Narra Alessandro.
Corri de regreso a la casa para ver que la sangre en el piso ya habia sido limpiada y la ducha estaba funcionando. Amelia mí compañera sollozaba con fuerza. Agarre una toalla y la saqué de la ducha, cerré la llave del agua antes de llevarla a nuestra cama. Con ella en mi regazo, la dejé llorar.
—Tenemos que irnos—dijo ella sintiéndose culpable por haber matado a Esmeralda. Esto siempre sucedía la primera vez, con el tiempo matar se vuelve una costumbre, pero ella apenas se había transformado y no sabía cómo lidiar con todo esto. Con nuestro mundo.
Después de dedicarle unas palabras y decirle que lo que sucedió fue en defensa propia, se calmó. Ahora teníamos cosas que hacer todavía, así que ella comenzó a vestirse.
Todavía tenía otro bastardo con el que lidiar. ingresé a la ducha y cerré los ojos por unos segundos, pensado en la mierda que tenía que hacer. Luego salí y me cambié rápido.
—Lamento que tuvieras que matarla—le dije para con
Narra Amelia.Días después..Estaba parada en medio del salón donde daría mí presentación como vicepresidenta de Empresas Black.—Hola a todos. Es posible que algunos de ustedes ya me conozcan como la prometida del señor Black. Soy una nueva en el área, pero eso no significa que no seré eficiente en mí trabajo. Espero de su apoyo para nuestra empresa continúe creciendo como lo ha hecho hasta ahora. El Pilar de todo esto son ustedes, sin su trabajo nada sería posible, gracias por ser parte de este magnífico sueño. Espero poder cumplir sus espectativas—agregue—.Las puertas de mí oficina siempre estaré abiertas a sus sugerencias, gracias—finalice mí discurso, unos aplausos se escucharon después.Luego de esto regresé a mí nueva oficina.***El día laboral pasó rápidamente. Me puse de pie y salí, vi a Alessandro que me estaba esperando. Una sonrisa se apoderó de mi rostro, pero mantuve la calma y caminé hacia él.—¿Estás lista?
Narra Alessandro.Estaba cara a cara con el tío de Amelia. No debería intimidarme, pero era el hombre que la había criado. Su tia miró su vientre al momento de llegar, para verificar si nos casabamos por otras razones y sí, Amelia iba a tener nuestro primer cachorro, todavía no se le notaba mucho.—Gracias por enviarnos el avión. No me hubiera gustaba perderme la boda de mí hija por nada en el mundo —dijo refiriéndose a Amelia—. La felicidad de Amelia es de suma importancia para mí. Sin embargo, estoy sorprendido, por todo el dinero que tienes, no le creí cuando me lo contó pero eso es bueno para cuando tengan hijos, su provenir es lo primero—agregó—Ah, hijo. Ahí estás — dijo mi madre, acercándose a nosotros.—Hola, soy la doctora Alanis Black, la madre de Alessandro. tu Debes ser Alberto el tío de la novia del que tanto he oído—se presentó mí madre, él le correspondió el saludo—. Amelia ha hecho un gran trabajo como vicepresidenta, ella es fabulosa, aunque
Narra Amelia.—Vuelve aquí— grite corriendo detrás de mi hijo de cinco años que estaba saliendo de prisa por la puerta principal y cambiando de posición. Iba a tener un gran problema cuando su padre llegará a casa y, como un reloj, Alessandro se detuvo en el camino de entrada. Izan se detuvo y caminó de un lado a otro, esperando a su papá. No podía esperar para mostrarle lo que había aprendido, pero alguien podría haberlo visto.—¡Izan lo hiciste!—exclamó Alessandro al verlo en su forma lobuna.La cola de Izan se movió salvajemente, llena de orgullo—.Tu blusa está desabotonada—me dijo cuando estuvo cerca.Miré hacia abajo.—Oh, mierda—dije, estaba alimentando a Aurora y a Liam cuando Izan salió corriendo.—Izan entra ahora—le dije, un lloriqueo viene de mi pequeño lobo, pero tenía que aprender algunas cosas nuevas. En un segundo Izan estaba de la puerta.—Cambia de nuevo—le ordenó Alessandro, nuestro hijo lo hizo, mientras yo le &
