Pov Leina —Oiga, mi señor, yo quiero a la hembra, ¿me la puedo quedar? Me giré en dirección a la voz para ver a uno de esos Alfas mirarme como si fuera un pedazo de carne. —Es bastante guerrera; me pregunto si será así en la cama. Todos comenzaron a reírse de su mal chisme mientras yo ayudaba a esta niña a levantarse. —Parece que viene en combo, pero yo nada más quiero a la de traje negro. Ya me la imagino cabalgándome como toda una fiera. Te voy a hacer cabalgar, pero sobre tu propia espada, cabr0n. Todas las risas y el ruido se callaron de repente, lo que me hizo mirar en su dirección para ver a la mujer de pie. —Es una traficante y a ustedes parece que se les olvidó. —No, mi señora, no se nos olvida, pero mírela, es una buena guerrera. Ahora todos los ojos estaban sobre mí, incluidos los de ella y el miserable de mi compañero. Me dan ganas de clavarle la espada a él. «Primero hay que mutilarle el coso por prostituto». —Alfa Neil, traiga a su bestia y que acabe con esto
Pov Leina Hice una mueca de dolor al tener de nuevo esas benditas esposas quemando mi piel. La chica a mi lado no dejaba de llorar y me daban ganas de cachetearla, así como mi tío lo hizo. —Oye, de verdad tienes que dejar de llorar. Entiendo que estás asustada, que no sabes qué pasará ahora, pero tus lágrimas no resolverán tus problemas. —Analiza todo: tu entorno, traza un mapa y ahí comenzarás a crear planes de cómo escapar. Y si no puedes escapar, entonces crea un plan donde logres sobrevivir. Ella alzó sus ojos llorosos y luego se los limpió con las manos que, al igual que las mías, están encadenadas. —Mi señor… Todos volteamos para ver entrar al bestia con la mujer tomada de su brazo. —Muy buena captura hoy, señores. Aún quedan muchos de esos allá afuera. Gracias al Alfa supremo, ahora tenemos más trabajo, pero por hoy celebremos. Ava gruñía de molestia al escuchar la melodiosa voz de la rubia. Ya no sé si es porque no le gusta o porque está tomada del brazo que se supone
Pov Leina Tomé una gran bocanada de aire para hacer esto. Caminé dando pequeños pasos para que la raja del vestido no se abriera y dejara ver más de lo que no quiero. Bell me sigue más atrás, tratando de taparse con mi presencia, con sus manos fuertemente agarradas a su corto vestido. Yo, en cambio, muestro una postura más segura, a pesar de que por dentro me tiemble todo. Mi cabeza altiva demuestra que yo no les tengo miedo. Mi mirada asesina está fija en ese hombre que solo pasa su mirada por mi cuerpo y luego la desvía como si fuera nada. Me las vas a pagar, solo espera. Me paré al lado de mi nuevo "amo", esperando a que me diera la orden de sentarme. —Oye, Neil, no seas así y dinos cómo fue la noche con la belleza a tu lado. —Sí, dinos. Bajé la cabeza para tratar de ocultar mi risa. Ya quiero que hable de "nuestra maravillosa noche" para que llegue a sus oídos. —Comenzando con que no la pienso compartir, no aún; aún no saboreo todo su cuerpo como es. Posa su mano en mi
Pov Bastian Llegué a mi habitación más que frustrado; esa reunión fue demasiado incómoda después de la llegada de esa mujer con su ropa descarada. El olor de ese Alfa me tenía con ganas de arrancarle la cabeza y ni sé por qué. «También querías arrancárselas a tu beta y gamma por la misma razón». «Esa mujer… esconde algo, no sé qué es, pero pronto lo sabré y solo espero que sea lo suficientemente grave para deshacerme de ella, tal cual como quise desde que pisó la arena». En eso, la puerta se abre y entra Gena; por su cara ya sé que no son buenas noticias. —Bastian, primero lo primero: tu compañera, no hay rastro; nadie la ha visto y, al menos, diré que esto es un punto bueno. No ha ido a ver a su familia, así que… debe ser por miedo a que lleguen allá. —¿Y lo otro? —Algo no está bien; hay movimiento en la manada de Guillermo. Una parte de su ejército se está movilizando, pero aún no sabemos a dónde. Cambian de dirección de forma extraña. Me quedé analizando todas sus opciones
