Pov Bastian Llegué a mi habitación más que frustrado; esa reunión fue demasiado incómoda después de la llegada de esa mujer con su ropa descarada. El olor de ese Alfa me tenía con ganas de arrancarle la cabeza y ni sé por qué. «También querías arrancárselas a tu beta y gamma por la misma razón». «Esa mujer… esconde algo, no sé qué es, pero pronto lo sabré y solo espero que sea lo suficientemente grave para deshacerme de ella, tal cual como quise desde que pisó la arena». En eso, la puerta se abre y entra Gena; por su cara ya sé que no son buenas noticias. —Bastian, primero lo primero: tu compañera, no hay rastro; nadie la ha visto y, al menos, diré que esto es un punto bueno. No ha ido a ver a su familia, así que… debe ser por miedo a que lleguen allá. —¿Y lo otro? —Algo no está bien; hay movimiento en la manada de Guillermo. Una parte de su ejército se está movilizando, pero aún no sabemos a dónde. Cambian de dirección de forma extraña. Me quedé analizando todas sus opciones
Pov Leina Luego del entrenamiento, se hizo una cena especial para festejar el aniversario de la toma del puesto de la líder Gena. A mí me daba igual estar, pero ya tenía planes ocultos. Apreté con fuerza el polvito que logré conseguir de las doncellas de Neil mientras me dirigía hacia la cocina, tratando de no llamar la atención. Mi excusa para salir fue ir al baño, pero ahora me encuentro espiando las bandejas que se van a servir. Cuando colocan la bandeja y la copa del bestia, espero a que la doncella salga para correr rápido hacia allí. Abrí la bolsita para rociar con cuidado el polvito no solo en la comida, sino también en la copa de vino. Bueno, ¿qué más da echarlo todo? Vacíe todo el contenido que no deja nada de olor. Me iba a ir cuando algo en la mesa de atrás llamó mi atención: una botella de picante. Muerta de la risa para mis adentros, la tomé y vertí un montón sobre la comida. Salí regresando en silencio y, luego de unos minutos, trajeron las bandejas. Estuve at
Pov Bastian. Me encontraba de nuevo en la habitación. Movía mi pierna con desespero mientras estaba sentado, tomado de la cabeza. ¿Quién demonios era esa mujer? ¿Cómo se atrevió a hacerme esto? Con un rugido, tomé la cama, lanzándola por toda la habitación. El desespero, la rabia y el dolor consumiéndome por completo. Un enorme cargo de conciencia que me estaba haciendo perder la cordura. «Ella va a rechazarnos, Bastian. Cuando se entere, va a rechazarnos. Tenemos que encontrar a esa mujer y despedazarla. ¡LA QUIERO MUERTA!» Thorin camina de un lado a otro, tan desesperado como yo. Todo esto fue planeado, pero ¿quién se atrevería a tanto para esto? Nadie en su sano juicio se atreve a desafiarme de esa forma. Necesitaba recordar algo, cualquier cosa de esa mujer, pero todo lo que venía a mí eran las imágenes de ella sobre mí, restregándose sobre nosotros, su cara cubierta con un velo. Demonios, no sé qué nos pasaba que hasta su olor nos confundió. —¡Aggrrrr!…— me dejé caer s
Pov Leina —¿Qué hay de tu compañera? ¿No piensas esperarla? Él me dio una rápida mirada y solo lo vi mirar la carne entre el fuego. Algo en sus ojos se removía, demasiado sutil para poder verlo. —Ella murió a manos del Alfa Guillermo. Antes, seguía a su manada y era su hombre más leal, pero en el momento en que sus manos derechas pusieron el ojo sobre ella… Apretó la vara con fuerza, los músculos de su cara se tensaron y estoy segura de que está por romperse los dientes. —Me la arrebataron, me obligaron a ver cómo la violaban sin descanso uno tras otro. Guillermo fue el último, la destrozó, la humilló y, a lo último, le cortó la garganta. Abrí la boca para decir algo, mi corazón sangraba y los sentimientos de esos días querían salir, pero los mandaba al fondo donde no pudieran regresar. Yo no era la mejor para darle palabras de consuelo. —Masacraron a mi manada y a mí… me dejaron mal herido para que muriera, y ahí fue donde él llegó— me dice, señalando al hombre que habla con