Megan se había mudado al pueblo Chester algunas semanas atrás. La vida en la ciudad era demasiado agitada y su doctor le recomendó un lugar con un ritmo más lento, aunque debía seguir tomando sus medicamentos para la ansiedad. El aire fresco de Chester y la tranquilidad, había hecho maravillas en su salud mental.La gente del pueblo era una historia diferente. Les encantaba mirar fijamente, incluso señalar, probablemente porque era nueva y apenas se aventuraba a salir. Al menos en la ciudad tenía el anonimato. Megansacó su receta de medicamentos, ya que se le habían terminado, y necesitaba comprar más, no tenía auto así que decidió caminar, la distancia entre su departamento y la zona comercial no era mucha, al momento de llegar a la zona notó que había una farmacia, un bar, una tienda de abarrotes y una librería.Era casi de noche, el aire estaba un poco frío, así que se acomodó su abrigo. Después de compra
Narra Alessandro.El timbre de mí alarma sonó, despertándome de mi sueño erótico con la mujer de ojos azules con la cuál soñaba últimamente, no tenía idea de quién era. Me quejé al ver el sol brillando a través de las ventanas de mi sala de estar. Tomé el teléfono y vi que ya eran más de las ocho. Me metí a la ducha y me bañe antes de ponerme uno de mis trajes. Luego bajé las escaleras para luego prepararme una taza de café y una tostada, después salí de mí casa, bajo mí pies estaba dos periódico (diarios), uno de estos era independiente, escrito por Robert Smith, un periodista entrometido con poca ética laboral, se encargaba de dejar a mal a todo tipo de empresas de mayor éxito, negocios locales y hasta exponer aspectos personales de ciertos empresarios. En muchas ocasiones ha solicitado una entrevista conmigo, pero ese hombre era un humano desagradable, además tenía que tener oculto nuestra existencia. Después subí al auto con dirección a
Narra Amelia.Me desperté con un sudor frío, sentía un hormigueo en el cuerpo que me resultaba difícil de explicar. Era como si me devorara el éxtasis y me liberara el placer. Cada mañana me despertaba de la misma manera: sonrojada, sudorosa, sintiéndome exhausta y deseando más de él, de ese hombre de ojos cambiantes de color verde. Desde que me mudé a Chester he soñado con este hombre misterioso y no sabía la razón. Toda mi vida, nunca esperé necesitar a un hombre, pero este, sea quien fuera, había creado un vacío que sabía que solo él podía llenar.Me quite las sábanas un poco desorientada. Creo que este pueblo me estaba afectando. Todo era demasiado misterioso, habían una familia que al parecer gobernaba todo, estos eran los Black, Pero ciertas personas me daban una sensación sobrenatural; sin embargo, sabia perfectamente que no había forma de que existieran ese tipo de cosas. Quizás se debía porque la mayoría de las personas Vivian
Narra Alessandro.Ian y yo nos dirigiamos hacía las afueras de Chester donde nos reuniríamos con Gabriel Jones, el padre de Aston.— ¿Tu hermano reaccionó de forma exagerada, y nosotros somos los que debemos enmendarlo ?—mencionó frustrado mí beta.—Lo sé, pero tocó a mi hermana, y eso automáticamente puso en la mira a Aston. Solo quiero la palabra de su padre de que eso no volverá a pasar—le afirme.—¿Y una llamada telefónica no era suficiente?—comentó Ian.—Obviamente no. Si lo fuera, no iría. Ahora, ¿vas a conducir y dejar de quejarte ?—le dije enojado con ganas de golpear su cabeza contra el volante.—Joder, que humor que te cargas últimamente—mencionó—. solo trata de no actuar de esa manera con Jones, el es más viejo que tu y merece respeto—me recordó, el tenía razón él era el único de su edad con vida en Chester, cualquier duda que pudiéramos tener siempre acudiamos a él para consejos e información. Estaba
Narra Alessandro.No me esperaba que fuera humana, ya que nunca había escuchado que nuestra especie tuviera lazos con humanos, pero eso no me importaba. Finalmente había encontrado a mí compañera.— Soy Alessandro Black, vivo aquí en Chester—me presente.—Mi nombre es Amelia Beltrán—dijo ella poco después—.¿Qué quieres decir con compañera— preguntó nerviosamente apartando sus ojos de los mios para mirar hacia la carretera, como si me tuviera miedo.—Cálmate, amor. No te lastimaré. Nunca, jamás podría lastimarte—intente tranquilizarla, pero no estaba seguro si funcionaria por lo repentino de la situación—. Significa que tu fuiste destinada para mí por la diosa luna, tu eres mí otra mitad y nos complementamos juntos—le explique.—No entiendo esta conexión que siento—mencionó abrumada poco después de mí respuesta. Ella no tenia idea de lo que éramos y lo que significamos el uno para el otro. Decidi detener el auto a un lado de la carretera—.¿Qu