Pov Leina Luego del entrenamiento, se hizo una cena especial para festejar el aniversario de la toma del puesto de la líder Gena. A mí me daba igual estar, pero ya tenía planes ocultos. Apreté con fuerza el polvito que logré conseguir de las doncellas de Neil mientras me dirigía hacia la cocina, tratando de no llamar la atención. Mi excusa para salir fue ir al baño, pero ahora me encuentro espiando las bandejas que se van a servir. Cuando colocan la bandeja y la copa del bestia, espero a que la doncella salga para correr rápido hacia allí. Abrí la bolsita para rociar con cuidado el polvito no solo en la comida, sino también en la copa de vino. Bueno, ¿qué más da echarlo todo? Vacíe todo el contenido que no deja nada de olor. Me iba a ir cuando algo en la mesa de atrás llamó mi atención: una botella de picante. Muerta de la risa para mis adentros, la tomé y vertí un montón sobre la comida. Salí regresando en silencio y, luego de unos minutos, trajeron las bandejas. Estuve at
Pov Bastian. Me encontraba de nuevo en la habitación. Movía mi pierna con desespero mientras estaba sentado, tomado de la cabeza. ¿Quién demonios era esa mujer? ¿Cómo se atrevió a hacerme esto? Con un rugido, tomé la cama, lanzándola por toda la habitación. El desespero, la rabia y el dolor consumiéndome por completo. Un enorme cargo de conciencia que me estaba haciendo perder la cordura. «Ella va a rechazarnos, Bastian. Cuando se entere, va a rechazarnos. Tenemos que encontrar a esa mujer y despedazarla. ¡LA QUIERO MUERTA!» Thorin camina de un lado a otro, tan desesperado como yo. Todo esto fue planeado, pero ¿quién se atrevería a tanto para esto? Nadie en su sano juicio se atreve a desafiarme de esa forma. Necesitaba recordar algo, cualquier cosa de esa mujer, pero todo lo que venía a mí eran las imágenes de ella sobre mí, restregándose sobre nosotros, su cara cubierta con un velo. Demonios, no sé qué nos pasaba que hasta su olor nos confundió. —¡Aggrrrr!…— me dejé caer s
Pov Leina —¿Qué hay de tu compañera? ¿No piensas esperarla? Él me dio una rápida mirada y solo lo vi mirar la carne entre el fuego. Algo en sus ojos se removía, demasiado sutil para poder verlo. —Ella murió a manos del Alfa Guillermo. Antes, seguía a su manada y era su hombre más leal, pero en el momento en que sus manos derechas pusieron el ojo sobre ella… Apretó la vara con fuerza, los músculos de su cara se tensaron y estoy segura de que está por romperse los dientes. —Me la arrebataron, me obligaron a ver cómo la violaban sin descanso uno tras otro. Guillermo fue el último, la destrozó, la humilló y, a lo último, le cortó la garganta. Abrí la boca para decir algo, mi corazón sangraba y los sentimientos de esos días querían salir, pero los mandaba al fondo donde no pudieran regresar. Yo no era la mejor para darle palabras de consuelo. —Masacraron a mi manada y a mí… me dejaron mal herido para que muriera, y ahí fue donde él llegó— me dice, señalando al hombre que habla con
Pov Narrador El cielo claro pronto se tornó gris; las pequeñas gotas de lluvia caían pesadas sobre la atmósfera, que estaba a punto de estallar. De la cortina de humo emergió un lobo blanco; una cicatriz rasgaba su cara y otras tres adornaban su lomo. Sus ojos, fijos en Bastian, su mayor rival, hoy le iban a demostrar cuánto poder de destrucción podría causar. Más allá de ellos, donde estaba la otra pequeña parte de su ejército, llegó el ejército restante de Bastian. Ailen se preparaba para recibir órdenes cuando el galope de varios caballos llamó su atención. —Sacerdotisa, no debería estar aquí. —Si lo estoy, es porque debo estarlo. No te preocupes, hoy no será esa batalla, aún no. Ella miró directo hacia donde estaba Leina; en sus ojos había preocupación y miedo. Tanto Leina como Ava estaban perdidas; todo su mundo desapareció a su alrededor en el momento en el que aquel lobo captó toda su atención. Todo fue por él; su vida y su mundo se derrumbaban por él. Los cue