MaeveMe arrastraron por el caos de la base con una fuerza que no esperaba y no pude manejar.No me di cuenta de que era Ruan hasta que nos detuvimos en un pasillo casi desolado, lejos de los ojos de todos. Su sonrisa siniestra deformaba su rostro de una manera que enviaba escalofríos por mi espina dorsal.—Vamos a divertirnos, zorra.—Ellos no quieren que me mates —repliqué, intentando mantener la calma aunque por dentro estaba alerta, buscando cualquier oportunidad para escapar.—Te escapaste de nosotros, estoy segura de que Kane entenderá —dijo Ruan, su tono despreocupado no haciendo nada para calmar mis nervios.—¿No te molesta la muerte de Vinicius? —pregunté, intentando encontrar alguna fisura en su lealtad ciega.—Por favor, —puso los ojos en blanco con exasperación, —le era leal a Vinicius, pero Kane es mi Rey. Cualquier cosa que decida hacer, lo apoyo —su afirmación fue fría.Se rió con desprecio, una risa que resonaba desagradablemente en el pasillo vacío.—A diferencia de t
MaeveEthan no perdió tiempo; con una última mirada hacia mí, que no ocultaba su indiferencia y salió disparado hacia la salida más cercana.Su falta de preocupación por su propia hija no me sorprendió; después de todo, había demostrado su verdadera naturaleza una y otra vez. Era un egoísta, un arrogante que solo se preocupaba por sí mismo.Pero Kane reaccionó de manera diferente. Apenas el techo comenzó a desmoronarse, él estaba a mi lado.Antes de que pudiera darme cuenta de la seriedad del peligro, sus brazos me envolvieron con fuerza y me arrastró lejos. Su agarre era firme, seguro, mientras corríamos a través de los pasillos que temblaban con cada explosión.Corrimos durante lo que parecieron horas, esquivando obstáculos, saltando sobre escombros y evitando más caídas del techo.El aire estaba lleno de polvo y el ruido era ensordecedor, pero Kane no aflojó el paso, su determinación parecía inquebrantable. Sabía que, al menos por ahora, estaba a salvo con él.Finalmente, después d
Maeve—Lo entiendo. Y respeto tu decisión, —dijo Kane con su voz calmada, aunque sus ojos mostraron el dolor que intentaba ocultar.La habitación se quedó en silencio, muy denso y opresivo, mientras permanecimos uno frente al otro, como dos estatuas en un jardín olvidado.Pero antes de que pudiera volver a hablar o salir de la habitación, él hizo algo completamente inesperado.Avanzó con rapidez, su movimiento tan fluido y decidido que apenas tuve tiempo de reaccionar antes de que cayera de rodillas a mis pies. El gesto me sacudió, y un sobresalto me recorrió el cuerpo mientras lo observaba, llorando, vulnerable y suplicante, abrazarse a mi cintura.—Pero todavía no puedo dejarte ir. Te amo, Maeve Ryder. Y nada cambiará eso, —su voz se quebró, sus palabras eran un susurro ronco, lleno de dolor y sinceridad, que hizo que mi corazón se acelerara y al mismo tiempo se rompiera un poco más.—Sé que estoy siendo inmaduro y egoísta. Y sé que te mereces a alguien mejor que yo pero... No puedo
KaneEl agua caliente caía sobre nosotros disolviendo las manchas de sangre y el polvo que la batalla había dejado en nuestra piel.La vi cerrar los ojos bajo el chorro, las gotas cayendo por sus pómulos y labios, y sentí una urgencia abrumadora de estar más cerca de ella de una manera que no habíamos estado hace mucho tiempo.La atraje hacia mí, mis manos explorando la suavidad de su piel en contraste con el frío de los azulejos detrás de ella.Sus manos ansiosas, se enredaron en mi cabello, tirando suavemente, guiando mi boca hacia la suya. Un beso tierno, que pronto se intensificó, alimentado por el miedo de casi perdernos el uno al otro y por la pasión acumulada de nuestras almas luchando por reencontrarse.Mis manos bajaron por la curva de su cintura hasta sus caderas, sosteniéndola firme contra mí, sintiendo cada uno de movimientos en respuesta a mi toque.Cada gemido que escapaba de sus labios se mezclaba con el sonido del agua, y mis propios gemidos.La levanté, su cuerpo desl
