Pov Kian Cortaba uno tras otro, extremidades cayendo, la sangre salpicando por todas partes. Xantea dijo un par de minutos que ha se habían hecho más largos. Eran duros, demasiado; perdían un brazo y seguían peleando con el otro de una forma más agresiva. —XANTEA, J0DER, MÚEVETE. —ESTOY EN ESO, DAME TIEMPO, YA CASI. Aún quedaban muchos, más de ocho tal vez, y aunque suene poco, lo cierto es que parece que lucháramos contra un ejército. —Ya está, ustedes crucen, vamos, yo me encargo de ellos. Uno a uno, mis hombres y los lobos fueron entrando; no pretendía dejar sola a Xantea en una lucha casi a muerte. Pensé que necesitaría mi ayuda, pero ver su forma de pelear entre su loba y la magia me sorprendió bastante. ¿Qué ha estado haciendo en todo este tiempo desaparecida? La ayudé a acabar con el último, quedando totalmente exhaustos; esto no formaba parte del plan. —Dame un momento, Kian, solo un momento, necesito recuperarme. Miré los cuerpos a mi alrededor; ninguno
Pov Keira—Ese cabr0n, permití que mi hija se fuera con él pensando que estaba segura y ahora me entero de que su Reino fue atacado.Otra mesa voló por los aires estrellándose contra las paredes en construcción del nuevo castillo.—Cuando lo tenga de nuevo frente a mí, voy a quebrarle cada maldit4 extremidad antes de cortarle la garganta.Todos nos mantuvimos en silencio escuchando los planes de tortura que el Rey Bastian va a infringirle a alguien.Habla claramente de partirlo como una ramita, jugar con sus pelotas como si fueran canicas y, una vez más, cortarle la garganta.Pobre hombre, no lo conozco, pero lo compadezco; solo espero que, después de tantas cortadas de garganta, siga vivo.—Bastian, Juliette es una mujer grande y bien entrenada— su compañera se acerca tomando las garras que tiene por manos—. Recuerda quién la entrenó; lo hiciste tú y lo hiciste muy bien. Nuestra princesa sabe cómo protegerse.Ethan me rodeó con sus brazos, seguramente al sentir el miedo de Alba; la p
Pov Ethan Ayudé a mi padre a organizar algunas cosas antes de irse. Está estresado, frustrado, como si cargara con el peso de todo el mundo encima, cuando claramente soy yo el que debería hacerlo. —Ethan, está de más decirte que te cuides en tu viaje. No sabes a lo que vas a enfrentarte allá. Por algo será que muchos intentan ir y nadie sale con vida. Llevas a tu compañera, tu alma gemela; no hagas nada que la ponga en riesgo. Estreché el abrazo de mi padre, con Thorin entrando en mi mente para animar a su cachorro. Decirlo así suena bastante raro, ya que ambos Lycans son igual de grandes e intimidantes. —Me alegra saber que la has aceptado. —Solo por ser tu compañera, eso lo sabes. Odio a los escamosos escupe fuego; aunque ella se ve bastante leal, es justa. Tal como debería serlo una reina. Deiros entró en ese momento; sus pasos vacilan, así como su postura. Trae en sus manos una carta que sé que va dirigida a Mara. Esto la va a romper. —Rey Alfa… —Déjala y lárgate a hacer
Pov Keira —Otra cosa que tienes que saber es que su Lycan saldrá a jugar contigo, y lo digo en más de un sentido. Abrí los ojos, limpiándome las lágrimas; seguramente ya debo tener la cara como un tomate, y su risita insinuante me lo confirma. —Estamos entre mujeres, no tienes por qué ser tan tímida. Ahora bien, sí, Anouk saldrá para interactuar contigo, ya sea para jugar, coquetear o querer intimar. En el último sentido, tienes que confiar en tu loba; ya mi Ava le anda dando buenas instrucciones. —¿Él también puede marcarme? —Lo hará. Los Lycan son más posesivos; eso quiere decir que, a la menor oportunidad, reafirmarán el vínculo. De resto, tendrás que soportar las mordeduras de Ethan. Toqué mi cuello, casi sintiendo el dolor. Ethan no puede ser tan despiadado, ¿o sí? Y pronto mi pregunta no formulada llegó. —Créeme, te marcará por posesividad, por celos, porque está feliz y porque sí. No busques ninguna lógica de por qué de repente te estás bañando tranquilamente y te asalta