Pov Narrador El cielo claro pronto se tornó gris; las pequeñas gotas de lluvia caían pesadas sobre la atmósfera, que estaba a punto de estallar. De la cortina de humo emergió un lobo blanco; una cicatriz rasgaba su cara y otras tres adornaban su lomo. Sus ojos, fijos en Bastian, su mayor rival, hoy le iban a demostrar cuánto poder de destrucción podría causar. Más allá de ellos, donde estaba la otra pequeña parte de su ejército, llegó el ejército restante de Bastian. Ailen se preparaba para recibir órdenes cuando el galope de varios caballos llamó su atención. —Sacerdotisa, no debería estar aquí. —Si lo estoy, es porque debo estarlo. No te preocupes, hoy no será esa batalla, aún no. Ella miró directo hacia donde estaba Leina; en sus ojos había preocupación y miedo. Tanto Leina como Ava estaban perdidas; todo su mundo desapareció a su alrededor en el momento en el que aquel lobo captó toda su atención. Todo fue por él; su vida y su mundo se derrumbaban por él. Los cue
Pov Bastian Estuve sentado día y noche fuera de mi habitación. La sacerdotisa solo entraba a ver a Leina y luego salía sin decirme nada. Alcé mi vista para ver el cielo oscuro. Era como si el sol nos hubiese abandonado. Jamás en toda mi vida había visto o presenciado algo como esto. Tampoco en nuestras historias, ningún libro que hable sobre las lobas bendecidas menciona esto. Lo que me hace mirar en dirección a la puerta de mi habitación. Leina es por mucho, diferente y especial; no parece saber nada de quién es. «Parece que la Diosa mandó un lienzo en blanco y eso puede ser peligroso, Bastian. Esta oscuridad ha cubierto la tierra más días de los esperados y eso solo significa que ella es importante». Me sentía agotado mentalmente; necesitaba asegurarme primero de que ella estaba bien antes de ocuparme del resto. Entrecerré los ojos, recordando todos los acontecimientos de los últimos días. Tengo muchos ajustes de cuentas que hacer y el principal es con Neil. «¿Y a ti quién
Pov Leina Creí que esta sería la noche más especial de mi vida, que por fin conocería a mi loba como tanto deseé, pero nada de eso sucedió. Ahora solo escucho como mi padre, el ex beta de la manada, discute con el antiguo Alfa y su hijo, el Alfa actual; sobre mi expulsión. La manada al rededor se mantiene en silencio, las miradas con burla de las lobas que codiciaban mi lugar no se hacen esperar. —Ella es tu compañera Reiner, expulsarla sería dejarla sin protección, allá afuera hay demasiados renegados y bárbaros. —Yo necesito una compañera fuerte, una Luna que pueda ser capaz de proteger a su gente, su loba no despertó, por lo tanto, no le sirve ni a la manada ni a mí. Las palabras de mi compañero se clavan como un fuerte puñal en mi corazón. Las lágrimas quieren salir, pero no dejaré que ellos vean mi debilidad. —Reiner, por favor, es mi hija, piensa en estos dos años que tardaste esperándola. Apreté los puños de rabia, observando como mi padre se arrodilla ante él, s
Pov Leina Mi padre tomaba el manojo de llaves y metía una a una en la pequeña ranura de la puerta. Sus manos temblaban haciendo que se cayeran las llaves varias veces, volviendo a comenzar de cero. —Papá, dime qué es lo que pasa, ¿Reiner está bien? Pregunté aun pensando en el momento en que acepté su rechazo, parecía que a él lo estaba matando. —Está vivo, es todo lo que sé, pero su padre mandó a preparar un escenario para ti, serás ejecutada por intentar acabar con la vida del Alfa. En ese momento la cerradura resonó en el espacio frío, la reja se abrió con un chirrido y mi padre comenzó a arrastrarme hacia la salida. Las antorchas iluminan el pasillo, creando sombras en las celdas que permanecían vacías. Podía escuchar como las ratas se arrastraban en la oscuridad huyendo de nuestra presencia. Las paredes de piedra negra se cerraban sobre mí, haciéndome sentir asfixiada. —Papá, espera… —Escucha bien Leina, te ayudaré a llegar a la cascada, una vez que la cruces