KaneDesperté sintiéndome diferente.La suavidad de la primera luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas de la habitación.A mi lado, Maeve dormía profundamente.Con cuidado, deslicé mis dedos por su cabello, admirando la manera en que los mechones se enredaban alrededor de mi mano. El contacto suave pareció atraerla más cerca en su sueño, sus manos buscando instintivamente el calor de mi piel.Con delicadeza, pero con una intención clara, la maniobré moviendo su cuerpo para que quedara encima del mío. Sus piernas a ambos lados de mi cadera, me daba acceso directo a su sexo.Deslicé una mano entre nuestros cuerpos, llegando a su intimidad, mis dedos ya mojados con sus jugos.Siempre tan lista y dispuesta para mí.Ella aún luchaba contra el sueño para abrir los ojos, cuando tomé mi miembro y lo pasé por su entrada, la humedad y el calor que sentí me hizo gemir de necesidad.La penetré lentamente, colocando una mano en sus caderas para moverla sobre mí, aunque para ese momen
MaevePodía sentir la mirada de Kane quemando en mi espalda.Pero este era mi momento para demostrar que no solo era digna de Kane, sino también digna de ser su Reina.El vampiro era alto, con músculos grandes que indicaban su poder. Su mirada estaba fija en la mía, buscando algún signo de debilidad, pero me mantuve firme, mi postura despreocupada.—Está muy segura de ganar esto, ¿no es así? —su voz era un susurro desafiante que intentaba desestabilizarme.—Más segura de lo que tú pareces estar, —respondí con una sonrisa fría, intentando provocar su ira y ganar ventaja en su descuido.El vampiro gruñó y, sin más, lanzó un ataque rápido, su mano transformándose en una garra dirigida a mi cuello. Me incliné hacia atrás, esquivando su primer golpe con agilidad.Él, sorprendido por mi rapidez, no tardó en lanzar otro ataque, esta vez una patada baja destinada a derribarme.Giré sobre mí misma, evitando su pierna y aproveché la apertura para contraatacar. Mi puño conectó con su costado, un
MaeveLas semanas se deslizaron como sombras, y cada pista que seguíamos se desvanecía antes de que pudiéramos cerrar un círculo sobre Ethan.La frustración era cada vez más palpable en cada reunión que teníamos, pero a pesar del desánimo, la determinación por encontrarlo nunca flaqueó.Estábamos en la sala de guerra, rodeados de mapas y documentos por todos lados. Algunos de los vampiros más antiguos y poderosos, los pura sangre, estaban con nosotros.El aire estaba cargado de una tensión nerviosa, cada uno consciente de la amenaza que Ethan representaba no solo para nosotros, sino para todo el equilibrio del mundo sobrenatural.—No sería la primera vez que desaparece así, —suspiró uno de ellos, un vampiro llamado Alaric, que había visto más siglos pasar que cualquier humano podría imaginar. Llevó una mano al puente de su nariz, frotándola como si pudiera masajear la frustración de su mente.Estaba inclinada sobre la mesa, mis manos apoyadas sobre el mapa, con los dedos trazando las
Kane"Heredero," esa palabra resonaba en mi mente, retumbando con una intensidad que parecía hacer eco en cada rincón oscuro de mi existencia.Me paralicé, incapaz de moverme mientras los sollozos intermitentes de la mujer llenaban el aire. Mis manos temblaban ligeramente, la magnitud de lo que esa palabra implicaba golpeándome con una fuerza brutal.—Déjanos, —ordené con una voz que apenas reconocí como mía.La mujer asintió rápidamente, sus movimientos torpes y apresurados mientras huía de la habitación, dejando atrás un silencio que palpitaba con posibilidades.Una vez solos, miré a Maeve, observando cómo su pecho subía y bajaba con respiraciones agitadas, aún asustada por lo que había vivido hace nada.Me acerqué, cada paso hacia ella me costaba, como si caminara a través de una densa neblina. Al llegar a su lado, me dejé caer de rodillas a sus pies, sintiendo que el mundo entero se reducía a este momento.Mis manos, aún temblorosas, la rodearon por la cintura, y con cuidado coloq