guerreros que, al ver a Ethan, se inclinaron pasándole una capa para que se cubriera.—Ella está herida, por favor, que la vea un sanador, de preferencia mujer— se la entregué a una doncella, mirando cómo se alejaba, toda tensa y asustada, observando a todos los hombres que caminan de un lado a otro.El castillo ya estaba listo, al menos por fuera; por dentro no estoy segura.—Keira, ayúdame con esto.Tomé el bolso que me dio Mara mientras ella ayuda a caminar a su compañero. Ethan logró calmarlo, pero eso no significa que su poder esté estable.—Delta Mara— se acercó un guardia trotando hacia ella—, el príncipe nos ordenó guiarlos hasta adentro para que descansen. Dijo que se quedarían aquí hasta que… el Alfa pueda recuperarse.Seguimos al guardia hasta adentro del castillo; todo parecía estar tal como lo recuerdo cuando estuve aquí limpiando los
Pov Leina Creí que esta sería la noche más especial de mi vida, que por fin conocería a mi loba como tanto deseé, pero nada de eso sucedió. Ahora solo escucho como mi padre, el ex beta de la manada, discute con el antiguo Alfa y su hijo, el Alfa actual; sobre mi expulsión. La manada al rededor se mantiene en silencio, las miradas con burla de las lobas que codiciaban mi lugar no se hacen esperar. —Ella es tu compañera Reiner, expulsarla sería dejarla sin protección, allá afuera hay demasiados renegados y bárbaros. —Yo necesito una compañera fuerte, una Luna que pueda ser capaz de proteger a su gente, su loba no despertó, por lo tanto, no le sirve ni a la manada ni a mí. Las palabras de mi compañero se clavan como un fuerte puñal en mi corazón. Las lágrimas quieren salir, pero no dejaré que ellos vean mi debilidad. —Reiner, por favor, es mi hija, piensa en estos dos años que tardaste esperándola. Apreté los puños de rabia, observando como mi padre se arrodilla ante él, s
Pov Leina Mi padre tomaba el manojo de llaves y metía una a una en la pequeña ranura de la puerta. Sus manos temblaban haciendo que se cayeran las llaves varias veces, volviendo a comenzar de cero. —Papá, dime qué es lo que pasa, ¿Reiner está bien? Pregunté aun pensando en el momento en que acepté su rechazo, parecía que a él lo estaba matando. —Está vivo, es todo lo que sé, pero su padre mandó a preparar un escenario para ti, serás ejecutada por intentar acabar con la vida del Alfa. En ese momento la cerradura resonó en el espacio frío, la reja se abrió con un chirrido y mi padre comenzó a arrastrarme hacia la salida. Las antorchas iluminan el pasillo, creando sombras en las celdas que permanecían vacías. Podía escuchar como las ratas se arrastraban en la oscuridad huyendo de nuestra presencia. Las paredes de piedra negra se cerraban sobre mí, haciéndome sentir asfixiada. —Papá, espera… —Escucha bien Leina, te ayudaré a llegar a la cascada, una vez que la cruces
Pov Leina Traté de alejarme de él hasta conseguir algo con que defenderme y fue cuando mis manos se toparon con una piedra. El lobo me mostró sus colmillos listos para saltarme encima. Esta era mi oportunidad. Tomé la piedra con fuerza y se la lancé, golpeándolo en la cabeza. Aproveché la oportunidad de su descuido para levantarme y correr con todas mis fuerzas. Escuché otros aullidos cerca. Más lobos renegados se acercaban. No podré salir de esto, me alcanzarán y luego… «Saldremos de esto, confía en mí, confía en ti, llega al río» Me detuve en seco casi cayendo al vacío, la tierra se desprendía bajo mis pies perdiéndose en el agua que corría a gran velocidad abajo. Varios gruñidos llamaron mi atención y me giré para verme rodeada de al menos unos ocho renegados. Comenzaron a avanzar hacia mí. Este es mi fin. —AHHGR— grité apretando mis dientes, caí de rodillas sin entender qué pasaba, el dolor de mi cuerpo era horrible y abrumador. Vi mis man