Pov Keira Tomé el filo de la roca mojada para dar una última mirada antes de regresar. Nada, de seguro anda entretenido con mis pequeños distractores. Me levanté, mojando mis manos en la cascada para quitarme la tierra; iría a explorar más la cueva en lo que mi Lycan me encuentra. Me giré, estrellándome contra algo que no estaba allí. ¡Ay, no! Levanté mucho la cabeza para ver al enorme Lycan parado frente a mí, sus ojos rojos mirándome con total atención. ¿Cómo es que me encontró tan rápido y cómo es que no lo sentí? Quise escapar, pero fue inútil; sus manos me tomaron con cuidado, llevándome al interior de la cueva. ¿Asustada? Sí, Ethan va a cumplir su palabra. —Ahhh— grité, aferrándome con fuerza a su pelaje cuando se lanzó en el pequeño pozo. Tragué un poco de agua que, para mi sorpresa, estaba dulce, o tal vez es porque su olor se mezcla con mis papilas gustativas. Salí del agua, aún siendo sostenida por Anouk. Se acostó sobre la suave yerba, acusándome en su pec
Pov Keira Mi pecho sube y baja con violencia; me tiemblan las piernas, aunque mi cuerpo se siente más vivo que nunca. Mi centro aún palpita, pidiendo más. El hormigueo recorre mi piel, que vuelve a prenderse como fuego a punto de salirse de control. Algo se filtra en mi mente, un susurro que traspasa la lascivia que nubla mi pensamiento. "Mia" se repite una y otra vez, como un cálido río que recorre mi alma. Un gruñido cerca me hace exponer el cuello, dejando total acceso a mi Lycan, que raspa sus caninos peligrosamente. Todo mi ser le grita que lo haga; mi alma anhela pertenecer a él, así como mi cuerpo ya lo hace. Sus garras bajan por mi piel con delicadeza, recorriéndome sin apuro. Suspiro cuando su tacto llega de nuevo a mi feminidad, acariciándola con cuidado entre sus garras. Abro más mis piernas, aferrándome a su cuello, sus dedos haciéndome arder de placer. Cierro los ojos, disfrutando de ese suave toque que ya me tiene flotando en el aire. Su calor me abandonó.
Pov Juliette Algo muy suave arropa mi cuerpo; no puedo ver qué es, pero puedo sentirlo, así como también puedo sentir el dolor de cada herida y mi cara adolorida. Seguramente está bien hinchada. Abro los ojos con mucho esfuerzo, parpadeando un par de veces para acostumbrarme a la claridad. Levanto mi mano, llena de pequeños cortes, para poder tocar la bonita piel que me arropa. Es oscura, con tonos marrones. Me doy la vuelta para poder apoyarme sobre los codos y tomar impulso para sentarme. Quejidos dolorosos escapan de mis labios mientras mi respiración se hace pesada por el esfuerzo. Cuando por fin logro sentarme, tengo que tomarme un momento para poder recuperarme. Ya más calmada, analizo mi entorno, todo lo que me rodea, en dónde me encuentro. La cama en la que estoy es grande; al fondo de la gran carpa hay varios baúles y, del otro lado, una tina de madera con un estante de toallas a un lado. Terminada la inspección, me quito la sábana de piel de encima para poder
Pov Juliette Kian regresó poco tiempo después de que terminé de vestirme, o más bien, de cubrirme con lo poco que ya tenía puesto. Desayuné junto a él y, aunque ninguno habló en ese tiempo, no fue tan incómodo como pensé. —Bien, vamos, recuéstate en lo que atiendo tus heridas. Una sanadora vendrá en unos minutos; dijo que sabía lo que te habían dado para mantener a tu loba fuera. Me levanté con cuidado y llegué a la cama. Me recosté como dijo, mirando cómo se movía con algunas vendas y otros pequeños frasquitos que olían a esos brebajes de la sacerdotisa. —¿Fuiste tú quien me curó desde un inicio? —Así es. En mi ejército no hay mujeres, como seguramente ya habrás notado. —No sé de qué hablas, no sé nada—fingir demencia era lo mejor. Suspiró derrotado antes de continuar. —No iba a permitir que ninguno de mis hombres te viera completamente desnuda; fuera de eso, tengo más conocimiento en algunas plantas de curación que no afecten a Dara. Se sentó a mi lado, comenzando primero c